Si quieres que tu hijo no sea enemigo de los libros, ponte a leer
Acercar a tus hijos al magnifico mundo de los libros les abrirá las puertas a un sinfín de oportunidades. Si quieres que tu hijo no sea enemigo de los libros, ponte a leer.
Elizabeth González Torres
Al hacerles a los niños —entre los que puede estar tu hijo— esta simple pero significativa pregunta, “¿qué es lo que menos te gusta hacer?”. La respuesta más común que dan puede resumirse en la siguiente frase: “Lo que menos me gusta hacer, es leer. ¡Me aburre!”.
¡Aburrimiento!, esa es la palabra con la que ahora los pequeños describen su relación con las letras y los libros. Esa es la manera en la que los niños, de esta era cibernética, perciben una de las actividades más antiguas y maravillosas de todos los tiempos: la lectura.
Pero dicha percepción no es gratuita. El nulo ejemplo de los padres como lectores, aunado a los ineficaces métodos de comprensión lectora que se enseñan en las escuelas y las facilidades que proporcionan los medios cibernéticos cada día, dificultan en demasía —imperceptible pero implacablemente— la capacidad innata de nuestros niños de llevar a cabo procesos mentales más complejos como la lectura. Esta es una de las principales razones por las que los pequeños desarrollan indiferencia y, en algunos casos, una verdadera aversión a esta divertida actividad.
Si tu hijo se ha declarado abiertamente como enemigo de los libros, revisa con cuidado estas cinco ideas que se me han ocurrido —y que he puesto en práctica— para acercarlo al maravilloso mundo de las letras:
1. Comienza con el ejemplo
Un niño que ama la lectura es porque, en la mayoría de los casos, tiene padres que son lectores. No existe una mejor manera de enseñar a los hijos algún hábito, que viviéndolo primero.
De modo que, si por alguna razón la lectura no es una de las principales actividades que tu hijo te ve realizar en casa, es momento de que saques de tu librero aquellas historias que no has leído o “dejado para después”, y procura leer una o dos horas en su compañía. Ya sea que tú le leas, que él lo haga para ti, o que por separado realicen sus lecturas. Lo que es fundamental es que siempre, a través del ejemplo, le enseñes el beneficio que puede traer el hábito de la lectura a su vida.
Te invito a ver este vídeo hermosísimo: Papá, ¿estás desarrollando el hábito de la lectura en tus hijos?
2. Lean juntos los textos que llamen su atención
No lo obligues a leer textos que no son de su interés. En ese sentido, es suficiente con las lecturas que le dejan en la escuela, ¿no crees? La lectura —con cambios de voces, tonalidades, entonación, movimientos de manos y brazos, etcétera— de cuentos cortos, novelas, poemas, así como representaciones de pequeñas obras de teatro, pueden ayudarte a demostrarle a tu hijo que la lectura no es aburrida. Todo lo contrario, que puede ser sumamente divertida.
Es importante que detectes los gustos de tu hijo. Si percibes que le atrae todo lo relacionado con el terror, la ciencia ficción, el drama, la comedia, el misterio, entre otras corrientes, facilítale textos que versen sobre esos temas.
3. Hazle preguntas y comentarios sobre su lectura
Una vez que hayas identificado el tipo de libros que llaman la atención de tu pequeño y has conseguido que los lea, interésate en saber lo que aprendió, lo que le gustó, lo que sintió y lo que lo emocionó de la lectura. Realízale preguntas y comentarios que lo inviten a analizar y dialogar con los personajes de la historia, con el narrador, con el escritor y con su percepción como lector.
Si quieres saber cómo hacerlo, relee: Algunas ideas para enseñar a tu hijo a pensar
4. Visiten bibliotecas y librerías
Si está dentro de tus posibilidades económicas, no dudes en llevarlo físicamente a que él mismo elija sus libros. Visitar las librerías o las bibliotecas le ayudará a darse cuenta del incontable mundo de diversión e imaginación que le espera en las páginas de cada libro. Él va a enamorarse de esos lugares y en su momento él regresará por sí mismo de forma continua.
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5. Formen su propia biblioteca
Así como tiene su colección de carritos, muñecas o videojuegos, una vez que le encuentre amor a los libros, querrá tener su propia colección. Según tus posibilidades, no escatimes en comprarle aquellas lecturas que de antemano sabes que alimentarán su mente, cuerpo, alma y espíritu. Que tu hijo forme su propia biblioteca será una inversión de aprendizaje para toda su vida.
Por último, recuerda que esforzarte para que tu hijo pase de ser enemigo a amante de los libros, le traerá, en el corto, mediano o largo plazos, los deliciosos frutos del conocimiento.