Pastillas para rendir: una moda entre estudiantes universitarios

La consigna actual entre los estudiantes es resistir a toda costa y poder estudiar sin necesidad de dormir en periodos de examen o entrega de Tesis, para ello recurren a drogas legales sin necesidad.

Marta Martínez Aguirre

Laura vive en un monoambiente, lejos de su ciudad natal. Quiere recibirse de antropóloga este año. Trabaja diez horas diarias y asiste a la facultad de noche. Fue una compañera con déficit de atención quien le dio una pastilla de Ritalina la primera vez, luego fue un médico el que extendió las recetas, sin siquiera mandarle estudios para saber si era cierto que no podía concentrarse. Lleva cinco años dependiendo de este neuroestimulante para rendir en el ámbito académico. Cada día miles de estudiantes universitarios, recurren a los medicamentos que se utilizan para aumentar los niveles de concentración. La consigna actual entre los estudiantes es resistir a toda costa y poder estudiar sin necesidad de dormir en períodos de examen o entrega de Tesis.

La Ritalina ometilfenidato es una droga que estimula el sistema nervioso central y se utiliza fundamentalmente en el tratamiento de la hiperactividad y el déficit atencional. Su consumo produce un incremento en los niveles de dopamina a nivel cerebral y de este modo se aumenta el rendimiento atencional, debido a que el nivel de alerta se eleva y el cansancio desaparece, dando lugar a más horas de actividad.

Las estadísticas señalan que entre el 4 y el 11% de estudiantes universitarios en Estados Unidos utilizan estas drogas para la potenciación cognitiva, evadiendo criterios médicos. Pero lo que es peor: cada vez hay más médicos que extienden las recetas como si fueran caramelos de guaco y miel para una gripe. Una de las primeras preguntas que se han hecho quienes investigan el uso del metilfenidato en quienes no padecen déficit atencional, es si realmente contribuye o no a una mejora en el rendimiento estudiantil. Bidwell, que encabezó este estudio, demostró sin lugar a dudas que sí hay una mejora de la atención, en el tiempo de reacción para responder y se logran mayores aciertos. Pero, ¿sabes algo? Ninguno de los estudios realizados habla de los otros efectos:

1. Síndrome de abstinencia

Al no tomar la Ritalina, se producen los mismos síntomas que la cocaína u otras drogas en etapas de abstinencia. Laura tenía fuertes dolores de cabeza y agitación nerviosa cuando no tenía la dosis de metilfenidato en sangre. Se sentía incapaz de estudiar y empezaba a tener miedo de perder sus exámenes, al punto de tener ataques de pánico. Algunos estudiantes poseen ataques de ansiedad por no consumir, otros poseen irritabilidad en forma constante y hay quienes incrementan el abuso de otras sustancias perjudiciales, como el alcohol y el tabaco.

2. Miedo a fracasar, menor creatividad

Una frase muy usual en Laura era: “Estoy a punto de colapsar, no voy a poder rendir adecuadamente, soy un fracaso”. Cuando se es dependiente de una sustancia de este tipo, no consumirla genera inseguridad y miedo a fracasar. Esto provoca una tendencia a creer que sin la pastilla, la inteligencia se pierde (“sin ella la cabeza no me da”). Esto fortalece la ideología actual de encontrar soluciones rápidas, fáciles y mágicas a los problemas. Así se reduce la capacidad de encontrar soluciones alternativas que produzcan los mismos resultados, generando una sensación de fracaso anticipado.

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3. Deterioro en otros aspectos de la atención

Estos fármacos benefician la atención sostenida, es decir aquella que permite estar atentos al realizar una tarea monótona por bastante tiempo. Pero no sucede lo mismo con la atención selectiva (cuando te concentras en algo específico, seleccionando los estímulos relevantes e ignoras los demás), ni con la atención dividida (cuando atiendes todo lo que puedes al mismo tiempo como planchar y hablar por teléfono).

La sociedad actual exige cada vez más de los jóvenes. Eso muchas veces trae consigo la tentación de consumir este tipo de fármacos que pueden “beneficiarlos” en algo, pero les perjudica mucho más, además de tener implicaciones éticas y morales. Si tienes hijos o sobrinos cursando la educación superior o media superior, te invito a que compartas y comentes este artículo con ellos. ¡Seguro te lo agradecerán!

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Marta Martínez Aguirre

Marta Martínez es de Uruguay. Posee una licenciatura en Psicología, y un posgrado en Logoterapia. Ama todo lo que hace y adora servir. Es especialista en atención psicológica domiciliaria. Contacto: