14 señales de indican que tu hijo podría padecer autismo
Los niños autistas no son difíciles, solo son diferentes y un maravilloso reto para los adultos.
Erika Patricia Otero
La llegada de mi sobrino llenó por entero de luz nuestras vidas. Cuando él nació era un niño de los que solemos llamar “normal”, y así mismo fue su desarrollo por los primeros 6 años de vida. O eso creíamos.
Los primeros años de escuela fueron básicamente normales; sin embargo, cuando comenzó el primer año de primaria comenzaron los retos. Leer y escribir para él fueron un suplicio, al punto que los problemas con la maestra subieron de tono. El segundo año fue peor, llegando hasta ser maltratado por la profesora. Él no soportó más el maltrato escolar y no quiso volver a ese colegio.
Entonces comenzó la batalla. Logramos conseguirle una escuela pública donde lo aceptaron a mitad de año y allí la maestra, una mujer con más paciencia y más experimentada, le recomendó a mi hermana llevar a mi sobrino a un especialista, y eso hizo.
Después de una cantidad increíble de exámenes médicos, pruebas de inteligencia y citas hasta con psiquiatras y psicoterapeutas, a mi sobrino se le diagnosticó Síndrome de Asperger.
Enterarnos de esto fue muy complicado, doloroso por así decirlo, porque ninguna persona está preparada para enfrentar una situación así. Pese a eso, la vida nos ha demostrado que la situación no es tan complicada como pensábamos, y que en realidad fuimos muy bendecidas al ser elegidas para criar a un niño como él.
Asperger, una condición del espectro autista
Como lo señalé al principio, para nosotros, mi sobrino era un niño relativamente normal. Nos miraba y se reía con nosotras, interactuaba como se supone todo niño debe hacerlo, caminó a tiempo; todo como un niño completamente sano. También habían aspectos en él que no eran del todo comunes, pero para ser franca jamás pusimos mucha atención a estas porque “cada niño es diferente”.
Ustedes dirán que siendo yo profesional en psicología debí darme cuenta de su condición, pero es que la verdad no se puede ser objetivo cuando se trata de un ser que uno ama con todo su alma. Lo único que noté fue su forma de hablar, lenta, calmada, pausada y sofisticada, algo que no es para nada normal en un niño común y corriente.
Al recibir el diagnóstico, todas sus características particulares encajaron en el rompecabezas
Fue así como llegamos a comprender por qué no escribía o hablaba diferente, por qué estaba tan obsesionado con los videojuegos, por qué no atendía cuando se le llamaba o no comía ni dormía muy bien.
Esos y muchos otros aspectos nos enseñaron a vivir de una manera diferente. Fue así cuando aprendimos a apreciar al niño que junto a nosotras veía, crecía y aprendía un mundo diferente al de los demás.
El autismo y sus características más relevantes
El autismo es una condición neurobiológica del desarrollo humano que -dependiendo de su grado de profundidad-puede ser diagnosticado desde los 3 años y perdurará a lo largo de la vida.
Muchos padres se dan cuenta que sus hijos tienen algún tipo de condición dado a que los bebés no sonríen ni fijan su mirada en sus progenitores. Algunos niños tardan en hablar, incluso hay algunos que jamás llegan más que a emitir algunas palabras y sonidos.
Otros niños tardan en caminar y tienen mucha dificultad en coordinar movimientos, se les hace muy difícil agarrar una pelota o incluso saltar, por eso la práctica de deportes no es su fuerte. Es entonces cuando las sospechas de los padres aumentan y acuden al médico para ver qué pasa con sus hijos.
Señales
Las características de una persona con autismo no deben ser consideradas malas. Solo son particularidades de su condición y algunos son mejores que los otros. Estos son:
1 Problemas de socialización. Los niños en edad escolar sienten nulo o poco interés en la interacción con niños de su edad.
2 Los niños pueden ser capaces de aprender detalladamente cosas y recordar la información por largos períodos de tiempo.
3 Fijan su interés en temas específicos y procuran aprender todo lo que puedan de eso que les interesa
4 Tienen una gran memoria visual y auditiva.
5 Es natural que las personas autistas tengan ecolalia. Consiste en repetir palabras, sonidos y frases; incluso es normal que escuchen un sonido una y otra vez hasta repetirlos de manera fiel.
6 Cuando el autismo es muy profundo, los niños no aceptan muy bien los cambios de rutina, ni cambios en su hogar.
7 exposición a luces fuertes, olores, fuertes, ruido, textura de prendas o temperaturas suelen molestarlos mucho.
8 El contacto visual es nulo o poco y cuando lo hacen es de manera inconsistente.
9 Ignoran a las personas y responden de manera evasiva.
10 Suelen no responder cuando se les llama o tardan en hacerlo; incluso en ocasiones hay que llamar su atención tocándolos para que atiendan.
11 Entienden todo lo que se les dice de manera literal. Por eso hay que cuidar mucho cómo nos comunicamos con ellos y hay que saber formularles las preguntas.
12 Pueden llegar a hablar mucho del tema que les gusta, a tal punto que no dan la oportunidad a los demás de intervenir en la conversación.
13 Es común que hablen de forma inusual, a veces usan acentos extranjeros, hablan como si estuvieran cantando o incluso pueden llegar a usar un tono monótono y similar al de un robot.
14 Su empatía es casi nula. Pueden llegar a no comprender lo que las otras personas sienten, pueden tener problemas para comprender el punto de vista de otra persona, o no poder predecir o entender las acciones de los demás.
El autismo es una condición que pone a prueba no solo a la familia, sino también a maestros y profesionales de la salud. Todos deben trabajar de manera mancomunada para ayudar a los niños a lidiar con sus limitaciones y avanzar lenta pero progresivamente, para tener una calidad e vida óptima y feliz, que en últimas es todo lo que queremos para nuestros niños, para que el día de mañana sean adultos competentes y felices.