Los límites inician en los márgenes de las libretas

¿Por qué se deben marcar los márgenes en las libretas de los niños? Los límites inician en los márgenes de las libretas

Rafael Vázquez

Cuando se inicia la temporada de inicio de cursos escolares, una de las actividades más demandantes en la mayoría de los países de Hispanoamérica es la compra y preparación de los materiales (útiles) para que los usen nuestros hijos en la escuela. Una de dichas actividades consiste en que los alumnos preparen las libretas (cuadernos) señalando los límites de su área de trabajo (márgenes).

En esta ocasión te voy a hablar de lo que pienso sobre los márgenes. Hace unos días, un amigo, agobiado por ayudar a sus hijos a hacer los márgenes de todos sus cuadernos, me dijo: “¿Para qué tienen que hacerle márgenes a los cuadernos, especialmente si muchos de esos cuadernos ya tienen un margen de fábrica? ¿No es solo una tradición sin sentido que asignan con la intención de no dejar descansar?”.

¿De verdad sirve de algo el margen?

Durante mis primeros seis años de práctica docente, yo pensaba exactamente lo mismo que mi amigo. Siempre he sido una persona que se preocupa más por los contenidos y lo interior que por las formas y las apariencias. En aquellos tiempos, incluso como maestro, yo fomentaba el uso libre de las libretas y evitaba pedir márgenes, porque consideraba que se trataba de una exigencia sin sentido y ociosa.

Pero un día un compañero me explicó con lujo de detalle todas las implicaciones de la preparación y el respeto de los límites del espacio de trabajo. Ambos tratábamos con estudiantes adolescentes y jóvenes de entre 14 y 19 años. Recuerdo que me dijo: “Rafa, si no les exiges cosas como el margen estás muy mal, porque el margen tiene implicaciones muy profundas en la formación de los alumnos: es la delimitación física de su espacio de trabajo”.

Incrédulo, escuché toda la disertación de mi compañero y amigo sobre los beneficios del margen, pero lo que más me impactó fue lo siguiente: “Para muchos de tus alumnos, preparar y respetar el margen de sus cuadernos y trabajos escolares será el único contacto que tengan con algún tipo de límites. No me creas, Rafa, pero esa falta total de límites genera chicos que luego andan robando, golpeando o destrozando sus vidas y las de otros”.

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Otro amigo, especialista en psicopedagogía, años después, en una convención de maestros, me compartió lo siguiente acerca de las formalidades en la educación de los niños: “Si bien parece una tortura para los padres vigilar o ayudar a los niños a trazar los márgenes, es también el primer contacto que los niños tendrán, además de los límites, de apreciar, estilizar de forma uniforme y desarrollar su psicomotricidad fina para ir con el tiempo haciendo líneas más precisas y conscientemente unir esas líneas en puntos precisos”. Y esto último también tiene muchas implicaciones en la vida social, emocional e intelectual de las personas.

Trazar límites sirve, y de mucho

Aunque no lo parezca, en nuestra vida adulta seguimos utilizando márgenes en todo lo que hacemos, aunque son de otro tipo. El saludar cuando entramos en una sala, el presentarse, pedir las cosas diciendo “por favor”, expresar gratitud cuando se recibe un servicio, beneficio o cumplido, y la simple noción de que en la biblioteca se debe hablar en voz baja y los reportes del trabajo deben estar limpios y presentables; todo ello son márgenes.

Son también márgenes (o su reflejo) el saber que uno debe ser fiel a su pareja sentimental, evitar las expresiones excesivas de ira o de enojo para no traspasar los límites de nuestra acción invadiendo el espacio vital de los demás, el respeto de los semáforos y demás señales de tránsito y, por supuesto, de todas las normas de convivencia, desde los usos y costumbres sanos hasta las leyes más sofisticadas, todo lo cual asegura la armonía en nuestra convivencia. Todo ello comienza con la preparación física y el respeto del espacio de trabajo en el cuaderno escolar.

Es pesado, tedioso y para el adulto ya quizás se obvie, pero para los niños es más que necesario. Por eso, lo mejor es que los mismos niños lo hagan.

(Contacto: rvazquezv@outlook.com)

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