Cómo ayudar a un familiar adicto a las drogas

Ayudar a un ser querido en la rehabilitación de una adicción requiere fortaleza y tenacidad, pero especialmente amor y fe en Dios, porque “para quien cree todo es posible”.

Diana Cantor Martinez

Nadie está preparado para tener en su casa una persona adicta a las drogas, es de esas cosas que siempre se piensa que “le ocurrirá a todos, menos a mí”. Sin embargo, una vez disipadas las dudas y confirmado el diagnóstico, te ves ante la difícil situación de que un hijo, un sobrino o cualquier otro ser querido, consume drogas. Hay mucho que puedes hacer, y si estás decidido a ayudar a tu ser querido a pasar al otro lado es importante que te prepares. No será fácil y se necesita no sólo de tu buena voluntad, sino especialmente de la voluntad de quien se encuentra inmerso en la situación.

Prepárate

Para ayudar a otros es necesario que estés estable emocionalmente y fortalecido espiritualmente, comprender que necesitarás ayuda especializada y que el proceso será largo y lento. Por otra parte, mi sugerencia es involucrar a todas las personas del núcleo familiar: todos deben estar enterados de lo que está sucediendo y de qué manera pueden ayudar a la persona y así mismo cómo pueden apoyarse mutuamente.

El proceso de recuperación terapéutico y clínico de una adicción puede tardar meses, todo depende del nivel en que se encuentre la adicción. Es importante anotar que cuando el organismo deja de recibir la droga, una vez superado el periodo de abstinencia, puede adaptarse relativamente pronto al no consumo. No obstante, el consumo de drogas puede tener efectos colaterales en la salud, por ejemplo, daño en órganos vitales, lo que requerirá de otro tipo de tratamientos.

¿Cómo ayudar?

1. Aceptar la adicción

El punto de partida para superar cualquier adicción es aceptar que se es adicto. Si la persona aún no es consciente de que tiene un problema, tu ayuda consistirá en mostrarle objetivamente que ha caído en una adicción, ayudarle con afecto y comprensión a entender que es algo que se le ha salido de las manos y que por sí mismo no podrá controlar.

2. Buscar ayuda especializada

La adicción nace porque se genera dependencia física y psicológica a la droga. Muchas personas que consumen cocaína, por ejemplo, experimentan fuertes dolores abdominales cuando dejan de consumirla, por lo que para evitarlos vuelven a consumirla, lo que va generando mayor dependencia. Así mismo, la cocaína produce un estado eufórico, que cuando el efecto desaparece, emerge el síndrome de abstinencia acompañado de ansiedad, irritación, alteración general del sistema nervioso, entre otros efectos, lo que en definitiva lleva nuevamente al adicto a buscar la droga para terminar con las molestas sensaciones. Cualquiera que sea la sustancia psicoactiva, en un nivel superior de consumo, ya no te enfrentas a la simple fuerza de voluntad de tu ser querido, por lo que se hace necesario que acudas a ayuda terapéutica especializada. En ocasiones, cuando la adicción está muy avanzada, se requiere de la hospitalización para el control de síntomas y el manejo del síndrome de abstinencia, así como para evitar recaídas.

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3. Asistir a grupos de apoyo

No sólo para quien sufre la adicción, sino también para sus familias. Sentir que no están solos en esa lucha les da fuerza y valor para continuar. Pueden además compartir su experiencia y hablar abiertamente de sus sentimientos sin temor a ser juzgados o incomprendidos.

4. Evitar el contacto con el medio que provee la adicción

A veces se hace necesario un cambio de residencia o de institución educativa. Es vital alejar al adicto de la fuente que le provee la droga o el medio que lo incita a consumir.

5. Acudir a la iglesia

Solicitar el apoyo de un líder espiritual es de gran ayuda en estos casos. El amor a Dios y la confianza en Su misericordia transforma muchas vidas.

Las adicciones son conductas autodestructivas que evidencian un problema de fondo que puede estar relacionado con carencias afectivas, falta de sentido de vida, baja autoestima, ausencia de una vida espiritual. Es necesario identificar el problema estructural y trabajar desde la terapia psicológica en ello, con el fin de evitar recaídas y darle un sentido a tu vida.

Ayudar a un ser querido en la rehabilitación de una adicción requiere fortaleza y tenacidad, pero especialmente amor y fe en Dios, porque, como lo citan las Sagradas Escrituras en Marcos 9:23, “para quien cree, todo es posible”.

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Este hermoso artículo te dará motivos para seguir confiando en Dios a pesar del momento de adversidad por el que pasa tu ser querido, tú y toda tu familia.

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Diana Cantor Martinez

Hay un momento de la vida en que descubrimos que necesitamos un cambio para poder avanzar y crecer reconoce el momento y no pierdas la oportunidad.