¿Quieres cambiar tus resultados ahora mismo? Aquí la fórmula

Si te sientes frustrado o desesperado porque trabajas muy fuerte para obtener excelentes resultados, y por más que haces no llegan, te recomiendo que sigas leyendo para aprender qué debes cambiar.

Julia Tort

Por tradición adquirimos cierto lenguaje. En el ambiente que nos rodea se manejan refranes, dichos, modismos, eslogan, frases y términos coloquiales, comerciales, familiares, populares, sociales, culturales, etcétera, que programan nuestra mente sin darnos cuenta. Al hablar hacemos severas declaraciones que afirman guiones de comportamiento inconvenientes, consecuencia de creencias falsas y limitantes a los que llamamos “paradigmas”, que se introducen como garrapatas en nuestras neuronas formando un surco de aprendizaje profundo.

Si deseas romper con resultados negativos, consecuencia de tus “paradigmas”, de los que no te das cuenta porque su naturaleza es inconsciente, tendrás que volverlos conscientes, cuidando pensamientos, sentimientos y palabras como un verdadero guardián, hasta que se convierta en un hábito, para formar un surco diferente en tu cerebro con aquello que sí deseas. Para que esto suceda deben pasar por lo menos 21 días consecutivos, y si te das cuenta que lo omitiste por un día deberás iniciar otra vez.

Comenzaremos ejercitando nuestro lenguaje, puesto que su pronunciación surge como consecuencia de muchos factores internos que han sido accionados consciente o inconscientemente; así que al cambiar el lenguaje externo con un propósito, de forma automática se modificará el interno y, como consecuencia, la estructura de los pensamientos, sentimientos y acciones. La palabra se convierte en una poderosa declaración y, por lo tanto, marca el camino de todo lo demás. Es momento de pensar ¿qué deseas realmente para tu vida?, y ser congruente.

Si deseas ahora mismo tener resultados diferentes en todos los ámbitos, deberás eliminar de tu vocabulario ciertas palabras y frases, e intercambiarlas por otras que sean causales. Aquí te presento algunas, su significado y sus consecuencias:

  • Cambia “difícil”, por “reto”. Lo difícil se vuelve pesado, complicado y a veces te bloqueas para encontrar una solución. Reto implica emoción, poner tus aptitudes en acción, mostrarte a ti mismo quién eres, de qué estás hecho y qué tan lejos puedes llegar.

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  • En lugar de “problema” di “situación”. El problema denota algo de compleja o nula solución, y te coloca en un espacio de impotencia y ansiedad; situación, en cambio, te abre un panorama de acontecimiento, algo que pasará y que se puede resolver.

  • Sustituye “Pobre” por “quebrado”. La pobreza implica carencia total en todos los aspectos, no solo en lo económico, y quebrado habla de una situación específica. “En este momento me encuentro quebrado” (de forma automática se percibe que eso puede cambiar). Es diferente a decir “soy pobre” (que pega en la identidad, en quien soy y que no puedo o no haré nada para cambiarlo).

  • En vez de “Culpable” utiliza “responsable”. La culpabilidad es un estado negativo del ser humano y por cultura lleva impresos estigmas sociales, represión, ansiedad y muchas cosas que causan baja autoestima. Responsabilidad es la habilidad de responder ante las circunstancias. Cuando nos declaramos culpables somos veletas emocionales a la disposición de quien toma las riendas de verdugo y puede ser una persona o una situación, y eso nos convierte en víctimas, tomando actitudes negativas que terminan por hacernos daño y a quienes están a nuestro alrededor, que por lo regular son nuestros seres amados. La habilidad de responder nos hace crecer porque pone en marcha nuestro poder de decisión y elección. Es tener la capacidad de elegir cuál será la mejor respuesta, es poner en acción la actitud mental positiva. Las circunstancias positivas o negativas siempre se presentarán, porque de eso se trata el juego de la vida, de experimentar una amplia gama de posibilidades; sin embargo, lo más importante es con qué actitud la jugamos.

  • Sustituye “Tengo que” por “elijo”. Cuando dices “tengo que… lavar, cocinar, hacer el reporte, cambiar el pañal de Jaimito, darle de comer al perro, etcétera”, de inmediato se siente un plomo sobre los hombros y en la cara se refleja indisposición, entonces las cosas cuestan más trabajo y quisiéramos que el tiempo pasara volando. En cambio si decimos “elijo… lavar, cocinar, hacer el reporte, etcétera”, nuestra mente toma determinaciones más positivas y nos predispone a estar de mejor humor al cumplir nuestras tareas.

Todo lo que decimos, pensamos y sentimos tiene un gran impacto en la manera de comportarnos. Si ponemos atención a cada palabra que emitimos, entonces nos daremos cuenta de que muchas van deteriorando nuestros resultados y por más esfuerzo puesto en lograr algo atentamos contra nuestros sueños. La noticia no muy grata es que nuestros hijos aprenden lo que escuchan y ven. Si somos cuidadosos con nuestra manera de expresarnos, iremos construyendo un camino más sencillo para lograr lo que nos propusimos.

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Es momento de un grandioso rediseño interior para que de ese tamaño sea la bonificación. Comparte este artículo a las personas que conviven contigo para que puedan darse retroalimentación mutua y cuidar con ahínco que sus palabras sean las adecuadas a fin de obtener resultados positivos.

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Julia Tort

Julia Tort es Lic. en Preescolar y Psicología, asesora y especialista en Estim. Temprana, prenatal, del aprendizaje y liderazgo, escritora y madre de 3 hijos. Actualmente vive en San Juan del Río, Qro. México. E-mail contacto: lic.juliatort@hotmai