10 consejos para volver a encender la chispa en la pareja

No se den por vencidos, aún pueden volver a encender la llama del amor.

Danitza Covarrubias

Una boda es el final feliz de una historia de noviazgo. Pero no sólo es eso. Es también el inicio de otra historia: el matrimonio. Formar una familia suele ser algo maravilloso, pero también un camino árido, donde hay muchas dificultades, necesidades y agotamiento. Cumplir con todas las responsabilidades que implica tener un hogar, y luego hijos, suele ser lo que ahoga y diluye una relación de pareja. Tener esto presente y claro puede ser clave.

Uno de los problemas de un matrimonio es poder generar esa magia del noviazgo. Sostener el amor, por encima de los compromisos y responsabilidades a cumplir, es la clave para lograrlo.

Lo que muchas parejas expresan es cómo extrañan lo que había en el noviazgo, y que a lo largo del matrimonio se fue apagando. Las largas pláticas, las sonrisas, la conquista mutua, los detalles, incluso a veces simplemente estar en la agenda del otro. Es esto lo que acrecienta una relación de pareja.

Si se hace un esfuerzo por recordar esa chispa que había, se puede tal vez re-descubrir de qué está hecha, y cómo volver a encenderla.

Aquí van algunos consejos para lograrlo.

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1 Un espacio en la agenda

Durante el noviazgo se hacen citas para platicar, conocerse. Eso hace que la química de la atracción, la admiración, y la convivencia produzcan en cada uno una mirada amorosa para el otro.  Ir a una cita y jugar a ser desconocidos otra vez, suele volver a encender la chispa.

Salgan para volverse a conocer en la nueva etapa que están. Jueguen a que se conquistan en una cena ¿Qué comentarios, preguntas, hacías de novios? ¿Cómo eran las miradas? ¿Cómo te arreglabas para salir con tu pareja? ¿Qué hacían? ¿A dónde salían? Dense un espacio mínimo una vez al mes para hacerlo de nuevo.

2 Divertirse

En el día a día, la rutina y las obligaciones comen tanto a las personas como las relaciones. A veces se hacen juntos, pero como dos robots lado a lado haciendo todo sin mirarse, sin conversar, sin disfrutarse.

La vida adulta de pronto deja de lado todo lo que se disfruta de la vida. Volver a tener momentos de diversión, de juego, de risa compartidos puede unirlos.

3 Agradecer

Haz una lista de todas las cosas que hace tu pareja. Damos por hecho que son su obligación, sin embargo, hay personas que no lo hacen. Si enumeras las cosas que hace tu pareja, y que decide hacerlas día a día, puede hacer que vuelvas a valorar su presencia en tu vida.

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Cosas tan rutinarias y comunes como aportar dinero, lavar trastes.  ¿Qué pasaría si se fuera y deja de hacerlo? Hazle una carta o un detalle agradeciendo, y aprende a agradecer constantemente por cada cosa que hace.

4 Hablar en primera persona

En las conversaciones y discusiones se suele decir mucho de lo que hace el otro en acusaciones y reclamos. Se señala y se apunta con el dedo con frases tales como “tú deberías…”  Poco se expresa de lo que siente cada uno.

Poco hablamos en primera persona. No compartimos el efecto de las acciones del otro en sí mismos. Frases como “me siento cansado, me siento abrumado, me siento poco valorado” tal vez cambiaría el rumbo de la relación, y la perspectiva de la pareja. Disminuye la defensa y abre la posibilidad de la escucha. Esto también es intimidad.

5 Enfocarse en la solución

En las discusiones se habla demasiado del problema, y de lo que debió ser. De quién tiene la culpa y quién debería cambiar. Poco se enfoca en la solución, en cómo hacerlo, en que sí funciona, y cómo lo que funciona lo podrían aplicar a los puntos conflictivos.

6 Escribirse

En ocasiones hablar con el otro resulta amenazante. A veces el otro no está listo para escuchar. A veces en una carta hay menos resistencia, y puede leerse varias veces, en diferentes actitudes y disposiciones. Esto puede ayudar a que un mensaje se comprenda de mejor manera. Además, puede activar los detalles que en el noviazgo existían.

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7 Pedir las cosas

Suele rondar la frase de “si te lo pido ya no lo quiero”. Esta frase está posicionado en una edad emocional de una etapa inicial: la de un niño. En realidad, un adulto se hace cargo de lo que necesita y puede pedirle a su pareja. Puede buscar soluciones y buscar opciones. Si deseas que el otro adivine, en realidad lo que necesitas no es una necesidad de pareja, es una necesidad de niño hacia papá o mamá. Saber pedir amorosamente es clave para una relación adulta.

8 Darse apoyo

Cuando la pareja hace un esfuerzo por pedir, da. Cuando detectes que tu pareja necesita algo, confírmalo y si tienes la posibilidad, hazlo. Dale tiempo, dale apoyo, dale escucha. Dá.

9 Equilibrar la relación

Da y pide equilibradamente. Tenemos la idea de que el amor es incondicional, y eso implica dar sin medida. Esto es un peligro. Debemos aceptar al otro así como es, y refrendar el compromiso y decisión de seguir juntos. En el intercambio de la relación no puede ser así, puesto que rompe con el equilibrio en la pareja. Es importante permitir que el otro también se entregue a la relación, y cuando uno de los miembros lo hace todo, no hay equilibrio.

Aprender a pedir, a recibir es tan importante como dar, pues es lo que nutre el alma para seguir entregándote a la relación.  Pareja-parejo. Busca siempre mantener un equilibrio en el intercambio.

10 Completarse

El estar en pareja no significa que el otro debe hacerte feliz. Completarte, ser pleno y dichoso es un trabajo personal. La pareja es el espacio para compartir esa felicidad. Es el espejo para ver esos temas a crecer como persona y espiritualmente.

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Dar tiempo a tu desarrollo personal es indispensable para estar en pareja. Y darle lugar en tu vida a la vida de pareja es fundamental para poder mantener viva la relación de pareja.

Comprométete en tu proceso personal para ser feliz, y comprométete en dar siempre espacio de tiempo para compartir con la pareja. Eso mantendrá vivo el amor propio, y el amor en la pareja. Y esto nutre en los hijos el amor.

Toma un momento para compartir ...

Danitza Covarrubias

Danitza es originaria de Guadalajara, Jalisco, en México. Licenciada en psicología y maestra en desarrollo transgeneracional sistémico, con certificación en psicología positiva, así como estudios en desarrollo humano, transpersonal y relacional. Psicoterapeuta, docente, escritora y madre de 3. Firme creyente que esta profesión es un estilo de vida.