Entérate cómo cae el mito de que la religión es el opio de los pueblos

La religión organizada no vive su momento de mayor prestigio. Pero quienes se entregan a ella con verdadera intención pueden cambiar esa percepción. ¿Es mala la religión?

Rafael Vázquez

Malos ejemplos

El comportamiento inadecuado, escandaloso e incluso criminal de algunas personas o grupos que utilizan la religión para justificar sus actos, últimamente ha reforzado la opinión de que las religiones en sí mismas ocasionan esos males.

A lo largo de la historia la religión ha formado parte de la vida social, política e incluso militar. En efecto, la libertad religiosa es una idea relativamente reciente y no está garantizada en todos los lugares del mundo. Los estereotipos difundidos en la cultura popular (películas, series televisivas, juegos de video) y el tipo de educación que algunos recibimos, también ayudan a fijar en nosotros la idea de que las personas que profesan una religión son malas.

Existe también otro prejuicio: la religión trastorna, reprime o limita a las personas buenas. Algunas doctrinas pueden ser muy exóticas y algunos dogmas sonar muy ingenuos. Algunas prácticas, costumbres o normas morales parecen excesivas e incómodas, especialmente en una época como la nuestra, en que reina un relativismo moral y científico, y se han logrado muchos avances en materia de libertad de pensamiento, de expresión, de prensa, de culto y de religión.

Los prejuicios contra la religión son una forma de discriminación

Es cada vez más frecuente que se ridiculice, discrimine y ataque a las personas que profesan alguna religión. A veces, a la gente de determinada confesión se les niegan empleos o alguna otra oportunidad. Algunos son menospreciados o humillados por sus compañeros de trabajo y sus familiares. En las escuelas algunos niños son objeto de bromas excesivas, sobrenombres denigrantes y hostigamiento (bullying) por parte de sus compañeros, e incluso de maltrato verbal por parte de los educadores. Por todo ello, considero no solo necesario, sino urgente, que nos ayudes a erradicar los seis prejuicios más comunes sobre la religión:

  1. Religión vs ciencia. La palabra religión viene de la idea de re-ligar: de darle coherencia y unidad a todas las cosas que vemos y que nos acontecen en la vida: la naturaleza, el universo, las emociones, la vida, la muerte, etcétera. La ciencia persigue lo mismo que la religión: hallar la cohesión de todo, pero usa métodos distintos. La ciencia ocupa solo el razonamiento y la experiencia material, mientras que la religión prescinde de ellos y se ayuda de otras funciones del ser humano, como la intuición y los sentimientos. No debemos exigir la comprobación científica de la existencia de Dios, porque los asuntos de divinidad requieren que la gente ejerza la fe (algo que conjuga la intuición cognitiva con el sentimiento de esperanza), que no es una función racional. Además, muchos grandes científicos y pensadores han sido hombres y mujeres de fe, y han visto en el conocimiento científico una forma de entender y aplicar la naturaleza como creación de origen divino. Una mente ilustrada y un pensamiento crítico y científico no están peleados con una sensibilidad espiritual.
  2. “La religión es para ejercer control sobre la sociedad”. Aunque algunos grupos de poder han utilizado la religión para este fin, esta no surgió con ese propósito. En sociedades laicas (donde no hay preponderancia religiosa), los grupos que buscan el control social se valen de otras formas como la sugestión, la manipulación o la represión.
  3. “Toda organización religiosa es corrupta”. La corrupción no es privativa de las organizaciones religiosas. Hay corrupción en organizaciones civiles, gubernamentales y de muy diversos tipos. Por desgracia, el comportamiento inadecuado y escandaloso de algunas personas que profesan una religión o que trabajan en una organización religiosa mancha el buen nombre de la misma.
  4. “Una vida religiosa es aburrida y limitada”. Cierto: tal vez las personas religiosas se priven de algunas “cosas” que son normales, agradables o incluso necesarias (hay religiones en las que existen los ayunos prolongados). Pero todos ellos, sin excepción, obtienen beneficios personales, sociales, mentales y hasta físicos a cambio de la disciplina que siguen. Por otro lado, toda vida religiosa implica compartir, dar servicio y ayudar a otros. El servicio caritativo trae muchas experiencias gratificantes y hermosas experiencias de vida.
  5. “Religión es fanatismo”. Ya hemos reconocido que hay personas que recurren a la religión para justificar actos dañinos. Ese no es un problema de la religión, sino de los que la usan con esos fines. La mayoría de las religiones tienen doctrinas que enseñan a los seres humanos a mejorar, elevar a los demás, elevar a otros y mejorar el mundo. Se puede ser religioso sin caer en comportamientos de fanatismo.
  6. “Las religiones no aportan nada bueno a la humanidad”. Esta es la mayor de las mentiras sobre la religión. A lo largo de la historia, y más aún en las décadas recientes, los servicios humanitarios de enormes grupos de anónimos miembros de muchas religiones han sido fuente de ayuda notable en muchas partes del mundo, en muchas situaciones de emergencia y en programas permanentes de salud, rescate, alfabetización y de muchos otros tipos.

Cuando asumimos una actitud hostil hacia la religión en general estamos emitiendo un dogma social tan categórico, excluyente e injusto como aquellos que queremos evitar entre las doctrinas religiosas. Si únicamente ponemos atención en asuntos que involucran negativamente la religión, damos la espalda a muchas cosas buenas que han llegado a nosotros a través de la fe y las obras de personas que profesan o profesaron una religión con valor, sacrificio y amor por la humanidad, como Mahatma Gandhi, Martin Luther King y la Madre Teresa de Calcuta.

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Cada persona que sigue con sinceridad su religión se convierte en un vecino confiable, un ciudadano ejemplar, un padre amoroso, un hijo prometedor, un alumno esforzado, un joven alegre… un buen ser humano.

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