3 formas para evitar ir a terapia como pareja

Todas las parejas que he visto en mi oficina de terapia tienen algo en común, sigue leyendo para saber de qué se trata.

Denhi Chaney

En los años que llevo como terapeuta, he visto muchas parejas distintas, con problemas parecidos y a veces casi idénticos entre unas y otras, pero en todas ellas siempre encuentro algo en común: el tiempo que esperaron para venir a terapia. Todas las parejas que he visto, han aguardado hasta que la relación está a punto del divorcio para venir y buscar ayuda. Mientras esto no quiere decir que ya todo está perdido, sí indica que esta pareja ignoró por bastante tiempo las señales de que su matrimonio estaba en peligro.

Estas señales no siempre son grandes, pero éstas son las que nos indican que debemos hacer ajustes en nuestra relación. Si bien es mi profesión ver parejas en mi cuarto de terapia, es aún más importante para mí que éstas eviten el venir hasta el último momento. Es por eso que aquí te comparto tres cosas que puedes hacer como pareja y evitar ver a un terapeuta cuando estás a punto de firmar los papeles de divorcio.

1. El perdón

No importa si es el pedir perdón o perdonar; la pareja que quiere evitar ir a terapia —o divorciarse— aprende a pedir perdón y a perdonar. La mayoría de las parejas que veo se rehúsan a aceptar que cada uno de ellos tiene un papel en el deterioro de la relación, ya que es mucho más fácil echarle la culpa al otro. Quizá sea mucho más fácil pero no lo mejor, cualquier pareja que no aprende el perdón, tiene un futuro amargo y difícil y una probabilidad enorme de verse desesperado en un cuarto de terapia.

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2. El contacto físico

La mayoría de las parejas que he visto llegan a sentarse en el sillón y evitan el contacto físico, es decir, si quisiera sentarme en medio de ellos podría hacerlo, ya que hay una gran distancia física entre uno y el otro. Aunque esto parezca pequeño, yo aprendo mucho de cómo está la relación solamente de observar si aún existe este tipo de contacto. La pareja que quiere permanecer junta, se asegura de que se tomen de la mano, que se den abrazos, que exista intimidad en fin, que haya mucho contacto físico entre los dos. De lo contrario, se verán en la triste situación en donde ya no saben ni cómo hacerlo y es el trabajo de un terapeuta volverles a enseñar algo que nunca debió de desaparecer de su relación.

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3. El esfuerzo

Ninguna pareja sobrevive cuando uno, o los dos, se han dado por vencidos. Sé bien que una pareja se ha dado por vencida cuando se olvidan los pequeños detalles, tales como preguntar cómo ha estado su día, cumpleaños, aniversarios, decir un “te amo” antes de irse a dormir, despedirse con un beso en la mañana, etcétera. Aunque todo puede parecer sencillo y hasta mundano, el hacerlo requiere de un esfuerzo constante, precisa de poner a nuestra pareja como prioridad aun cuando estamos tan ocupados con nuestro trabajo y los hijos. Cuando haces un pequeño esfuerzo, casi garantizas que jamás pondrás un pie en un cuarto de terapia debido a que tu matrimonio se está derrumbando.

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Como dije antes, si bien es mi profesión ver a parejas y ayudarles a sanar, prefiero que las parejas hagan lo que tienen que hacer para mantener una relación feliz antes de que deban venir a terapia. Eso es mejor que ver a miles de parejas que están al borde del divorcio.

Denhi Chaney

Denhi Chaney es egresada de la Universidad de Brigham Young con maestría en Terapia de Matrimonio y Familiar. Denhi también es esposa y madre de un niño. Puedes contactarla en .