10 “red flags” en la primera cita que resultan ser todo lo contrario
No todas las red flags son malas, solo abre tu mente y date la oportunidad de conocer a alguien diferente a tus expectativas.
Erika Patricia Otero
Cuando hablamos de red flags o banderas rojas en las relaciones sentimentales solemos poner cara de alerta. Es natural, hablamos de señales que son una evidente muestra de que “debemos huir” de esa persona. Pese a eso, hay Red flags que necesitan ser revisadas dos veces antes de ser consideradas “malas señales”. La razón es que muchas veces nos dejamos llevar por las experiencias pasadas o que lo que nos contaron amigos.
Ahora bien, hay que saber distinguir aquellas actitudes que son claramente peligrosas y otras que solo pueden ser resultado de los nervios del primer momento. No vas a comparar que -por ejemplo- te grite delante de otras personas, a reírse porque tropezaste con él y te tiraste el agua encima.
Hay que saber diferenciar cuando una persona es tóxica y cuando hace cosas que pueden ser molestas, pero no tienen intención de ser insidiosas.
Dejaré a continuación 10 banderas rojas en las primeras citas que resultan ser todo lo contrario:
1 Reírse de ti
Muchas veces los nervios pueden jugar en contra y hacernos cometer errores que pueden resultar graciosos.
No todo lo que hace una persona tiene la intención de ser ofensivo, menos si hay una razón para reír.
Por ejemplo: están en la primera cita, tropiezas y caes en sus piernas; de repente, él se ríe y tú solo puedes ponerte colorada de vergüenza. Considera que si se citaron para verse es porque se atraen y los nervios pueden pasar factura. Ahora, tampoco se está burlando de ti, se ríe de la situación bochornosa en la que se encuentran. Otra historia hubiera sido que se hubiera enojado y dado un empujón; esto sí que sería una bandera roja.
2 “Tiempo muerto”
Puede ocurrir que la están pasando tan bien que no desean que el tiempo juntos termine. La situación es que ninguno tiene ideas nuevas para pasar el tiempo y terminan caminando sin un rumbo fijo.
No hay nada de malo con esto; quien lo considere así es muy desconfiado. No todas las personas tienen la intención de dañarte y hay que mantener la mente abierta para saber distinguirlo.
3 Hablar del futuro
Hay quienes toman a mal que una persona en la primera cita hable de sus planes a futuro. Creo que esto es un buen indicio porque te permite saber lo que espera de una posible relación contigo. Esto te da la chance de hacer lo mismo y sincerarte acerca de lo que buscas en una relación; con eso ninguno de los dos pierde tiempo y esfuerzo o se hace falsas expectativas
4 Reminiscencias de relaciones pasadas
Muchas personas creen que alguien que habla en una primera cita de su ex no es una potencial buena pareja. Puede ser cierto o no, depende mucho de la situación.
Muchas veces, al salir de una relación intentamos buscar nuevos amigos, no necesariamente una pareja. Cuando comienzan a disminuir los nervios del primer momento, la persona puede comenzar a hablar francamente de su vida. Un tema puede ser su relación anterior; quizás aún cargue con el dolor de una infidelidad o lo que sea.
Hablar de un ex no necesariamente es malo. Desde luego, dependiendo de la información que se dé. No es lo mismo “echar toda el agua sucia al ex”; a decir dos o tres cosas y luego dar el tema por cancelado.
Sí, el rencor puede jugar en contra si la relación terminó en malos términos. Pese a eso, se debe tener un poco de inteligencia emocional; incluso, se puede dar una segunda oportunidad. La cosa cambia cuando salen varias veces más y el tema sigue siendo el mismo: el ex. Entonces sí lo mejor es que huyas.
5 Dar mucha información personal
Esto tampoco es malo, menos si tienes en cuenta que una primera cita es para conocer a una persona y saber qué esperar de ella.
Con esto lo que haces es medir qué tanto interés puede haber a futuro con esa persona; si se gustan o no, se verá reflejado en si deciden salir de nuevo o no.
6 Que sea algo infantil
Una cosa es tener hobbies que se pueden considerar “de niños o adolescentes”, como los videojuegos o la películas animadas, otra las actitudes infantiles.
A las segundas, húyeles. A las primeras, acéptalas; que alguien guste de pasatiempos “solo de niños” no es malo. Eso solo dice que sabe divertirse con cosas simples y está conectado con su niño interior.
7 Apertura emocional
No hay nada de malo en que una potencial pareja se muestre algo inseguro de tus amigos. No saben mucho el uno del otro; quizás lo que sucedió fue que su expareja le engañó con un amigo. Hay que saber escuchar la historia completa antes de asustarse y huir.
Tampoco es malo hablar de sus metas o sus sueños, de cómo se siente respecto a su familia. Todos esos detalles solo saldrán si se siente relajado contigo; además, te permitirá conocerlo mucho mejor.
8 Hijos de relaciones anteriores
Algunas personas tienen especial rechazo a las personas con hijos de una relación pasada. Que tenga hijos no quiere decir nada a la primera. Lo mejor es hablar claro y saber la razón por la que no está con el progenitor del niño.
Tener un hijo de una relación anterior no dice nada de una persona como tal. Esto solo habla de alguien con una experiencia diferente a la tuya y que merece un chance. Ya el tiempo dirá más verdades de su realidad.
9 Demostraciones afectuosas
Hay quienes temen a las expresiones afectuosas espontáneas de sus citas. Quizás él se atreva a darte un beso en la mejilla o ella te dé un abrazo espontáneo. Esto no quiere decir que te está seduciendo; solo dice que le gustas y nada de malo hay con esto.
Esa actitud habla de una persona cariñosa que no teme demostrar su afecto.
10 Excesiva espontaneidad
Quizás esto puede resultar un poco intimidante para algunos, pero no tiene que ser una bandera roja. No hay nada de malo en hacer el tonto un rato y mostrar su lado bromista o torpe.
Tampoco es malo expresar sus intenciones contigo. Creo que es algo que todas agradeceremos y con eso sabes a qué atenerte.
Te invito a que antes de considerar a alguien como una persona de la cual huir, mira dos veces antes de juzgarla; puedes estar perdiendo una oportunidad con alguien valioso por miedo o prejuicios.