Juegos que no son juego

Hay relaciones que comienzan jugando hasta convertirse en una verdadera guerra. Descubre los signos de alarma para que a ti no te suceda.

Julia Tort

Juegos bruscos

Durante la etapa adolescente muchas chicas y chicos comienzan un noviazgo cuando aún la presencia de los juegos bruscos no ha desaparecido por completo (sobre todo en ellos). Y una manera de expresar atracción hacia la otra persona, aunque parezca absurdo, es comportándose de forma grotesca. A veces hay algunos jugueteos como manotazos, mordidas, empujones o golpes que la pareja acepta a manera de intercambio emocional, adoptando un lenguaje “original y único” ante el resto de sus semejantes.

Cuando este tipo de conductas se vuelven una costumbre como forma de comunicación, a través del tiempo se transforman en una tradición o estilo de vida. Los hábitos tejen sus redes con pequeñas acciones que se ejecutan de forma consistente por un largo tiempo, hasta llegar a ser parte de la rutina en la vida de una persona; no nacen de la noche a la mañana, se construyen sin darte cuenta y, si son negativas, cuando menos te lo esperas, te cobran una factura muy alta.

Dominio psicológico

Cuando permites que una persona —en este caso tu pareja— se comporte de manera brusca o agresiva en sus acciones y despectiva, ofensiva e irónica en su lenguaje al dirigirse a ti, estás dándole permiso de que cada día llegue más y más lejos, que tome el control de tu vida, prácticamente. Corresponder a este juego psicológico es como participar en la ruleta rusa, donde no sabes en qué momento la trampa se disparará y quedarás cautivo y, en el peor de los casos, preso, sin salida.

Tú puedes fingir que te agrada, que no pasa nada, que solo es un juego, sin embargo, la persona que participa en esa dinámica tiene una percepción diferente de quienes lo ven por fuera. Por lo regular, con cierto enojo dirás que es tu vida, que nadie tiene derecho a intervenir ni decirte qué debes hacer, porque no te entienden ni están en tus zapatos; que tú amas y tu pareja te ama, y que todo está perfecto. Solo permíteme decirte que hay signos de alarma que debes considerar para poner un alto a tiempo a esos juegos, solo por ti y no porque alguien más quiera molestarte diciéndote lo que nota en tu relación. Cuando aparentas que las cosas van bien se convierten en una bomba de tiempo, que a la menor provocación detonará, y en el momento menos esperado. A continuación mencionaré algunas situaciones que indican que existe violencia:

  • Si has notado que cuando ustedes juegan de forma brusca las personas que están presentes muestran cierta incomodidad, manifestándola a través de miradas o comentarios.

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  • Si constantemente alguien te dice que te ves mal, o que no es correcta la forma en que te trata tu pareja, o tú a él.

  • Si por tu mente ha pasado la posibilidad de cambiar la manera de “jugar” y comunicarte de diferente manera con tu pareja.

  • Si va en aumento, en cantidad e intensidad, la manera brusca de relacionarse.

  • Si de repente has tenido la sensación de querer hacerle caso a todo aquel que te ha dicho que no es correcto lo que hacen.

  • Cuando te dicen que no es “normal” que las personas tengan una relación de esa manera.

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  • Si tu intuición te dice que algo no está bien.

  • Si te has sentido culpable por cualquier cosa que le hayas hecho a tu pareja, o él a ti.

Estado de negación

Déjame compartir contigo algo que he aprendido a través del tiempo, sé que puede aportarte algo de valor en tu camino: cuando pretendes que todo está en perfecto equilibrio porque, según la sociedad, así debes actuar, puedes llevarte tamaña sorpresa al descubrir que ese equilibrio es quebrantable, puede romperse; sostener una apariencia falsa de bienestar hace más daño que el juego en sí mismo. Reflexiona, mira hacia dentro, escucha a tu intuición, ella siempre te dirá qué debes hacer para estar a salvo.

Comenzar con juegos que implican ofender, golpear, aventar o cualquier otro acto que vaya hacia el lado contrario del respeto, tarde o temprano romperá la armonía de una relación, sin importar la edad ni las condiciones de vida de las personas. Las verdaderas relaciones perdurables en amor se caracterizan por el respeto, la comunicación, el interés y bienestar del otro; interés de crecer como persona y, sobre todo, en la individualidad y sus derechos.

Siempre hay una salida

Cuando un hombre o una mujer acepta los manoteos, jalones, malas palabras o cualquier acto lascivo hacia su persona, debe hacer un sincero acto de conciencia y descubrir qué parte de su interior se mantiene castigada; por ejemplo, el aceptar que es inteligente, guapo o descubrir que siente no merecer respeto, amor o atenciones de alguien; cuando esto se trae a la mente de manera consciente entonces es más sencillo liberarse, haciendo un acto de auto-perdón y aprender a amarse a sí mismo.

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Si lo que hemos mencionado en este artículo te toca de cerca, pero no sabes qué hacer, permíteme compartirte este manual de prevención de la violencia en el noviazgo. Para amar y respetar a otra persona primero hay que hacerlo con uno mismo, y es a través de esa práctica que podremos trascender en otras personas.

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Julia Tort

Julia Tort es Lic. en Preescolar y Psicología, asesora y especialista en Estim. Temprana, prenatal, del aprendizaje y liderazgo, escritora y madre de 3 hijos. Actualmente vive en San Juan del Río, Qro. México. E-mail contacto: lic.juliatort@hotmai