Un niño disciplinado está en vías de ser estable, exitoso y feliz

Está comprobado que los niños que son disciplinados son más seguros de sí mismos, estables y felices, además de tener más probabilidades de éxito, que los que no lo son.

Juliana Echeverry

Disciplinar consiste en establecer normas. Está comprobado que los niños disciplinados son más seguros de sí mismos, estables y felices; tienen, además, mayores probabilidades de éxito, que los que no lo son. La disciplina es un aspecto importante para vivir en sociedad, porque se rige por normas y valores que nos permiten compartir con otros bajo lineamientos de respeto y responsabilidad. La disciplina nos lleva a establecer el orden dentro de una comunidad, y debe comenzar en el hogar, en la infancia, porque a través de ella ayudamos a forjar el carácter de los hijos. La disciplina implica obediencia y sometimiento a la autoridad de los padres. Pero, ¿cómo se puede alcanzar esto en el hogar?

Antes, definamos la palabra “disciplina” para evitar ambigüedades. Según la Real Academia Española, significa “instruir, enseñar o dar lecciones”. ¿Y qué es lo que enseñamos? Enseñamos a nuestros hijos a ser ciudadanos útiles para vivir en sociedad. Esto significa que la disciplina no tiene nada que ver con el autoritarismo o abuso de poder por parte de los padres.

Para lograr buenos resultados en este aspecto debe haber un perfecto equilibrio entre el amor y la disciplina o instrucción. Muchas personas suelen decir que el exceso de amor maleduca a los niños, pero eso no los malcría, sino la falta de disciplina en el hogar.

Cómo disciplinar a nuestros hijos en casa

Existen varias formas de enseñar a nuestros hijos a ser disciplinados y responsables desde pequeños, y tienen que ver con establecer normas en el hogar con respecto a las diferentes actividades y costumbres de la familia:

Determinar una hora precisa para acostarse

Los niños deben saber que hay una hora determinada para ir a dormir, que puede ser más temprano en los días de la semana y tal vez un poco más tarde, no excesivamente, en viernes y sábado. Eso evitará esos constantes problemas en que la hora de dormir se vuelve un perfecto caos entre padres e hijos. Cuando los niños saben que es una norma ya establecida, saben al mismo tiempo que no hay lugar a discusión. A medida que se acercan a la adolescencia se puede ser un poco más flexibles, puesto que ya tienen su propia disciplina y son lo suficientemente responsables como para levantarse temprano para ir a la escuela al día siguiente.

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Comer siempre en la mesa

Enseñarles a respetar los horarios de comidas y jamás permitir que lo hagan en el cuarto. La hora de la comida debe respetarse siempre en la medida de lo posible, sobre todo en estos tiempos en que no siempre es posible que la familia se reúna en casa, debido a las diferentes actividades de cada uno. Mientras estén en casa, deben comer en la mesa. Además de prohibir de antemano el uso de teléfonos celulares, iphones, ipods y demás objetos, tan populares hoy.

Establecer horarios de llegada cuando salen a jugar o divertirse

Poner una hora de llegada y acostumbrarlos a que deben cumplirla. Si logras establecer esta norma desde pequeños te evitarás grandes problemas cuando lleguen a la adolescencia, pues ellos ya estarán acostumbrados a cumplir con esta medida.

Arreglar su cuarto diariamente

Un niño o niña está en capacidad de hacer su cama y arreglar su cuarto a los tres años de edad. Mis hijos lo hacían a esa edad. Recuerdo que a mi hijo mayor, a los once meses, le comencé a enseñar a recoger sus juguetes después de jugar. El primer día se tardó 45 minutos, pues era muy pequeño, pero entre juego y juego, sacándolos y metiéndolos, le fui enseñando y finalmente los guardó él solo. La empleada doméstica me dijo“Doña Juliana, ¿no es más fácil que usted o yo los guardemos?”. “Claro que es más fácil”, le dije, “pero cada esfuerzo que yo haga en este sentido le enseñará a ser más independiente y responsable desde ahora”. A partir de ese día mi hijo lo hizo cada vez más rápido.

Establecer un reglamento en casa

Una vez mi hijo, que tenía siete años, al llegar de la escuela me dijo: “Mami, ¿en esta casa por qué no hay un reglamento? En la escuela hay uno”. El reglamento es importante porque en él se establecen los deberes de cada uno de los integrantes de la familia, y lo bueno es que, como está escrito, nadie lo discute. Entonces procedí a hacer uno en el cual estipulaba las obligaciones de cada uno, incluyéndome, por supuesto. Mi niña de tres años, además de arreglar su cuarto, debía recoger la basura de todas las papeleras de la casa y llevarlas a la grande y regar las plantas. Puedo asegurar que era la más responsable.

Como puedes ver, disciplinarlos no es tan difícil, y estos son solo unos ejemplos, pero sé que en tu caso aportarás muchos más. Recuerda que cuando los niños aprenden disciplina en el hogar se pueden adaptar con facilidad a su entorno social, son más seguros de sí mismos, estables y felices. Está comprobado, además, que saben fijarse metas y objetivos, perseverando hasta alcanzarlos.

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George Washington decía: “La disciplina es el alma de un ejército, hace formidable a un pequeño grupo, le da fuerza a los débiles y sube la autoestima de todos”.

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Juliana Echeverry

Me gusta escribir, leer, pintar, tejer y compartir con mi familia.