A veces tus hijos te enloquecen… Pero si haces esto, todo vuelve a la paz

Para esos momentos en que sólo quieres gritar ¡Paciencia! La paciencia es la virtud que te permite observar, esperar y elegir el mejor momento para actuar sin perder el control de la situación.

Diana Brante Morales

Me encanta estar rodeada de niños. Toda mi vida he deseado ser millonaria para poder adoptar y cuidar niños y niñas de todas las edades, darles amor, seguridad, un techo, un hogar donde sean felices. Luego, mi hija María Ignacia comienza a gritar, a tirar sus juguetes por todos lados, y lo pienso dos veces.

En más de una oportunidad he asistido al jardín de mi hija para actos, para apoyar actividades o cumpleaños, por lo que me ha tocado presenciar rabietas que incluyen patadas a las educadoras, golpes a las paredes e insultos, lo cual es bastante estresante si se considera que los niños más grandes tienen recién cinco años de edad.

Al estar en una de aquellas celebraciones decidí quedarme a acompañarlos durante su almuerzo. Uno de los pequeños, al que llamaremos Felipe, peleaba por una silla. Amablemente le pidieron que utilizara una que no estuviese ocupada; agarró la silla vacía y la tiró contra la pared. Me sobresalté por el ruido y comencé a prestar atención a lo que estaba sucediendo; para mí fue increíble la tranquilidad con la que las educadoras enfrentaban la situación.

Tomaron la mano de Felipe y lo acompañaron al patio, donde siguió gritando. Cuando regresó al aula empezó a patear una de las puertas y a darle puñetazos a las paredes. Lo tomaron en brazos y lo llevaron a otra sala, donde estuvo hasta que se calmó.

Los niños se alteran con mucha facilidad, sobre todo cuando son pequeños, ya que están conociendo sus límites, aprendiendo a superar la frustración, a expresar lo que están sintiendo. Si nos descontrolamos junto con ellos solo conseguiremos terminar enojados y cometer errores de los que luego nos arrepentiremos.

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¡Paciencia! La paciencia es la virtud que te permite observar, esperar y elegir el mejor momento para actuar sin perder el control de la situación. Para evitar sobresaltarse, dejo aquí tres tips:

1. Respirar hondo

Aunque suene trillado, es lo primero que debemos hacer para oxigenar nuestro cerebro y de este modo asumir decisiones lógicas en vez de las viscerales.

2. Contar hasta diez

Diez segundos para relajarte, para pensar y luego actuar. Si tras este tiempo aún sientes que tu reacción no será la adecuada, sigue contando.

3. Piensa en positivo

Valora todo lo bueno que hacen tus hijos día tras día, luego vuelve a evaluar la situación considerando sus sonrisas, sus besos y esas frases con las que caemos rendidos a sus pies.

Si has sido arrastrado a una situación difícil, como una discusión con tu hijo adolescente, mira estos cuatro consejos:

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1. Concéntrate en lo importante del asunto

No busques atacar a quien está frente a ti; por ejemplo, “No debes dejar los estudios porque lograr tus metas será mucho más difícil”, en vez de “Quieres dejar de estudiar porque eres flojo”.

2. Escucha

Presta atención a lo que está diciendo, sin reaccionar, sin alterarte y más que nada, sin interrumpir; así le demuestras respeto y empatía con lo que sucede.

3. Observa

Ve más allá de las palabras, observa los sentimientos de lo que escuchas. Aunque digas exactamente lo mismo con distintos sentimientos, será muy diferente lo que recibe quien te escucha.

4. Responde con claridad

Sin rodeos, ponte en el lugar de la otra persona y dile lo que te gustaría escuchar.

Te recomiendo también que leas este artículo sobre cómo manejar las pataletas de tus hijos, http://familias.com/que-las-pataletas-de-tu-hijo-no-se-conviertan-en-un-problema-de-por-vida

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El punto de vista del autor no necesariamente representa la opinión editorial

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Diana Brante Morales

Me gusta comenzar cada día como un nuevo día, darme la oportunidad de ser feliz y sonreír por las cosas básicas. Dar sin esperar nada a cambio. Siempre sorprenderme.