3 principios para alcanzar la felicidad

¿Siente que no es feliz, pero reconoce que tiene todo para serlo? Entonces este artículo le servirá: la felicidad está al alcance de su mano. Sólo tiene que saber abrir bien los ojos para verla.

Jackeline Ledezma

Conozco una persona que siempre se queja de su situación económica, de la relación con sus hijos, de los defectos de su marido, de su trabajo y de que su casa es incómoda. Esa persona podría pensar que gracias a Dios no le falta qué comer, que fue bendecida con el don de ser madre, que su esposo trabaja y regresa todas las tardes para estar a su lado, que tiene la dicha de poseer un trabajo y que habita casa propia, pero no: Esta persona está enfocada por completo en los aspectos negativos de su vida, dedica mucho tiempo a compadecerse a sí misma y está dejando a un lado todo aquello que la haría feliz, si le prestara atención.

Lo interesante es que cuando miras de cerca las circunstancias en que ella vive, uno se da cuenta de que ella tiene claramente muchos más motivos para ser feliz y para agradecer a Dios, que para quejarse. Es por eso que estoy convencida de que la felicidad depende de uno mismo. Es una cuestión de actitud, de decisión, de entusiasmo y de gratitud: tiene que ver con la forma en que enfrentamos la vida. Debido a que me considero una persona muy feliz, a pesar de no haber tenido siempre cuanto deseaba, analicé tres principios que he aplicado a lo largo de mi vida y que contribuyeron a mi felicidad en cada etapa vivida.

  1. Disfruta lo que tienes, disfruta el hoy. Recién casados, mi esposo y yo vivíamos en un departamento al que llamábamos “El palomar,” porque era un espacio cuadrado y pequeño, ubicado en la segunda planta de una casa; el piso, el cielorraso y las paredes eran de madera barnizada. No tenía divisiones: sala y cocina estaban unidas y para separar el cuarto matrimonial se usaba un mueble de madera alto que funcionaba de ropero por un lado y de estantería por el otro. No había cuarto de lavado, la pila estaba afuera, lavar siempre daba mucho frío porque el viento soplaba muy fuerte ahí arriba. Teníamos muchas carencias en ese lugar, pero lo que quiero decirte es que eso nunca fue motivo para entristecerme. Por el contrario: no te puedo explicar lo feliz que fui durante el tiempo que permanecimos ahí. ¡Decoré “El palomar” con tanta ilusión! Cada espacio, por más pequeño que fuera, lo hice acogedor y juntos, mi esposo y yo le dimos el calor de un hogar. Antes de tener casa propia, alquilamos tres casas más y a todas llegamos con entusiasmo e ilusiones. Con otra actitud habríamos sentido frustración por no tener casa, pero nunca reprochamos por la situación. Por el contrario, siempre buscamos soluciones a los problemas con entusiasmo.

  2. Reconoce que la felicidad no está en lo económico. A veces el hecho de compararse económicamente con otros, es causa de infelicidad. Los deseos de superación son totalmente válidos, lo malo es frustrarse por no tener lo que otros poseen. Siempre existirán personas con mejor situación económica que la nuestra, por eso es necesario ser agradecido con lo que se tiene, y luchar con humildad y optimismo para alcanzar los sueños. Además, los bienes económicos sólo dan una felicidad pasajera, por ejemplo: el adquirir un celular de última tecnología, sólo nos da una falsa sensación de plenitud, que durará hasta que salga al mercado el siguiente modelo. El gozo verdadero nunca se basa en lo material, que es transitorio.

  3. Aprende a disfrutar los pequeños detalles. A veces la felicidad está en las cosas más simples de la vida y lo peor es que nos cegamos ante esas manifestaciones. Día a día somos bendecidos por Dios con un nuevo día, con una familia sana o con un trabajo. ¿Hace cuánto no te das el tiempo para disfrutar de un atardecer? ¿Has tenido la dicha de disfrutar las risas de un niño? ¿Has sembrado una semilla y gozado al verla florecer? Lo mejor de la vida es gratis, mucha gente se deprime por problemas económicos, porque llega el fin de semana y sus hijos quieren diversión y no saben qué hacer; pues nada cuesta tomar una sábana, preparar algo de comer para llevar e irse al parque a disfrutar en familia. Insisto, es cuestión de actitud.

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En fin, analízate, date un tiempo para pensar si eres de esas personas que gastan sus energías quejándose y compadeciéndose. Si es así, procura cambiar de actitud. Haz un esfuerzo por re-dirigir esa energía e identificar todas las bendiciones que recibes con cada amanecer. Identifica la gente que te ama, rodéate de personas buenas y optimistas que te animan a vivir a plenitud pero, sobre todo, toma la decisión de ser feliz.

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Jackeline Ledezma

Jackeline Ledezma estudió Dirección de Empresas en la Universidad de Costa Rica. Actualmente es madre y esposa realizada.