3 razones por las que los hombres dejan a mujeres que aman—lo que toda mujer debe saber
Las 3 razones más poderosas por las que millones de hombres rompen una relación aún cuando aman a esa mujer. ¡Descubre cómo evitarlo!
Mariel Reimann
Decir que “si te hubiese amado no te hubiera dejado”, es un una afirmación completamente errónea. Tanto hombres como mujeres terminan relaciones con la persona que aman, todo el tiempo. Este tipo de rompimientos pueden ser totalmente evitados si conoces las causas que conducen a un hombre a tomar esta decisión.
Los hombres se enamoran, pero tienen la habilidad de separar los sentimientos de la lógica, y en muchos de los casos, la lógica es más fuerte que el corazón. Aunque parezca increíble, para ellos analizar si podrán realmente hacer feliz a su pareja es importante, entienden y saben que si eta es feliz, ellos también lo serán. Hay tres factores que impactan en la posible huida de un hombre de los brazos de la mujer a quien aman:
1. Miedo a no ser lo que la mujer realmente quiere que sea
Una popular canción del cantante Ricardo Arjona, ilustra en pocas palabras este sentimiento: “Estoy en medio del que soy y del que tu quisieras. Queriendo despertar pensando como no quisiera”. La canción ilustra el dialogo entre una pareja que se hecha mutuamente la culpa por haber fracasado.
Las mujeres tenemos una gran predisposición a adaptarnos al hombre que nos gusta en nuestro afán por conquistarlo. Si el fútbol no nos gustaba, de repente sí nos gusta y hablamos de deportes como expertas. Los hombres en cambio no comparten esa flexibilidad y buscan a alguien que los acepte como son. El miedo a no ser lo que la mujer a quien aman aspira, los paraliza y los impulsa a renunciar a la relación.
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Lo más importante es ser auténtica, no fingir, y no tratar de cambiarlo. Si no es romántico, no le impongas que lo sea, aprecia las virtudes que él posee y no te obsesiones con las que a ti te gustaría que tuviera.
2. Teme perder su identidad, no su libertad
Cuando escuchamos decir que los hombres no quieren perder su libertad, en seguida pensamos en que seguramente quiere seguir viviendo como si fuera soltero, y la infidelidad se apodera de nuestro pensamiento.
La verdad, en la mayoría de los casos, es mucho más simple que esa. Ellos no quieren perder su identidad. Cuando comenzamos a tener problemas en nuestra relación, todos inevitablemente, regresamos con nuestras mentes al principio, a cuando recién nos conocimos y a ese tiempo en el que todo parecía color de rosas.
Al principio respetamos el espacio de la otra persona, nos vemos, salimos, pensamos en ellos, pero los vemos como a un individuo, como a alguien separado de nosotros mismos, a alguien que tiene una vida, necesidades, gustos, sueños y proyectos. Cuando unimos nuestra vida a la de alguien, unimos todo, menos la individualidad. Aún seguimos existiendo como seres humanos separados, con cosas que aún queremos lograr, con amigos a los que queremos visitar y con necesidades distintas a las de la vida como una pareja. Si tú dejas que tu pareja se realice como persona, que progrese, que se relaje, que siga existiendo aparte de ti, tu relación se convierte en una empresa indestructible.
3. No puede sentir exactamente lo mismo que tú a la misma velocidad
Ningún ser humano es igual a otro, y por ende desarrollamos nuestros pensamientos y sentimientos de diferentes maneras, y a variadas velocidades. Saber que alguien te ama con cierta intensidad y que “no puede vivir sin ti”, puede llegar a convertirse en una presión.
Los hombres por naturaleza tienen más dificultades en expresar sus sentimientos, simplemente porque les cuesta más que a las mujeres, saber con certeza lo que sienten. Nosotras nos apegamos a todo lo que vemos en segundos, amamos a los animales, las plantas, los niños, los ancianos, los comerciales, amamos a todos, amar es nuestra especialidad. Ellos no son así, y al preguntarse si te aman con la “misma intensidad”, algo que es cien por ciento subjetivo, porque sólo el que tiene el sentimiento puede juzgar cuanto ama a la otra persona, pueden sentir que no te merecen y en lugar de acercarlos, los alejas.
“Que fácil fue tocar el cielo la primera vez cuando los besos fueron el motor de arranque que encendió la luz que hoy desaparece”, dice el estribillo de “Fuiste Tú”, ilustrando lo fácil que es llevar a algo que nos trasportaba al cielo, al fracaso.