10 cosas que nunca entendí hasta que me convertí en mamá; a ti, ¿te pasó lo mismo?
No existe libro alguno que nos las pueda enseñar, y no hay otra manera de aprenderlas, más que viviendo en carne propia la experiencia de tener un hijo.
Zaida Libertini
Cuando era pequeña, recuerdo haber tenido muchas preguntas que por lo general eran contestadas con un, “algún día entenderás” o quizás, “todavía estas muy pequeña para entenderlo”. Recuerdo claramente como estas respuestas no me agradaban mucho, más bien me frustraban al hacerme pensar que mis adultos consideraban que yo carecía de la capacidad intelectual para entenderlos.
Lo que yo no sabía en ese entonces era que entender las respuestas de algunas preguntas no requería inteligencia, sino emociones que serían ganadas por experiencias. Ahora que soy madre, he adquirido muchas de esas experiencias, y entiendo claramente algunas cosas que en mi niñez no tenían mucho sentido.
Con el tiempo entendí que las madres nos convertimos en expertas de razonamientos que no tienen nada que ver con la razón. Por instinto, funcionamos primariamente con el corazón y las emociones, lo que realmente tiene sentido si nos acordamos que nuestro corazón late antes de que siquiera se comience a desarrollar nuestro cerebro, por lo que tiene una inteligencia original y propia, que quizás deberíamos usar tambien en otras situaciones.
Estas 10 cosas, las entendí después de convertirme en madre. No existe libro alguno que nos las pueda enseñar, y no hay otra manera de aprenderlas, más que viviendo en carne propia la experiencia de tener un hijo.
1. El amor verdadero es totalmente desinteresado
La relación con tus hijos es la primera en tu vida donde no necesitas absolutamente nada a cambio para entregarlo todo.
2. Conoces el verdadero significado del miedo
No existen palabras en tu vocabulario para expresar el sentimiento de impotencia y terror que sientes cuando tus hijos enfrentan un peligro, una enfermedad, o cualquier situación que esté fuera de tus manos y control.
3. No existe gozo más grande que ver a tus hijos felices
Las celebraciones de cumpleaños toman un nuevo significado. ¿Recuerdas haberte sentido tan feliz en tu propio cumpleaños como cuando ahora celebras el de tus hijos y miras esas sonrisas de oreja a oreja en sus rostros?
4. Castigarlos realmente te duele más a ti que a ellos
En mi niñez, recuerdo como entre mis hermanos hacíamos chiste de como nuestra mamá anunciaba siempre y sin falta su lema: “Esto me va a doler más a mí que a ti” antes de impartir cualquier castigo. Ahora cuando me toca hacer valer mis advertencias, de que si una actitud indebida continua, existiran consecuencias con mi hijo, realmente siento que me parte más el corazón a mí tener que enforzarlas.
5. Las mamás sí tenemos el don de encontrar las cosas que los demás han buscado por todos lados
Este súper poder ni siquiera lo compartimos con los padres, es único y exclusivo nuestro.
6. Aprender a dejar ir, es una manera de demostrar amor
La primera vez que dejé a mi hijo en la escuela, lloré como una loca. ¿Quién iba a ayudarlo a abrir su jugo en el recreo? ¿Quién iba a estar ahí para dejarle saber que todo iba a estar bien? Por más difícil que nos resulte, debemos aprender desde temprano que nuestro rol de madre es prepararlos para afrontar el mundo, no hacerlo por ellos.
7. Por tus hijos te conviertes en un ser invencible
No hay opción para rendirte, si antes pensaste que alguna situación era demasiado difícil para ti, ahora la afrontas de frente, porque tienes un par de ojitos siempre mirando arriba hacia ti.
8. El amor, y los besos, si curan todo tipo de heridas
Mi hijo todavía está en la edad en la que cuando tiene un rasguño, corre a pedir un beso de mamá para sentirse mejor. Pero, siempre llega una edad en la que ya no creemos que los besos ayudan. Hasta que nos convertimos en madres o padres, y un día nuestro hijo nos ve triste, se acerca a nosotros y lo arregla todo con un beso en nuestra frente.
9. Reconoces la importancia de comer saludable
Nunca antes un bocado de brócoli me había hecho tan feliz, hasta que lo vi en el plato de mi hijo como su vegetal preferido. Comienzas a tomar mejores decisiones para alimentar a tu familia y a ti misma. A ellos para ofrecerles el mejor desarrollo, y a ti misma porque te das cuenta que tu cuerpo no vivirá por siempre, pero harás lo que puedas para estar ahí el mayor tiempo posible.
10. Desarrollas empatía
Dejas de juzgar a los demás, especialmente a otros padres, ya que entiendes que realmente es un trabajo muy difícil, en el cual todos estamos tratando nuestro mayor esfuerzo, y lo que funciona para uno, no es un molde para todos.
Si ya eres madre, celebra tu condición y aprovecha cada momento que puedas para disfrutar el regalo que son tus hijos. Ellos llegaron a este mundo dependiendo totalmente de ti, pero con el tiempo te das cuenta que realmente eres tú quien los necesita más.