Un camino hacia la felicidad
Seguramente existen otros caminos para encontrar la felicidad, pero este particularmente que yo elegí me permiten hoy decirte que la felicidad si existe y puede ser permanente, pero depende de ti y de la actitud con la que asumas la vida.
Diana Cantor Martinez
Tengo que confesar que crecí sin tener muy claro qué quería hacer con mi vida; lo único que sé, es que desde muy pequeña me hacía preguntas relacionadas con la felicidad de las personas, ¿serán felices?, ¿Cómo lo lograron?. Aún no encuentro todas las respuestas, pero sin duda intentando responderlas he encontrado un camino con el que poco a poco me he sentido más cómoda y tranquila conmigo misma.
A los 24 años pocos días después del nacimiento de mi hijo me vinculé a una compañía en la que trabajaría durante los siguientes diez años. Fue una casualidad llegar al departamento de recursos humanos. Con los días aprendí a querer mi trabajo, por el contacto que tenía con la gente. Siempre fui una mujer de aspiraciones así que inicie como secretaria del departamento, pero no era ahí donde quería quedarme. A los tres años inicie mis estudios universitarios. Las cosas no eran fáciles, trabajaba de día y estudiaba en las noches, mi hijo apenas tenía tres años. Pero yo siempre pensaba: “este esfuerzo valdrá la pena, porque cuando me gradúe como psicóloga y sea la jefe del departamento todo estará bien y entonces seré feliz.”
A pesar de que tuve tres ascensos durante esos diez años, no alcance a lograr la jefatura. Sin embargo, yo no me dí por vencida. Era el momento de partir en busca de otros horizontes y así lo hice. Después de 10 meses de haber partido de esta compañía me gradué como psicóloga, al tiempo que llegaba por fin mi tan anhelada oportunidad; fui contratada como jefe del departamento de recursos humanos de una compañía muy grande y reconocida en el país. Durante los siguientes cinco años fui jefe, directora y gerente de área y aunque la felicidad toco a mi puerta por momentos, definitivamente no era lo que yo me había imaginado.
Contra viento y marea tuve que tomar decisiones, con las que especialmente mi familia no estuvo de acuerdo. Inclusive en algún momento pensé que haber dejado un empleo, bien remunerado y a la edad que yo tenía, era un verdadero acto de irresponsabilidad.
A pesar de no estar de acuerdo conmigo, mi familia me apoyo en ese camino de reencuentro conmigo misma. En medio de mis días de angustia por lo inútil que me sentía y por la incertidumbre que me generaba el futuro, encontré una vez más el amor de Dios, a través de la oportunidad de conjugar dos cosas que siempre ame: escribir y ayudar a los demás.
¿Qué es la felicidad?
Para mi la felicidad no es un estado de júbilo y alegría permanente, tampoco es la ausencia de problemas, ni el sentimiento que aflora cada vez que se alcanza un sueño. Tampoco creo que la felicidad deba depender de factores externos, ni mucho menos que sea responsabilidad de quienes nos rodean.
La felicidad es un estado interior, que el ser humano tiene la capacidad de elegir y que se caracteriza por:
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La aceptación de uno mismo y de las cosas que no puede cambiar.
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La aceptación de los demás tal y como son.
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La capacidad para asumir con tranquilidad y fe los avatares de la vida.
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La capacidad de asombrarse y deleitarse en las pequeñas y grandes cosas que nos trae cada día y que están ahí para el ser humano y sin ningún costo. Un amanecer, un atardecer, el cantar de los pájaros, la sonrisa de un niño, el abrazo de un abuelo, el amor de una esposa, los detalles lindos de un esposo etcétera.
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Lograr un ser interior fortalecido y espiritual.
¿Cómo lograrlo?
1. Volver la vista al presente
Dejar de anclarte al pasado. Dejar del postergar la felicidad para el futuro, disfrutando del hoy. Cierra los ojos y sin pensar en nada más ábrelos y mira a tu alrededor, haz un recuento de lo que tienes ahora; ¡esta es tu vida! debes esforzarte por aceptarla y amarla ahora, sin perder la fe en el futuro y sin dejar de construir tus sueños.
2. Amarse y aceptarse
En varios de mis artículos insisto en esto. Louse L. Hay, escritora norteamericana, en su libro “Usted puede sanar su vida” anota que cuando el ser humano se ama y se acepta tal y como es, todo funciona bien en la vida, textualmente dice “es como si por todas partes se produjeran milagros” y adicionalmente agrega “si uno se ama y se aprueba así mismo, creándose un espacio mental de seguridad, confianza, mérito y aceptación, creará más relaciones de amor en su vida.
3. Crecer espiritualmente
Reconocer que existe un ser superior, creer en los milagros, tener fe en las personas y en el futuro a pesar de las dificultades. En definitiva estrechar tu relación con Dios.
Seguramente existen otros caminos para encontrar la felicidad, pero este particularmente me ha ayudado a mí a encontrar esas respuestas que desde siempre me plantee y que me permiten hoy decirte que la felicidad si existe y puede ser permanente, pero depende de ti y de la actitud con que asumas la vida.