3 factores que afectan la inteligencia de un niño antes de nacer
Los genes pueden influir en la inteligencia y desarrollo de enfermedades mentales los bebés. ¿Podemos hacer algo para evitarlo?
Teresa Guadalupe Correa Pérez
El embarazo es un momento muy especial para cada madre, ya que cada bebé es un ser vivo único e irrepetible, como se suele decir, y tal como me dijo el médico que llevo mi control prenatal.
En aquel momento no le di mayor importancia a sus palabras, hasta el momento en que mi hijo nació y vi su rostro, entonces supe que tenía razón: era muy diferente a mí y a la vez idéntico. Él era igual de pequeño que los otros bebés, y a la vez, yo jamás podría confundirlo con otro, aunque acababa de conocerlo.
Genética y Herencia
Cada niño que se concibe y nace tiene un ADN diferente al de sus padres, y a su vez comparte con ellos muchísimos genes, y por lo tanto características físicas similares. Los genes son unidades básicas de herencia. Los humanos tenemos millones de genes, y cada uno codifica cierta característica, como por ejemplo: el color de ojos, el tipo de sangre, o los rizos en el cabello.
A causa de esto, algunos niños lucen idénticos a uno o ambos padres, o incluso como mini “yo” de sus abuelos u otros familiares. Esto sucede porque ciertos genes se heredan saltando generaciones; y en otros casos los niños tienen características realmente diferentes entre hermanos, ya que su expresión fenotípica es distinta aunque compartan muchos genes.
No solo los rasgos se heredan, también las enfermedades
La herencia de los rasgos suena algo bonito, pues la mayoría de los padres desea que su bebé tenga un parecido a alguno de sus progenitores o abuelos; pero lamentablemente está también el lado oscuro de la herencia genética, que es cuando se heredan genéticamente trastornos, enfermedades e incluso IQ bajo.
Esto puede pasar debido a que los paquetes de genes pueden alterarse de muchas maneras, y estos “cambios” logran que las proteínas no funcionen normalmente creando una mutación que no tiene vuelta atrás.
Además, el ambiente también afecta la forma en la que funcionan las células de nuestro cuerpo, es por eso que algunas mutaciones podrán causar enfermedades y trastornos que se pueden heredar.
Factores que influyen
Actualmente, muchos científicos y genetistas se han dado a la tarea de investigar más, sobre estos temas relacionados a la herencia, el sistema nervioso central, las emociones y el IQ, con resultados y descubrimientos increíbles.
Existen algunos factores (no siempre evidentes) que pueden afectar la salud física y cognitiva a futuro de un bebé desde el embarazo, aunque la mayoría de los médicos actuales no siempre los mencionan en sus consultas.
1. La baja inteligencia emocional y la depresión de los padres
Según un artículo de la universidad de Santo Tomás, en Colombia, el Trastorno depresivo mayor tiene una gran correlación a la carga de genes, ya que estos pueden heredarse con una alta probabilidad. En el caso de las mujeres con antecedentes familiares, se tiene casi el 50 % de riesgo de padecer depresión mayor, asociada a este factor, afirma el estudio.
Lo más difícil de esto es que este trastorno se caracteriza por uno o más episodios depresivos intensos, pero sin episodios de manía. El Trastorno Depresivo Mayor es una enfermedad psiquiátrica común en la población, y no solo se caracteriza por irregularidad del afecto y del estado de ánimo, sino también por anormalidad a nivel cognitivo haciendo de este deficiente y otras complicaciones físicas.
Igualmente, de manera paralela, es un trastorno que afecta todos los esquemas de la vida, como el entorno familiar, las relaciones personales y las condiciones laborales de quien lo padece, creando mucho estigma e incluso mala imagen.
2. La edad de los padres influye en el IQ y la esquizofrenia
Al igual que los datos anteriores, es sorprendente cómo la genética puede jugarnos malas pasadas. De acuerdo a un estudio publicado en la revista científica PLOS Medicine, aquellos niños cuyos padres, específicamente varones, eran de edad más avanzada (pasados los cuarenta años), mostraban un coeficiente intelectual más bajo en pruebas psicométricas, frente a niños de padres más jóvenes (antes de los cuarenta años).
También encontraron una importante correlación con la esquizofrenia, que se caracteriza por alucinaciones y pérdida de contacto con la realidad, por lo cual llega poner en muy alto riesgo a quien lo padece. Cuando uno de los padres es esquizofrénico, el hijo tiene probabilidad de también serlo en un futuro, pues carga con esa genética.
3. El estrés durante el embarazo
Para lograr un sistema nervioso desarrollado adecuadamente en un bebé, el cerebro tiene que pasar por un poco de estrés. Pero también, es muy significativo no caer en el exceso por parte de la madre, pues una emoción muy intensa podría causarle daño al bebé.
Precisamente por eso, un equipo de médicos de la Universidad Johns Hopkins realizó una investigación con una muestra de mujeres embarazadas que al momento del estudio se encontraban sanas física y mentalmente.
En este experimento, se llevaron registros del nivel de estrés de la madre y el bebé durante su embarazo, y antes de que los niños cumplieran dos años. Además, los especialistas también midieron adicionalmente las capacidades cognitivas de sus hijos en correlación.
Como resultado, los bebés de madres que habían experimentado una leve o moderada carga de estrés, resultaron ser más avanzados en cuanto a inteligencia, así como en lo que respecta a sus condiciones físicas.
Pero por el contrario, si se experimenta mucho estrés en el embarazo la inteligencia del bebé y sus condiciones físicas se ven disminuidas.
En el campo de la medicina y la genética aún queda mucho por descubrir, pero algo muy importante que podemos hacer desde nuestro lugar es informarnos, llevar a raya los controles perinatales, y estar muy atentos a esos pequeños detalles de antecedentes familiares que pueden marcar una gran diferencia en el desarrollo de nuestros hijos a futuro.