Top Secret: No cuentes a nadie mis obsesiones y compulsiones
Breve guía sobre los síntomas, curso y tratamiento del trastorno obsesivo compulsivo (TOC). Aunque suele silenciarse, sus secuelas son tan ruidosas que pueden arruinar una vida.
Marta Martínez Aguirre
Ágata ya ha perdido un trabajo tras otro. Pese a que se levanta tres horas antes de ir a trabajar, siempre termina llegando tarde. Cuando está en la parada del autobús algo muy dentro de ella le impulsa a volver a casa: debe cerciorarse que dejó la puerta con llave, que las ventanas están cerradas, que su mascota tiene alimento y agua y que la llave del gas está cerrada.
Por su parte, Dionisio no quiere ser violento con su esposa y con sus hijos, pero no puede detener esa manía de orar ocho veces al día cómo familia: está seguro que, de no hacerlo, algo malo les va a suceder. Ideas, obsesiones, necesidad de tener todo bajo control, compulsiones, pensamientos mágicos. Es apenas el inicio del trastorno obsesivo compulsivo (TOC).
¿Qué es el trastorno obsesivo compulsivo?
El trastorno obsesivo compulsivo (TOC) corresponde a los llamados trastornos de ansiedad. Forman el grupo de trastornos psiquiátricos más común entre la población general. Se caracterizan por presentar un componente obsesivo y uno compulsivo, que aparecen en la cabeza de quienes lo padecen. La parte obsesiva inicia todo con i deas intrusivas que parasitan el pensar, pues no hay algo que pueda evitarlas: “La puerta quedó abierta”, “Tu hija te odia”, “Tu esposa volvió a engañarte”, “Estás enfermándote de cáncer”. Estos pensamientos son recurrentes, se experimentan como intrusivos e inapropiados, y causan ansiedad o malestar significativos.
Estos pensamientos surgen sin control alguno, fuera de contexto, invadiendo todo lo lógico y razonable. A veces, llegan como impulsos que tienen que cumplirse: “Tírate ahora del balcón”, “No quites el pie del acelerador”, “Pégale un buen golpe ahora”. Hacen que la persona se pregunte si está enloqueciendo. Para calmar esos pensamientos, que generan ansiedad e impotencia, comienzan las compulsiones, que se determinan por la acción. Así, ante los pensamientos intrusivos, comienzan a ejecutarse acciones de un modo particular, con una secuencia y un orden específicos. Si son alterados, ya no cumplen su función ansiolítica, por lo que deben realizarse de la manera correcta para cumplir su función tranquilizadora.
Aunque resulte asombroso, las acciones se vuelven rituales obsesivos, que se acompañan de una cantidad específica de repeticiones: “Orar como familia ocho veces al día”, ”Pisar once veces la alfombra con el pie derecho antes de entrar en la casa”, “Lavarse las manos siete veces”. Si ese ritual se altera, todo debe repetirse desde cero.
A todo esto se suma la presencia del pensamiento mágico, que es un razonamiento que no es lógico, sino imaginario, que trata de vincular los actos compulsivos con la necesidad de evitar algún efecto nefasto que puede darse si no se realiza el ritual obsesivo: “Si no besas tres veces a tus hijos, un beso en cada mejilla y el tercero en la frente, mañana estarán muertos”. Como puedes imaginar, la vida se vuelve una real locura, al punto de inhabilitar a las personas para vivir.
Quien padece un TOC, sabe que no está perdiendo la razón, porque reconoce que sus pensamientos no son reales, ni posibles. Pero aún así siente que su diario vivir es una locura porque, aunque lo razone, no puede dejar de llevar a cabo sus obsesiones.
¿Cuál es la causa del trastorno obsesivo compulsivo?
La causa concreta de la enfermedad se desconoce, pero la combinación de factores genéticos y sociales puede explicar la presencia del TOC. Así mismo, la presencia de alteraciones a nivel del lóbulo frontal del cerebro, en el procesamiento de la información y alteraciones en sustancias como la serotonina, pueden estar entre sus causas.
Se trata además de una patología de inicio temprano. Suele aparecer en la segunda década de la vida, pero en un tercio de los pacientes los primeros síntomas se presentan a partir de la pubertad. Sin embargo, quienes la padecen consultan al especialista cuando su vida se ve afectada de manera grave; es una enfermedad que se oculta y silencia. Los síntomas iniciales se dan bajo situaciones de estrés, pero en general aparece en niños con rasgos de personalidad rígidos, como:
Dificultades para relajarse
Viven tensos, no saben disfrutar de la vida.
Actitudes egoístas
Acumulan objetos o juguetes y no saben compartir.
Tendencia a procastinar,
es decir, dejar las cosas para hacerlas después.
Rasgos muy moralistas,
con un desasosiego por cumplir las reglas.
Preocupación por los detalles
Tienen gran dificultad para delegar, y poseen tendencias al perfeccionismo.
Dificultades para reconocer sus errores,
proyectándolos en otros.
¿Cómo enfrentar este trastorno?
El curso de los TOC suele ser crónico, progresivo, con periodos de relativa mejoría y otros de empeoramiento. Lo ideal es una combinación de sesiones psicoterapéuticas junto con el uso de fármacos, alcanzando una eficacia del 80% valiéndose de ambos mecanismos.
Entre los fármacos que se emplean están los antidepresivos, siendo los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) los más empleados y mejor tolerados. También se emplea la clomipramina, que es más potente. Por su parte, en cuanto a psicoterapia, se pueden emplear técnicas conductuales y también logoterapéuticas, de forma que el paciente se exponga a la obsesión. Luego, se le enseña a prevenir la respuesta, es decir, sirven para controlar las compulsiones.
Los logoterapeutas solemos usar la intención paradójica, con grandes resultados. La eficacia radica en el principio fundamental de que los pacientes intenten llevar a cabo la conducta que están evitando. De esta manera, el proceso circular se rompe, puesto que el intentar por realizar la conducta no deseada es incompatible con la ansiedad anticipatoria y, por tanto, la neutraliza.
El TOC puede obstaculizar mucho la vida. Para evitarlo es necesario reconocer que la única salida es vencer el temor, dejar de ocultar el secreto y consultar a un especialista. Una película que te recomiendo ver para conocer más de este trastorno es Mejor imposible, con una actuación espectacular de Jack Nicholson.
El punto de vista del autor no representa necesariamente la opinión editorial.