Antes del quebranto va la soberbia, y antes de la caída, la altivez de espíritu

El orgullo genera batallas perdidas y joyas en el barro. Mira la historia de Lucifer. Santo Tomás de Aquino ya decía que encabezaba la lista de los pecados capitales. El orgullo se pavonea y marca tu cara. No dejes que marque tu existencia.

Marta Martínez Aguirre

La caída de Lucifer

Una simple emoción basta para quebrar el orden establecido: en la tierra una roca se desprende impetuosamente, golpea una y otra vez contra la ladera. Un león despedaza a una gacela de meses, se oyen crujir los huesos entre sus dientes. La paz del firmamento ha sido quebrada. La voz corre como un reguero de pólvora en un ángulo del cielo.

Las huestes alistadas: los caballos resoplan, las espadas desenvainadas, todos se preparan para responder a la voz del comandante. Él no dice nada. Sus palabras encienden la luz y en silencio llora por lo que vendrá. Es padre. No puede permitir el egoísmo, ni la seducción hechicera del orgullo. Finalmente, da la orden temida. De todos lados surgen gritos y clamores.

A pesar del dolor por el tercio perdido, no hay espacio para la maldad en las cercanías del trono santo. No puede haber piedad para las sombras que oscurecen las estrellas. Ahora estás a punto de rodar por el suelo convertido en cenizas. Ha finalizado la batalla. Y no creas que hay retorno.

Ya no queda nada de tu belleza perfecta: las joyas engarzadas se prendieron a tu orgullo. Dejaste la eternidad y el monte santo por la codicia. Todo tu esplendor está sepultado en el lodo. Quién iba a decir que ahora ibas a arrastrarte por el vientre. Lucero de la mañana –me duele decírtelo–, no va a bastarte la eternidad para que te veas en el espejo que has partido.

Lo creas o no, el orgullo tarde o temprano te lleva a perderlo todo. El orgullo genera batallas perdidas, estrellas caídas y joyas en el barro; mira la historia de Lucifer. Santo Tomás de Aquino ya decía que encabezaba la lista de los pecados capitales.

Advertisement

El orgullo siempre propicia tu propia caída

No te enojes, pero ese aire de superioridad se huele desde lejos. Y es lo que está matando a tu familia. ¿Tienes idea de los sueños de tus hijos?, o ¿vives demasiado tiempo tratando de que tengan esas cosas que marcan tu estatus? Sé que no quieres repetir tu historia de privaciones, pero ¿qué es tenerlo todo?, ¿qué determina un alto, un infarto, un divorcio, una adicción temprana, un embarazo adolecente no deseado, un portazo, una orden de arresto para el más joven?

Un estudio acerca del orgullo

Un grupo de investigadores del Departamento de Psicología de la Universidad de California en Davis, reveló que el orgullo “tiene su propia y reconocible expresión facial y lenguaje corporal”. Esta emoción puede ser fácilmente identificable en tu forma de ser. Según Jessica Tracy y Richard Robins, una persona orgullosa tiene “una pequeña sonrisa, inclina levemente la cabeza hacia atrás, visiblemente expande su postura y alza los brazos por encima de su cabeza o bien se pone las manos en la cintura”. También plantean que la expresión del orgullo “es una forma de comunicación no verbal que ha evolucionado en los seres humanos para que, después de lograr algo, un individuo pueda mejorar su estatus social comunicando su éxito a los otros a través de esta expresión”.

Los medios fomentan el orgullo

Quieres todo: un cuerpo como el que anuncian en la televisión, una dentadura como la que promociona el uso de tal dentífrico, comer y no engordar, gastar en exceso y poder ahorrar, relaciones extramaritales sin culpa, golpes sin denuncias… No esperes que el delivery te traiga una porción de anti-orgullo. Tienes que trabajar en ti mismo. Entrégate, sobre todo sirve, comienza hoy a recoger las migas del mantel luego del almuerzo y extiende tu servicio a otros y, algo de suma importancia, no busques ser reconocido.

Acepta y reconoce cuando te equivocas, deja de justificar tus errores, tú también tienes faltas y la imperfección es un pliegue en tu cara. Aprende a pedir perdón, y no permitas que pase mucho tiempo. Da crédito a quien se lo merece y si puedes, hazlo en público; no te guardes los buenos momentos para ti solamente. Afronta la crítica y acepta en tu vida el fracaso, no creas que estás exento de ellos, pues son parte del valioso aprendizaje de la vida. Como está escrito: “Antes del quebranto va la soberbia, y antes de la caída, la altivez de espíritu”. (Proverbios 16:18).

Toma un momento para compartir ...

Marta Martínez Aguirre

Marta Martínez es de Uruguay. Posee una licenciatura en Psicología, y un posgrado en Logoterapia. Ama todo lo que hace y adora servir. Es especialista en atención psicológica domiciliaria. Contacto: