La mejor de mis carreras

En la práctica correr he encontrado un deporte y una manera de mejorar y mantener mi salud; también ha sido una manera de conocerme a mi misma y vencer mis propios límites. Cada carrera mejora mi vida pero esta, me hizo una mejor per

Emma E. Sánchez

Me inicié en la práctica de correr; al principio caminando y poco apoco comencé a correr tramos cortos combinándolos con periodos de caminata hasta que por fin un día pude simplemente correr. Alguien me animó a inscribirme a una carrera de 5km y fue una experiencia fabulosa; me gustó a tal grado que continúe preparándome para participar en más carreras. En todas las que he participado, me he divertido y he aprendido mucho, pero fue una muy particular en la que obtuve algunas de mis mejores lecciones de vida.

Ser la última corredora

Tras meses de preparación me inscribí a una carrera, pero una semana antes del evento me lesioné la espalda y la cintura, pasé dos días en cama y a diario me estuvieron inyectando; mi esposo me aconsejó no correr el siguiente fin de semana y me rebelé ante tal idea. Un día antes le aseguré a mi esposo que correría de manera tranquila y que en cualquier momento que me sintiera mal pararía, le prometí que nos veríamos en la meta y le pedí que no se preocupara si me tardaba un poco más que los otros corredores.

La carrera inició puntualmente y desde el inició marqué un paso lento pero muy seguro, pronto todos los corredores me rebasaron y los encargados de seguridad me identificaron como la última corredora. Durante mi camino tuve oportunidad de ver corredores ágiles y ligeros casi volar; otros esforzados y dando pelea; corredores que se esforzaban al máximo, dos de ellos en particular, hasta perder el conocimiento por golpe de calor y deshidratación.

Yo voy a llegar

Durante los últimos diez kilómetros un policía y una ambulancia abanderaron mi carrera. Me sentía avergonzada y un tanto presionada, podía ver el aburrimiento y el disgusto principalmente en la cara del policía que conducía la moto a mi lado, por medio de la radio se expresaba de mi con sus compañeros diciendo: “esto va a tardar mucho” y la peor “no creo que lo logre” a lo que no pude contenerme y le dije: “yo voy a llegar”.

Tres kilómetros antes de la meta ya me sentía muy agotada y comenzaba a sentir un calambre en la pierna derecha. Mi cuerpo estaba en su límite y mi mente estaba lista para rendirse, ¡pero faltaba tan poco! La mente comenzó a crear la mejor manera de darse por vencido y vislumbré muchas maneras de cómo salir de la carrera sin perder el orgullo y la dignidad, pero justo cuando había decidido parar la ambulancia hizo sonar las sirenas (creo que el conductor notó mi pérdida de ánimo y pensó que colapsaría) y eso me molestó así que seguí corriendo y sucedió la gran sorpresa: de no sé dónde apareció gente para aplaudirme y animarme a continuar.

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Mi mayor premio: la gratitud

La ceremonia de premiación de los primeros lugares ya había ocurrido, los patrocinadores levantaban sus stands y todo estaba por terminar, pero la gente dejó de recoger para salir a mi encuentro. Contuve las lágrimas lo más que pude, pues sabía que si lloraba perdería el ritmo de mi respiración y así crucé la meta. Ahí estaba mi esposo, preocupado pero confiando en que yo cumpliría mí promesa.

Nunca me habían recibido como héroe, hubo música, muchas fotos, una entrevista, niños que me pedían tomarse en foto conmigo, amigos y compañeros de competencia. Ya en la meta me enteré de los que no pudieron llegar y recuerdo haberme sentido profundamente humilde y agradecida con quienes habían confiado en mí. Me acerque para agradecer su cuidado al policía y a los paramédicos de la ambulancia. Todos ellos, como yo, también tenían lágrimas en sus ojos.

Entendí que todo lo puedo lograr a mi ritmo, que puedo dejar de escuchar todo aquello que no me edifica o fortalece, que puedo decir NO y no aceptar aquello que no me haga un bien. Supe, una vez más que mi esposo cree en mí, que confía en mis decisiones y que eso me da un gran poder. Correr se asemeja mucho a la vida, llegar al último no es tan malo ¡es de lo mejor!

Si quieres saber más de los beneficios de correr, te invito a que leas este otro artículo: Sal a la calle y corre. Corre por tu vida

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Emma E. Sánchez

Pedagoga y Terapista familiar y de pareja. Casada y madre de tres hijas adultas. Enamorada de la Educación y la Literatura. Escribir sobre los temas familiares para ayudar a otros es mi mejor experiencia de vida.