El futbol como motor de la vida

La fantástica historia de amor y compañerismo de Carlos, a quien le ayudaron a sentir un juego de futbol, nos lleva a concluir que el futbol puede bien funcionar como motor de la vida.

Arturo Leonardo

¿Cómo te ha ido de mundial de futbol? Espero que esté siendo un pretexto para convivir más con tu familia. A propósito, quiero presentarte una historia que, en lo personal, me pareció fantástica, una de tantas demostraciones por las que creo en el futbol como deporte y filosofía, no como monstruo de marketing –indudablemente otra de sus facetas.

Quien critica el futbol y a quienes lo disfrutan es probable que nunca haya sentido la emoción de anotar el gol definitivo que ayuda a su equipo a ganar una apuesta de refrescos; con seguridad no ha sentido ese vínculo especial al hablar de compañerismo cuando sabes que el defensa central o el portero está cuidándote la espalda.

Esos críticos probablemente tienen cosas más “intelectuales” en qué pensar, pero es curioso que muchos de esos asuntos tan cerebrales nos terminen deshumanizando, nos soporten en peldaños que nos hacen creer que somos más por el simple hecho de “saber” más.

El futbol tiene lecciones de humildad tremendas, pero no todas suceden en la cancha. La pelota puede rodar hacia muchos lados, y uno de ellos fue hacia Carlos, un hombre que no puede ver ni escuchar, pero que de alguna forma desarrolló una pasión futbolera.

El día del partido de Brasil contra Croacia en este campeonato mundial, Carlos se despertó a sabiendas de que era un día especial, pues jugaba su amada . Una vida “normal” para Carlos supone el aseo personal, la comida y los cuidados que su familia le procura, por lo que un mundial de futbol no es un acontecimiento cotidiano y, mucho menos, cuando tu equipo nacional es el anfitrión del campeonato.

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Carlos se vistió con la playera que han portado leyendas como Pelé, Zico, Rivaldo y Romario; se le veía más emocionado que de costumbre. Evidentemente no puede apreciar los partidos como los demás fanáticos, pero eso nunca fue impedimento para desear como nadie el silbatazo inicial del juego.

Ese día no solo fue diferente para Carlos, también para su familia y su mejor amigo: había un plan desde hacía tiempo para que el fanático disfrutara el partido de primera ronda del mundial con diversos materiales, mucha imaginación y cariño; se adaptó una cancha especial a unos metros del televisor, no para jugar, sino para sentir el futbol.

La cancha a escala estaba lista, el sueño de Carlos también, la inauguración del mundial estaba empezando y lo que para muchos es un espectáculo burdo exclusivamente para enajenados, para Carlos se trató de una experiencia única. Su mejor amigo tomó sus manos, la cancha a escala se ubicaba en medio de los dos, y le explicó en lenguaje de señas lo que estaba por hacer y entonces, la magia comenzó.

Carlos tuvo un lugar de privilegio en la ceremonia de inauguración y para el primer partido de Brasil, el amigo de Carlos le describió cada detalle de lo que pasaba en televisión, sujetándole las manos de manera paciente y amorosa.

Brasil ganó 3 a 1 a Croacia, y Carlos vio la vida de otra forma: tenía futbol en su alma, no para enajenarse o para ser la comidilla de aquellos que pueden decidir entre atacar una pasión o sumergirse en su soberbia.

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Puedes revisar el video dando click aquí. El futbol es para todos, y para Carlos, o sobre todo para Carlos, también.

(Sígueme en twitter, @oscarMAL16).

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Arturo Leonardo

Comunicador fanático de sus hijos a quienes les relata día a día sus aventuras de música y deportes, gusta de leer lo que se cruce en su camino, piensa que el acto más revolucionario que puede existir es el de reír.