Madre y esposa, sí. Pero también mujer.

Una madre feliz criaría hijos felices. Una esposa feliz tendrá un matrimonio más feliz. No olvides a la mujer que vive dentro de la madre y esposa que eres.

Myrna del Carmen Flores

Formar un hogar, ser madre y esposa, son ilusiones que, como mujeres, llenan nuestra vida de alegría. Tanto, que a veces olvidamos que también somos individuos con sueños y deseos no solo familiares, sino personales. A veces no nos damos cuenta de que nos estamos abandonando hasta que un acontecimiento nos indica que algo falta en nuestra vida.

Momento de transición

En mi caso, fue el día que mi hija mayor asistió por primera vez a la universidad. Ese día me miré en el espejo, y me pregunté a mi misma: ¿qué es lo que sigue para mí? Durante todo ese tiempo mi vida se dividió entre mi familia y mi trabajo. En ambos ámbitos intenté hacer las cosas de la mejor manera posible. La pasión que siempre he sentido por mi profesión, y la que profeso por mi familia, habían sido suficientes para llenar mi existencia.

Pero en ese momento las cosas habían cambiado, mis hijos no dependían de mí de la misma manera que lo hacían años atrás. Mi profesión me llenaba, pero existía algo que me indicaba que necesitaba iniciar una búsqueda.

El síndrome del nido vacío

Tiempo después, me reencontré con una amiga de la secundaria que pasaba por el mismo dilema: encontrarse a sí misma. Sus hijos estaban próximos a iniciar la vida universitaria y ella sentía que algo le faltaba en su vida. Fue en ese momento que comprendí que no era la única que se había sentido de esa manera. Comencé a indagar entre las amigas de mi edad, y sin lugar a dudas, Muchas vivieron la misma experiencia cuando sus hijos dejaron la adolescencia.

De alguna manera, habíamos abandonado a la mujer, para convertirnos en la esposa y la madre; algunas incluso abandonaron sueños, los cuales se quedaron encerrados entre los esfuerzos por sostener un hogar.

Advertisement

El matrimonio nos transforma poco a poco

Después de todo ese análisis, me hice una nueva pregunta: “¿Cuál fue el momento en el que renuncié a una parte de mí misma, la soñadora y aventurera, para transformarme en alguien completamente distinto?” No fue un momento específico. La transformación fue gradual. Comenzó, tal vez, en el momento que nacieron mis hijos. Pero fue a través de los años que fui dejando pedazos de sueños, conforme iba entregando más a mi familia.

Así que inicié una nueva búsqueda de información. Esta vez cuestioné a mis amigas con hijos escolares o preescolares. Fue un descubrimiento increíble. Ni siquiera lo habían notado. En el momento que comencé a hacer preguntas, fue que se dieron cuenta que estaban cometiendo el mismo error.

¿Y ellos qué piensan?

No sé con exactitud cómo sea la situación en otros lugares, pero creo que en México la mayoría de las mujeres somos las que renunciamos a esa parte de nosotras. Tengo la impresión de que, por lo regular, ellos dejan un espacio para sí mismos. Pero no se les puede culpar, es más: yo creo que hacen bien. Deberíamos seguir su ejemplo. Los hombres no renuncian a ser ellos mismos debido a la paternidad. También se preguntan si lo están haciendo bien, pero o no lo hacen todo el tiempo, o lo hacen de manera diferente. Por razones obvias, no se sienten culpables de salir a trabajar. Ni están intentando hacer malabares entre su trabajo y su hogar. A veces siento que ellos han aprendido a disfrutar cada momento sin juzgarse tan duramente como lo hacemos con nosotras mismas.

El aprendizaje

No me malinterpretes. Amo ser madre, amo a mis hijos y a mi familia. Pero ahora sé que toda mujer debe dejar un pequeño rinconcito para ella misma, donde pueda reencontrarse con su propio ser. Caminar por la calle, sin prisas, observando el atardecer, sin tener que pensar en tareas del hogar, en el trabajo, o en los niños. Esta experiencia me ha dejado algunas enseñanzas. Permíteme compartirlas contigo:

  • Nunca hagas de lado tus amistades. Reserva un tiempo para salir con ellas. Tú sola: sin niños, ni esposo, para hablar de cosas simples de mujeres.

    Advertisement
  • Ten citas con tu pareja. Date tiempo para comunicarte con tu pareja y discutir situaciones que no tengan que ver con los hijos.

  • Regálate un tiempo a solas. Deja también que tus hijos disfruten su tiempo a solas con su padre, para que puedas disfrutar, por ejemplo, de un baño largo y relajante que te renueve de energía.

Ahora que mis hijos son mayores, tuve la oportunidad de retomar mis sueños de escribir, de crecer como ser humano y de reencontrarme con amistades que tenía un poco olvidadas. Pero si alguna mujer que empieza su camino como madre me pidiera un consejo, le diría: “Disfruta a tus hijos, da lo mejor de ti, pero nunca te olvides que también eres una mujer que necesita consentirse a sí misma.”

Contacto: llamas_m4rk@hotmail.com

Toma un momento para compartir ...

Myrna del Carmen Flores

Myrna del Carmen Flores es maestra de inglés y madre de dos jóvenes. Puedes contactarla en