Una historia para reflexionar: Evita las discusiones y los gritos

Las diferencias de opiniones son normales en todas las familias. Algunas personas caen en el error de alzar la voz creyendo que así harán prevalecer su opinión, aquí encontrarás un fuerte motivo por el cual gritar no es...

Gabriela Zuñiga

Es inevitable tener desacuerdos, o diferencias de opinión en una familia, en especial cuando ésta recién se está formando. Después de todo, son dos personas de mundos diferentes, que van acoplándose para formar una unidad. Lo que debemos recordar es que para llevar mejor nuestras relaciones familiares no debemos permitir que estas diferencias alteren la paz en el hogar.

Entre estos desacuerdos, a veces cometemos muchos errores, como alterarnos, guardar algún resentimiento o, en el peor de los casos, gritar. Al recordar algunos malos entendidos con mi esposo, recuerdo que prometimos nunca alzar la voz, ya que alguna vez en una charla que recibimos nos dijeron que el único motivo por el cual podemos gritar es si la casa se incendia, para alertar de la emergencia.

Si nuestro ser querido se aleja y queremos decir adiós a la distancia, alzamos la voz para que nos escuche; quizá gritemos si vemos que está alguien en peligro y queremos alertarle. Pero me pregunto por qué a veces gritamos al discutir, si sabemos que la distancia con la otra persona es sólo unos pasos, estamos en el mismo ambiente y tal vez a nuestra pareja o hijos están a pocos centímetros de nuestro rostro. Buscando en Internet encontré un relato que a modo de respuesta, me pareció interesante para reflexionar:

Dice este cuento, que un día un viejo sabio tibetano preguntó a sus seguidores lo siguiente: “¿Por qué la gente se grita cuando están enojados?” Los hombres pensaron unos momentos. “Porque perdemos la calma”, dijo uno. “Por eso gritamos”.

“Pero, ¿por qué gritar cuando la otra persona está a tu lado?” Preguntó el sabio. “¿No es posible hablarle en voz baja? ¿Por qué gritas a una persona cuando estás enojado?” Los hombres dieron algunas otras respuestas, pero ninguna de ellas satisfizo al sabio.

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Finalmente, él explicó: “Cuando dos personas están enojadas, sus corazones se alejan mucho. Para cubrir esa distancia deben gritar, para poder escucharse. Mientras más enojados estén, más fuerte tendrán que gritar para escucharse uno a otro a través de esa gran distancia”. Luego el sabio preguntó: “¿Qué sucede cuando dos personas se enamoran? Ellos no se gritan sino que se hablan suavemente ¿Por qué? Porque sus corazones están muy cerca. La distancia entre ellos es muy pequeña”. El sabio continuó “Cuando se enamoran más aún, ¿Qué sucede? No hablan, sólo susurran y se vuelven aún más cerca en su amor. Finalmente no necesitan siquiera susurrar, solo se miran y eso es suficiente. Así es cuán cerca están dos personas cuando se aman”. Luego dijo: “Cuando discutan, no dejen que sus corazones se alejen, no digan palabras que los distancien más, llegará un día en que la distancia sea tanta que no encontrarán más el camino de regreso”.

Qué hermoso es pensar que en nuestra familia los corazones están muy cerca, no necesitamos gritar, no confundamos una comunicación sana con un océano turbulento de palabras, recordemos que para tener una familia feliz, el hogar debe ser un pedazo de cielo, donde solo haya cabida para el amor.

¿Qué pensamientos vienen a tu mente al leer esta historia?, ¿Tienes alguien con quien compartirla?, puedes ayudar a conservar la paz y la armonía en tu hogar recordando que no es necesario gritar, cuando los corazones están juntos.

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Gabriela Zuñiga

Gabriela Zuñiga se graduó en Ingeniería informatica y trabaja en proyectos web y SEO. Está casada y es la feliz madre de un niño.