Si has sido un padre demasiado permisivo y ahora quieres cambiar, este artículo es para ti
Ser un padre permisivo hace a los hijos impulsivos e intolerantes. Un niño irascible, que no acepta frustraciones tendrá menos bienestar en su futuro. Si quieres cambiar, dedica un minuto a leer este artículo.
Por: Maia Fernandez.
Como maestra tengo que lidiar diariamente con una gran cantidad de niños de diferentes personalidades o maneras de ser. Sucede actualmente con las nuevas generaciones de niños, en muchos casos los padres, por miedo a la violencia, han sido demasiado permisivos, se ha confundido el poner límites con ejercer presión negativa sobre ellos. Esto hace que en general sea más difícil llevar un grupo de niños adelante, sin desórdenes ni desequilibrios ya que están acostumbrados a no tener límites.
El trabajo en el aula de clase me permite ir viendo como, mientras hay niños que aceptan sugerencias, que son tolerantes y receptivos, hay otros que son caprichosos, que se dejan llevar por sus impulsos negativos, se enojan con facilidad y hasta suelen golpear a sus compañeritos cuando estos no responden como ellos quieren.
Es fundamental como adultos educadores, ya seamos padres o maestros, ayudarlos a que logren un control de sí mismos, que aprendan a aceptar a cada persona y a las diferentes circunstancias de la vida como son, que acepten las equivocaciones como una parte fundamental de los procesos de aprendizaje. Es en la etapa de la niñez el momento adecuado para corregir este tipo de comportamientos, ya que cuando sean adolescentes ya su personalidad estará completamente formada y será mucho más difícil. ¿Cómo lograrlo? Aquí hay unas sugerencias sobre qué normas y actitudes enseñarles:
1- Tranquilidad.
Ante los errores, debemos permanecer tranquilos, sin frustrarnos sino aprendiendo de los mismos. Todo error deja una enseñanza.
2- Paciencia.
Hay que tener paciencia, aprender a esperar. Las personas intolerantes suelen no tener paciencia ante diferentes eventos de la vida. Quieren “todo ya”. Cada cosa lleva su tiempo, no se pueden apurar, sino las vamos a realizar de manera incorrecta.
3- Razonar.
Hay que pensar antes de actuar. Ser reflexivos. Aprender a no hablar compulsivamente sino ser conscientes de lo que queremos decir y que eso tendrá un efecto en nuestra vida y en los demás. Por otra parte, el actuar compulsivamente nos llevará a tomar decisiones equivocadas.
4- Respetar.
Para hablar se debe respetar el turno y a los demás participantes de la conversación. Otra de las características de las personas impulsivas es querer siempre hablar primero e interrumpir a los demás.
5- Pensar.
Si nos preguntan algo tomarnos un tiempo para pensar y responder.
6- Delimitar.
Debemos ponerles límites amorosamente, sin violencia pero con firmeza.
Recordemos que cuando los niños no cumplen con estas normas de comportamiento cívico, eso les impide disfrutar de la vida y relacionarse correctamente con los demás, además en sus relaciones afectivas o laborales siempre tendrán problemas. No lograrán cumplir sus objetivos a largo plazo ni serán pacientes con los demás. La mala interacción con los demás lleva a tener demasiados enfrentamientos y problemas y no lograr la tan ansiada felicidad.
Estos consejos sirven para toda la familia ya que ayuda muchísimo en la convivencia diaria. Por otra parte los niños aprenden de nuestro ejemplo y nos imitan. Por eso, y por nosotros mismos, debemos revisar estos consejos si tenemos un perfil de persona intolerante o irascible. Nos ayudarán a sembrar nuestro grano de arena para vivir una vida más apacible y tranquila ya sea como individuo, familia o sociedad.
Maia Fernández vive en Argentina con su esposo e hija.Considera fundamental la educación de los niños y al arte en sus diferentes manifestaciones como un componente irremplazable de la misma.Contacto:m19fernandez@hotmail.com