No se puede ganar sin perder (Lo que aprendí de mi parto natural)
Si crees que si has experimentado la derrota, la victoria no es posible, estás equivocado. Una experiencia de vida puede demostrártelo. Lo que mi parto natural me enseñó: derrotas que llevan a la victoria.
Denhi Chaney
Muchos pensamos que solo existe la victoria o la derrota, que ambas son opuestas y que se excluyen de forma mutua. Sin embargo, por tratarse de ideas “opuestas” no se puede tener una sin la otra. Con una experiencia de vida reciente trataré de ejemplificarlo:
Hace un mes nació mi segundo hijo; fue un parto natural y sí, ha sido una de las experiencias más difíciles tanto físicas como emocionales de mi vida, pero una que me enseñó tanto que no puedo más que compartir con ustedes algunas cosas que aprendí con la esperanza de que las puedan aplicar a su propia vida, en especial en aquellas experiencias que nos llevan al límite.
Son las experiencias difíciles aquellas que nos muestran muchas de las lecciones más importantes que nos ofrece la vida, y tras estar en trabajo de parto por dos días seguidos creo que entiendo mucho mejor algunas verdades de lo que en verdad implica experimentar la victoria y la derrota, y la conexión de una con la otra:
1. Una derrota no implica que no haya victoria
Muchas veces, en especial al final de mi trabajo de parto, me quise dar por vencida; es más, hasta dije en voz alta que simplemente ya no podía más y que decidía ya no pujar más, quería “tirar la toalla”. Sin embargo, estas pequeñas derrotas me enseñaron a empujar más allá de mi supuesto límite, y pronto aprendí que mis pequeñas derrotas eran necesarias para descubrir la victoria y que estas jamás significan la derrota total, a menos de que yo así lo decidiera.
2. Pocas veces lo conseguimos solos
Jamás hubiera conseguido la victoria sin las dos personas que me acompañaron todo el tiempo en que estuve en trabajo de parto. Es importante siempre recordar que debemos de rodearnos de seres que nos puedan apoyar, y que nos ayudan de una u otra forma a conseguir esa victoria en medio de derrotas. De modo que no te aísles cuando estés pasando por una situación difícil y enlista los nombres de esas personas con quienes puedes confiar —y sí: no importa si existe solo una con la que puedes hacer eso—.
3. La victoria es por definición algo vulnerable
Puedo decir ahora que ninguna victoria es posible si no estamos dispuestos a experimentar en carne propia la vulnerabilidad de la derrota; es por esto que el obtener la victoria implica que la persona ha estado dispuesta a ser vulnerable en no dejarse derrotar y en aceptar la ayuda de los demás.
Aprendí mucho de mi decisión de parto, en especial sobre lo que en verdad implica vivir una derrota y una victoria y cómo las dos están entrelazadas de tal forma que es casi imposible tener una sin la otra. De este modo, te invito a que le abras los brazos a esas derrotas que experimentas a diario con la firme convicción de que son un medio para, por fin, disfrutar y saborear el éxito.