Cosas que los papás primerizos no se imaginaban, y que deben de saber

Ser padre no es tan fácil como te lo pintan en la televisión. Ser padre es trabajo duro y arduo pero trae gratificaciones tan altas y tan hermosas que no puedes adquir de ninguna otra manera.

Miriam Aguirre

Crecí en un hogar de seis hermanos y hermanas. Mis mejores recuerdos de la infancia sucedieron dentro de los muros de mi hogar: cumpleaños, reuniones familiares, días de verano y simplemente los fines de semana, se sentían como una celebración. Cuando hay seis chicos activos, ingeniosos y escandalosos dispuestos a inventar cualquier tipo de actividades para jugar juntos, la casa siempre es una fiesta continua. Mis padres tenían reglas estrictas en cuanto al tiempo que teníamos permitido para ver la televisión, horarios precisos para entrar y salir de casa y estar a tiempo para la escuela, iglesia y otros compromisos; además una detallada lista de alimentos saludables que debíamos –no importaba qué tan desagradables nos parecieran– consumir de manera regular.

En mi mente, desde muy temprana edad ya sabía que quería crear un hogar y que copiaría algunas de las reglas de mis padres y que implementaría unas propias que me parecía que serían más adecuadas y “divertidas”. Más adelante, me casé y con mi esposo planeamos nuestro perfecto cuadro de cómo sería nuestra familia. ¡Qué pronto nos dimos cuenta que no era tan fácil! Es verdad el dicho que dice: “entre más pasa el tiempo, más sabiduría adquieren las palabras de mis padres”. A continuación quiero compartir cinco puntos importantes que me han tomado por sorpresa y que no pensaba que fueran tan importantes cuando tienes tu propia familia.

1. La importancia de ahorrar y tener “un guardadito”.

Uno puede hacer cuentas exactas y planear las finanzas del hogar. Pero de alguna manera, cada mes es un universo completamente diferente. Hay gastos que uno no tenía previsto, algún miembro de la familia se enferma y la medicina y las visitas al doctor tienen que pagarse, tus pequeños son invitados a demasiadas fiestas de cumpleaños para tu gusto y no pueden ir con las manos vacías, de repente surge algún impuesto nuevo, sube el precio de la leche, etc. El pagar nuestras cuentas a tiempo y el tener un dinero ahorrado ha salvado a nuestra familia una y otra vez.

2. Paciencia, paciencia, paciencia.

¿Por qué nadie me dijo antes que para ser una buena madre tenía que ser un tipo de súper- mujer con paciencia infinita? Mis hijas fueron dotadas con el don del habla. Son extremadamente elocuentes y expresivas. Pueden hablar sin parar por horas, la parte difícil es que cuando terminan, tienes que dar tu opinión y recordar cada palabra. Es todo un reto cuando estás perdida en el auto buscando una dirección o cocinando y hablando por teléfono con el departamento de cobranzas de energía eléctrica y ellas exigen una respuesta al mismo tiempo. También son sorprendentemente sensibles, así que olvídate de contestar de una manera un poco áspera o de tirar a la basura su extremadamente importante pedazo de papel, que tenían guardado debajo del sillón. ¿Y qué tal su habilidad de sacar todos sus juguetes, su ropa y sus libros y esparcirlos por toda la casa en minutos? Mi tarea de todos los días siempre es P A C I E N C I A.

3. La importancia de entender las necesidades fisiológicas de tus hijos.

Me refiero a dos en especial: alimento y la urgencia de visitar el baño por beber dos litros de jugo de manzana. Nunca pensé que antes de cualquier salida, ya sea de 15 minutos o de varias horas tendría que calcular y planear antes de tiempo el apetito y las ganas de ir al baño de mis hijas. Tengo el “placer” de conocer absolutamente todos los baños de los negocios o lugares que hemos visitado alguna vez. Y también tengo el privilegio de poseer una bolsa mágica como la de Mary Poppins de donde sale cualquier tipo de alimento o golosina que puedan pedir mis hijas con urgencia cuando estoy en la fila del supermercado.

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4. El proceso de dormir a los niños.

El acostar a tus hijos a dormir nunca es una sola acción: es todo un proceso. Cuando mi primera hija nació, pensé que darle de comer, cambiar su pañal y sacarle el aire era todo lo que se necesitaba para disfrutar ocho horas de sueño continuo. Qué equivocada estaba. Cada niño es diferente, y nunca dejan de cambiar. Ahora con mi esposo, hemos logrado una rutina en equipo que nos es más o menos exitosa, que incluye leche tibia, lavar dientes, contar cuentos, arropar y dar besitos y abrazos; toma tiempo y no es algo automático, pero al final funciona.

5. Papá y mamá nunca tienen vacaciones.

Aunque tengas vacaciones de tu trabajo y tomes un avión y viajes a un lugar lejano de casa, los padres realmente nunca tienen vacaciones, tienen un horario estricto de 24 hrs. Los nenes no saben de días festivos o respetan el hecho de que puedes sentirte enfermo, deprimido o frustrado. Tampoco saben de tu agenda que incluía relajación, tranquilidad y tomar siestas durante el día. Ellos necesitan ser entretenidos, atendidos y alimentados, no importa que día del año sea.

Es cierto: el tener una familia pocas veces es la experiencia perfecta que imaginabas y tenías planeada en tu mente. Tal vez la casa pase más tiempo desordenada que ordenada, y tal vez estés lejos de que tu familia sea candidata para un show de televisión sobre la familia ideal. Pero pese a estos cinco puntos que te he compartido, también te puedo asegurar que en ningún otro lugar encontrarás mayor satisfacción, que en tu hogar. Como una vez dijo el doctor en educación Boyd K. Packer en un mensaje a los recién casados: “Ustedes no estarán libres de las enfermedades, la pobreza e incluso la desesperanza y la muerte en esta gran aventura de la vida familiar. Pero son estas cosas las que harán que su amor como pareja se haga más profundo, su testimonio de que Dios vive crezca, y su fe se ensanche. No hay otra manera en que un hombre o una mujer lleguen a cumplir con la medida de su creación”. En lo particular, yo puedo decir que todo el cansancio y el esfuerzo se compensan con mis momentos favoritos, esos en que veo a mis hijas sonreírme amorosas y escucho con emoción su dulce voz que dice: “Te quiero, mamá: eres un corazón.”

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Miriam Aguirre

Miriam Aguirre nació en México D.F. y actualmente vive en Argentina. Tiene un título en Educación Infantil. En su tiempo libre disfruta de leer novelas románticas, caminatas con su esposo y jugar con sus dos hermosas hijas.