Ella estaba cansada de ser buena, y lo mismo te puede pasar a ti

Esos actos de bondad, que antes te llevaban a dar todo de ti, ahora parecen agobiarte al punto de no resistir un minuto más enseñando, cuidando y velando por el otro. Cuídate del síndrome de "Burn out"

Marta Martínez Aguirre

Ana Clara desde hace tres meses se resiste a ir al trabajo. Se siente agotada en lo físico y en lo emocional, y hay ocasiones en que siente que es ineficiente y no halla satisfacción en sus logros. Últimamente su humor es ácido y se niega a reunirse con sus compañeras a la hora del descanso. Cada día está más irritable y de noche no duerme. Se ha vuelto adicta a los relajantes musculares y cuanta pastilla exista para los dolores de cabeza. No puede concentrarse en sus tareas y a menudo quiere irse y renunciar. Con mayor frecuencia experimenta angustia y se pregunta si vale la pena seguir viviendo sin algo que le dé sentido a su vida. A la hora de conversar con sus compañeras de trabajo siente que nadie la comprende y las discusiones son cada vez más frecuentes. El desánimo desayuna con ella y va con ella en su lonchera. La tríada: culpa, duda y excesiva responsabilidad están en forma constante en su horario de trabajo.

Al sentarme a conversar con Ana Clara no tuve más remedio que decirle que sus síntomas estaban asociados al “cansancio de los buenos” como llama al Síndrome de Burn out el psiquiatra y logoterapeuta Roberto Almada.

¿Quiénes son afectados por este síndrome?

  • Personal de la salud

  • Docentes

  • Sacerdotes, religiosos y pastores; líderes religiosos

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  • Asistentes sociales

  • Voluntarios en organizaciones civiles

  • Pequeños empresarios

  • Fuerzas de seguridad y personal del Poder Judicial

  • Amas de casa

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Esto se debe a que cada vez que te vinculas con alguien de un modo significativo, estás implicándote personalmente. Hay tareas que te llevan a dejar el alma en lo que haces y tú lo sabes bien. Pero a veces el agotamiento ha afectado todo tu ser y sientes deseos de huir y no volver más.

El sufrimiento se hace presente cuando ves a ese niño que se esfuerza y no logra aprender, o miras acongojada a esa anciana que nadie va a verle a la hora de la visita.

Sé que en la teoría te dicen que tomes distancia, que pongas barreras protectoras a tus emociones, pero bien sabes que cuidar bien del otro en contextos donde el sufrimiento humano está presente va a suponer un desafío sustancial para ti, y tarde o temprano si no actúas vas a sufrir y sentirás el cansancio.

Esos actos de bondad, que antes te llevaban a dar todo de ti, ahora parecen agobiarte al punto de no resistir un minuto más enseñando, cuidando y velando por el otro. Estás quemada y el dolor del otro ha atravesado tu piel.

Qué hacer si te sientes extenuado de hacer lo bueno

  1. Interrógate. ¿Por qué estoy haciendo esto? ¿Experimento que esto es bueno y por eso me gusta hacerlo? ¿Quiero vivir para esto que hago? ¿Querré haber vivido para esto? El sentido del trabajo se encuentra más allá de un buen sueldo, de alcanzar un estatus social o económico, o quizás de querer demostrar tus dones o habilidades. El sentido lo encuentras cuando descubres que con esa tarea transformas el mundo en el que vives, lo vuelves maravilloso y tú también te transformas en ese proceso.

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  2. ¿Tu vida se honra?. ¿Aceptas trocar tus valores personales por un incentivo económico más? ¿Te descubres sin espacios para el cultivo de tu ser interior? Quizás entras en la dinámica del consumismo laboral (más de ocho horas para ganar bonos, premios, incentivos) que, en realidad, enmascarado en aparentes estímulos, te gasta la vida, privándote de estar con tu familia, de recrearte, de vivir tu fe. Un trabajo que honra tu vida te permite tener horas de descanso, espacios para recrearte, tiempos para el diálogo, los afectos, la formación personal.

El Síndrome de Burn out no tiene porqué quemar tu vida si te propones no hacer de tu vida laboriosa un sinónimo de productividad y rentabilidad. Tu trabajo debe ser ese espacio donde tu vida se dignifica y en el que eres capaz de decirte: “He nacido para esto”.

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Marta Martínez Aguirre

Marta Martínez es de Uruguay. Posee una licenciatura en Psicología, y un posgrado en Logoterapia. Ama todo lo que hace y adora servir. Es especialista en atención psicológica domiciliaria. Contacto: