3 tipos de esclavitud moderna a los que seguro estás sometida
Debes saber que hoy en día la esclavitud se ha camuflado muy bien y habita muy cerca de tu familia. Este artículo te dirá cuáles son las formas modernas en que se presenta y cómo evitarlas.
Erika Otero Romero
Muchos libros de historia están plagados de narraciones que cuentan historias terribles sobre la época de la esclavitud. Cuentan cómo muchas personas eran tratadas de manera terrible para obligarlas a servir a unos cuantos con poder, que creían tener el derecho de someter y humillar a otros seres humanos.
Cientos de años han pasado desde que la esclavitud fue abolida, pero la verdad sea dicha, solo ha logrado ser camuflada para, de la misma manera que antaño, lograr el objetivo de dominar a quién lo permita y no sea lo suficientemente atento para darse cuenta. Para hacer las cosas un poco críticas, es probable que tú o alguien de tu familia sea víctima voluntaria o involuntaria de los variados tipos de esclavitud existentes en la actualidad y que resumiré a continuación.
1. Esclavitud tecnológica
Cada tanto los artilugios tecnológicos cambian. Si bien hacen la vida más cómoda, han ido convirtiendo a los consumidores en zombis dependientes de ellos, al punto que si una persona sale de casa sin su móvil y su billetera, prefieren regresarse por el teléfono y dejar la billetera. Agrégale que adolescentes y niños pasan sus días involucrados en redes sociales y chats estableciendo relaciones virtuales y han dejado el contacto social real en segundo plano.
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2. Esclavitud a la moda
Al igual que en el punto anterior, muchas personas han caído en la manipulación del mundo de la moda. Ésta dicta la manera como debe vestir una persona según su edad, estilo y clase social. No es que sea malo pero ¿no crees que deberías tener derecho a vestirte como te diera la gana, según tus gustos y estilo y eso no tendría por qué ser un determinante de la persona que eres?
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3. Esclavitud laboral y monetaria
Todos los días hombres y mujeres viven sus vidas en pos de sus profesiones y trabajos. Es cierto que tener buenos ingresos económicos mejora la calidad de vida de la familia, pero ¿realmente necesitas todo ese dinero para vivir? ¿Has pensado en el tiempo valioso que has perdido de estar con tu familia por trabajar más de 14 horas al día?
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¿Cómo evitar estas formas de esclavitud?
Es posible que se me escape alguna, sin embargo, lo importante acá es que escapes de la esclavitud de los tiempos modernos. A continuación te dejaré tres puntos acerca de cómo alejarse, cuidar a tu familia y no caer en esa trampa social.
Analiza si en realidad necesitas todo lo que tienes
¿Es necesario que en cada habitación de tu casa haya un televisor?, ¿que cada uno de tus hijos tenga un computador portátil en lugar de uno para toda la familia y que puedan turnarse en su uso? Puede que en tus manos tengas el poder monetario para darles a tus hijos todo lo que se les antoje. Como padre o madre es tu derecho otorgarles las comodidades que consideres se merecen, pese a eso, piensa en qué tanto bien les estás generando a tus hijos y si, en su lugar, no los estas mal enseñando.
La opción que tienes en tus manos es tener un buen televisor en la sala de estar para pasar más tiempo como familia y un computador en un lugar común que les facilite el acceso a ellos y el control a ustedes.
Una manera de vestir bella, modesta y sencilla es mejor
No es necesario comprar ropa, bolsos y maquillaje cada temporada. Diferentes prendas pueden ser combinadas y ajustadas para ser usadas por una buena cantidad de tiempo sin que tus hijos, tú o tu pareja luzcan “fuera de onda”.
Compra ropa cada seis meses o una vez al año según tu capacidad monetaria y aún más si tus hijos ya están grandes. La situación cambia cuando los niños están pequeños ya que crecen cada tanto y tampoco es cuestión de pasar como padres irresponsables o tacaños.
Y, como siempre, pasa tiempo en familia
Si tu contrato dice que debes trabajar 8 horas al día de lunes a viernes o sábado al medio día ¿qué haces trabajando hasta altas horas de la noche o los domingos? o, peor aún, ¿qué haces llevando trabajo a tu casa? A cada situación o persona dale el tiempo que merecen y necesitan. Desde luego tu familia no puede ni debe estar en el último lugar.
No caigas en esos tipos de esclavitud que te condenan a un sometimiento perpetuo limitando tu desarrollo como persona e impidiendo que disfrutes de las cosas bellas y sencillas de la vida: la naturaleza y tu familia.