Las mujeres y la caballerosidad en el siglo XXI

En este siglo la mujer disfruta de independencia y autosuficiencia. ¿Te sientes feliz por estos logros? Te invito a que puedas llegar a ser aun más feliz al lado de un compañero idóneo.

Erika Otero Romero

La especie humana se divide en dos géneros: masculino y femenino. Valga señalar, además, que según las escrituras “…el hombre no es sin la mujer, ni la mujer sin el hombre” (1 Corintios 11:11); sin embargo, esta unión, concebida desde el principio de los tiempos, no impide que como seres humanos busquemos progresar y realizarnos de manera individual.

La mujer tiene la gracia –concedida por la creación– de ser madre, de poseer en su cuerpo la posibilidad de DAR VIDA; pero para que esa labor sea completa necesita de la participación del hombre. Es obvio que muchas dirán que no siempre se requerirá de un hombre, pero sin la SEMILLA o ESPERMATOZOIDE que procede del hombre jamás podríamos concebir y dar vida a otro ser humano, y mucho menos SER MADRES.

Hay muchas mujeres que son madres solteras, lo cual es una labor excelente, pero también hay hombres que son buenos padres solteros. Sé que muchos me darán la razón cuando digo que ser padre o madre soltero no solo es maravilloso, sino que también ES UNA TAREA EXIGENTE Y DESGASTANTE. Es claro también que las mujeres hemos ganado nuestro lugar en la sociedad actual con sudor y sacrificio, pero algunas actitudes en muchas de nuestras antecesoras fueron caldo de cultivo para el surgimiento y la propagación del machismo.

Es bueno tener en cuenta que un hombre es tan complejo como una mujer y, a la vez, tan fácil de comprender como una de nosotras, es cuestión nada más de estar atento y presto a una comunicación eficaz, y de tener en cuenta que:

  • No siempre es el hombre quien debe tomar la iniciativa al declarar sus sentimientos por emociones; las mujeres PUEDEN y DEBEN hacerlo. Algunos de ellos son tan tímidos como nosotras, otros no saben “leer” nuestro lenguaje corporal. No importa cuál sea su respuesta ante tu manifestación o “declaración de tus afectos”, el punto es que tendrás el bienestar de haber exteriorizado lo que sentías; por otra parte, no te quedas con la dolorosa duda de “…y si le hubiera dicho que…”

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  • Si te invita a salir –no importa si es una salida de amigos–un pretendiente o novio deja que ÉL pague. Y no es una actitud machista. Las mujeres debemos aprender que, no obstante la autosuficiencia e independencia económica que tengamos, no debemos sentirnos ofendidas o menospreciadas por un gesto de amabilidad de este tipo. Una experiencia personal al respecto fue que por “pasarme de independiente”, una pareja que tuve esperaba que yo pagara las cuentas de cada invitación que “me hacía”, lo que termino por hacerme sentir utilizada.

  • Hombres y mujeres casados trabajan por igual, más con la situación económica que priva en nuestros países. La invitación es a que los gastos se compartan y que, a su vez, cada uno deje una parte de lo ganado para sí mismo, e incluso para hacerse pequeños obsequios. Hombres y mujeres, no “descarguen” las obligaciones económicas en quien más gana.

  • Mujer, no mires “raro” a tu compañero, esposo, amigo o novio porque cuide de su persona. Es obvio que el cuidado personal de un hombre no debe extralimitarse, pero siempre es agradable tener a nuestro lado a un hombre con sus manos cuidadas, un buen corte de pelo que lo haga ver varonil y atractivo, y que huela bien, entre otros aspectos que nos gustan.

  • Debemos reconocer que aunque seamos independientes y diestras en hacer algunos arreglos que el hogar necesita, esto no quiere decir que poseamos la fuerza física de un hombre y que requerir de su ayuda nos haga menos útiles o independientes.

  • La caballerosidadno ha pasado de moda. No son gestos extraños que nuestro compañero nos dé la mano para bajar del automóvil o nos retire la silla para sentarnos a la mesa. Esto no pretende hacernos sentir inútiles y pasadas de moda; son actos de galantería que quieren hacernos sentir atendidas y respetadas.

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  • No es más HOMBRE el varón que habla con un lenguaje colmado de palabras rudas y groseras, que trata a las mujeres como objetos y las mira de manera obscena; eso solo deja entrever la carencia del respeto por el género femenino, entre otras cosas.

  • Un hombre no mira más a una joven que luce ropa sensual que a una que viste de manera recatada. Dicho de otra manera, la valía de una mujer no radica en cuán insinuante o provocativa luzca, sino en su forma de ser, de ver el mundo.

He visto cómo muchas amigas, que no solo están a cargo de su casa e hijos, sino que también trabajan, no se podrían dar abasto ellas solas con todo lo que se refiere a MANTENER UNA FAMILIA EQUILIBRADA. He visto cómo sus esposos, al llegar del trabajo, las ayudan con los niños y las labores del hogar, sin que esto los haga menos HOMBRES, equilibrando así la maravillosa tarea de tener un hogar y una familia.

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Erika Otero Romero

Psicóloga con experiencia en trabajo con comunidades, niños y adolescentes en riesgo.