3 consejos para disminuir los problemas en el matrimonio
¿Qué haces cuando hay problemas con tu cónyuge? ¿Regresas a casa de tus padres? Aquí te muestro por qué esa no es la mejor solución.
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Elitania Teresa Ruvalcaba Blancas
Hace algunos años, durante una boda, escuché estos consejos. Como suele suceder cuando uno se topa con la sabiduría, de momento a uno le parecen consejos intransigentes, fuera de tono o insubstanciales. En ese momento no podía imaginar que estas recomendaciones me ayudarían a sobrellevar situaciones y problemas propios del matrimonio. Por lo mismo, ahora me atrevo a compartirlos contigo:
1. Los trapos sucios se lavan en casa
Nunca platiques tus problemas maritales a tus padres, amigas, o compañeros de trabajo. Eso es ser desleal. Es muy común que cuando la pareja está pasando por una crisis se recurra a los padres como primer recurso. El regresar a la casa paterna en busca de consuelo es la primera, sin pensar, que puede ser a la larga contraproducente. El platicar con lujo de detalles las causas de rencillas con tus padres solamente creará un distanciamiento entre tu pareja y tu casa paterna, porque obvio tomarán partido por ti. Toma en cuenta que con la reconciliación a ti se te olvidará cada incidente, cosa que a tus padres y familia se les quedará muy presente. En cada episodio les darás las armas necesarias para estarte recriminando la elección que hiciste y abrirás la posibilidad de que cada vez que tengas algún problema, ellos te recuerden cada incidente anterior; bien dicen que los padres, y principalmente la madre, sirven “para echar más leña al fuego” en vez de tratar de conciliar la situación. Por eso, la recomendación es no involucrar a más personas en los problemas maritales, y más si éstas en vez de ayudar pueden hacer más grande el conflicto a la larga o a la corta.
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2. Pedir consejo a otras parejas de toda tu confianza
En alguna ocasión escuché que el solicitar a los nuevos esposos que sus padrinos sean parejas no es por capricho. La intención es que en épocas de crisis, se acerquen a ellos a pedir consejo y orientación pues los padrinos, al vivir ellos mismos una vida en pareja, en algún momento de su vida en común pudieron estar en una situación parecida y podrían decirles qué hicieron para resolver los problemas y diferencias. No habrá mejor consejo para la nueva pareja que el de otra que sepa lo que es el “estire y afloje” del matrimonio.
3. Encontrar el mejor momento y lugar para poder hablar
Cuando se está enojado, se pueden decir muchas cosas de manera hiriente y ofensiva. De igual modo se pueden tener reacciones impulsivas que más adelante no se pueden corregir (como agarrar tus cosas e irte a casa de tus padres esperando que vayan detrás de ti y que eso no suceda). Los problemas de casa se quedan en casa. En momentos de cólera no es recomendable tratar de arreglar las situaciones en medio de gritos y descalificaciones. Es mejor dar tiempo a ambas partes para tranquilizarse, pensar las cosas detenidamente con calma y serenidad. Siempre trata de ponerte en los zapatos del otro para entender sus razones y como personas maduras hablar de lo que provocó la disputa. Y no dejes para mañana lo que puedes hablar hoy.
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Las reacciones provocadas por el enojo son algo que tu pareja con el tiempo llegará a conocer y viceversa. Es por esto que como parte de la convivencia, aprenderán cómo manejar estas situaciones, sabrán en qué momento y en qué lugar podrán buscar la reconfortante reconciliación.