¿Somos padres dialogadores o sermoneadores? Una reflexión sobre la comunicación con los hijos

Como padres es probable que tengamos muchas buenas intenciones al comunicarnos con nuestros hijos. Pero tener una buena intención no es suficiente. Aplica estas ideas para crear un ambiente de diálogo en tu hogar cuando hables con tus hijos.

Anders Peterson

A nuestros hijos, como padres, los aconsejamos y respondemos sus preguntas. Es tan común, que incluso hay manuales sobre cómo responder preguntas ante eventos traumáticos, desastres o terrorismo. Cuando acuden en busca de ayuda sobre temas difíciles, tenemos siempre buenas intenciones de comunicarles lo mejor. Sin embargo, resulta frustrante el hecho de que muchas veces los chicos demuestran decepción y falta de entendimiento luego de una conversación. Es necesario entonces detenernos a pensar por un momento si en realidad estamos dialogando con nuestros hijos o sermoneando sus acciones.

Todo comienza con la atmósfera hogareña que creamos como familia. Podemos fomentar un clima de diálogo en la que ellos sientan confianza de que no serán superficialmente criticados, sino apoyados en sus buenas decisiones y que recibirán una guía adecuada cuando no sepan qué hacer respecto a un hecho determinado. Considera los siguientes pasos que, en lo personal, me han ayudado a convertirme en un padre dialogador con mis hijos:

Los padres que dialogan con sus hijos evitan un sermón

Quizás en nuestra opinión no damos “sermones” a nuestros hijos; sin embargo, a ellos puede parecerles lo contrario, según nuestra actitud. Muchas veces el diálogo con los hijos requiere que escuchemos antes de hablar. Esto nos da la oportunidad de entender qué es lo que intentan comunicarnos para saber si buscan una respuesta o un consejo. Por ejemplo, un padre “sermoneador” respondería: “Te dije que eso te pasaría porque los niños que desobedecen…”. Probablemente el hijo sepa que al haber desobedecido, pasó lo que su padre le advirtió. Hay que tomar en cuenta que, si juzgamos o criticamos demasiado a nuestros hijos, podemos caer en el bullying parental. Un padre “dialogador”, en cambio, le preguntaría a su hijo: “¿Qué has pensado sobre esta lección que aprendiste?”, “¿Qué vas a hacer para revertir tus acciones?”. De esta manera le resultará más sencillo expresar lo que piensa, y luego buscar consejos más allá de sus padres y proceder al respecto.

Los padres que dialogan con sus hijos aprovechan momentos oportunos de enseñanza

En ocasiones nos vemos agobiados por exigencias del trabajo y otras responsabilidades que requieren tiempo y atención. Esto puede afectar a la familia cuando los hijos tienen dudas o asuntos importantes que tratar con sus padres, y reciben respuestas del tipo: “Ahora no, estoy ocupado”, o “Después de que termine este proyecto podemos hablar”. Quizás ese momento nunca llegue o el hijo haya perdido interés para el momento en que los padres puedan hablar con él. Muchas tragedias morales entre los jóvenes se podrían evitar si algún padre hubiera estado ahí a tiempo, escuchando con atención lo que el hijo ha intentado comunicar. Al prestar atención a lo que ellos nos comunican podemos aprovechar estas oportunidades para enseñarles principios específicos sobre esa experiencia.

Los padres que dialogan con sus hijos les enseñan excelentes actitudes

¿Qué actitudes positivas queremos que nuestros hijos desarrollen para ser exitosos en sus metas? Aunque parezca extensa la enumeración de actitudes que nos gustaría ver en ellos, muchas podrían enseñarse a través del diálogo. Para ilustrar esta verdad te invito a considerar las siguientes actitudes que los hijos pueden desarrollar cuando el diálogo entre padres e hijos tiene lugar en el hogar: a) Son más propensos a expresar sus sentimientos y a comunicarlos confiadamente; b) Aprenden a tomar turnos y a respetar opiniones de otras personas; c) Tienen tendencias a ver diferentes opciones de elección y a aplicar uno o más consejos; d) Afianzan la relación con sus padres; y e) Llegan a ser comprensivos con los demás al ver sus debilidades e identificar sus fortalezas propias. Estas son sólo algunas de las muchas ventajas que he visto en mi propia familia como resultado del diálogo con mis hijos.

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En conclusión, si queremos evitar prácticas que tal vez provoquen distanciamiento entre nosotros y nuestros hijos, es esencial que nos convirtamos en padres educadores; esto nos permitirá dialogar sobre lo que en verdad les afecta en lo personal y lo que los hace felices. De este modo, asimismo, establecerán la base de una vida productiva y de entendimiento, no solo para ellos, sino también para sus futuras familias.

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Anders Peterson

Anders Peterson is a Spanish language instructor at the University of Arizona and also works as a translator and interpreter . He lives in Tucson with his wife and children.