Una nueva vida después del divorcio

La historia de Helena te ayudará a superar las dificultades del divorcio y comenzar una nueva vida.

Erika Otero Romero

Muchas de las personas que se divorcian o separan no ven venir ese acontecimiento, porque su pareja no muestra que esté inconforme con la relación. Por otra parte, la separación o el divorcio conllevan un duelo no inferior al que se experimenta con la muerte de un ser amado y, como todo duelo, requiere un proceso de superación y recuperación; es un comenzar de nuevo a mitad de la vida y en medio de la nada.

La historia de Helena

Helena estuvo casada 15 años, no se divorció de su ex pareja porque no lo amara o porque tuvieran “diferencias irreconciliables” como esas excusas que los famosos suelen alegar para terminar sus matrimonios, no. Solo ocurrió que una mañana en medio del desayuno él le dijo que ya estaba cansado de la rutina y de ver la misma cara todos los días, que él había imaginado su matrimonio de otra manera y que simplemente si seguía casado un mes más iba a terminar haciendo alguna locura.

Desde luego, esas palabras dejaron destrozada a Helena. Con todo, ella se llenó de coraje y le dijo que si ese era su deseo, bien podría irse; que tramitara el divorcio y que ella firmaría lo que tuviera que firmar y no habría ningún problema. Antes de que se diera cuenta, ella dejó de estar casada y pasó a ser una mujer divorciada.

—¡15 años tirados a la basura!—, se decía a sí misma con lágrimas en los ojos y llena de frustración. Inmersa en una vorágine de pensamientos y emociones, creyó que nunca más volvería a ser la mujer vital y feliz que había sido en el pasado.

Pasaron algunos meses y para sorpresa de Helena, la rabia, frustración, tristeza y soledad que en un principio la habían atormentado y no le permitían dormir ni comer bien, cedieron lugar a la tranquilidad y a los deseos de seguir adelante por el bienestar tanto suyo como el de sus hijos. ¿Qué fue lo que hizo Helena para salir adelante?

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Se fijó metas

Un buen día, Helena decidió renovar su vida e hizo una lista de metas donde colocaba, según sus intereses, planes a corto, mediano y largo plazo.

Buscó ser productiva

Decidió que buscaría un empleo o confió en que podría poner un negocio propio, pero no iba a dar oportunidad a la ociosidad para que tomara las riendas de su vida.

Cambió su aspecto físico

Era necesario levantar su autoestima, por lo que fue a un salón de belleza a hacerse un cambio en su cabello, ya que lo había tenido de la misma manera desde hacía ya varios años.

Buscó ayuda profesional

Recibió terapia psicológica para restaurar su relación consigo misma, confiar más en ella y recuperar el ánimo perdido a causa del divorcio y los conflictos matrimoniales.

El resultado de las decisiones de Helena

Poco a poco, su nuevo negocio, una apariencia personal diferente y la terapia con el psicólogo, le fueron mostrando que ella no era una fracasada. Comprendió que si bien la relación con su ex esposo había terminado, la culpa no era solo de ella; paulatinamente, fue recuperando la confianza perdida y fue un mejor apoyo para sus hijos. Al mostrarse agradecida con la vida por las experiencias que había tenido a lo largo de sus 15 años de matrimonio, comprendió que no había sido un tiempo perdido: era un merecido aprendizaje donde había salido siendo una mejor persona que la que era antes. Y todo porque tenía una familia por la cual luchar y una vida para ser feliz.

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Helena, así como muchas mujeres y hombres, es solo un ejemplo de lucha y superación de dificultades. Sí, es cierto que un divorcio o una separación dejan heridas que son muy profundas, pero también dan la posibilidad de recomenzar una nueva vida, que puede ser feliz y exitosa gracias al aprendizaje que dejan los fracasos pasados.

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Erika Otero Romero

Psicóloga con experiencia en trabajo con comunidades, niños y adolescentes en riesgo.