¿Existe el fracaso?

Miles de historias nos muestran que a cualquier edad es posible un nuevo comienzo, no hay que temer a empezar de cero. Mientras el corazón palpite, mientras haya vida, es una obligación, pararse y seguir.

Diana Cantor Martinez

Mientras escribo esta historia Francisco, un gran amigo, atraviesa por uno de los peores momentos de su vida. Hace cinco años se divorció de su esposa, la madre de su única hija de seis años. Por razones laborales, él se radicó en el exterior y esto desgastó su matrimonio hasta llegar al divorcio. Durante estos cinco años solo se ha dedicado a trabajar y ha casi perdido la esperanza de volverse a enamorar. Su mayor ilusión siempre ha sido regresar a su país, para estar más cerca de su hija y por eso nunca entabló una relación afectiva con una mujer originaria del país en el que se encuentra.

Hace pocos meses a través de un amigo suyo, conoció virtualmente a Pilar, una mujer de la misma ciudad donde vive su hija. La atracción fue mutua, muy pronto él viajó a conocerla y decidió que se radicaría nuevamente en su país. Así que regresó al exterior, renunció al trabajo, vendió su carro y sus pertenencias e invirtió sus ahorros en un negocio en su país. Mientras se preparaba para su regreso, muchas cosas empezaron a desencajar en su relación con Pilar, y a pocos días de su viaje ella le manifestó que lo mejor sería darse un tiempo porque por el momento no se sentía segura de iniciar una relación seria. Pese a esto, Francisco decidió que regresaría a su país, por su hija y por la inversión de dinero que hizo. Sin embargo, está devastado.

¿Qué es el fracaso?

Esta es una historia, como en muchas otras, en la que se apuesta con gran ilusión todo lo que se tiene por un nuevo comienzo; pero en muy poco tiempo se descubre que ese tampoco era el camino. Hay quienes se dejan llevar por la desesperanza, pierden el norte y la fe en el futuro. Quizás la forma en que mis padres me enseñaron a ver la vida, me ha hecho comprender que el fracaso no existe, pese a las derrotas con las que la vida me ha sorprendido. Quiero compartir en esta nota lo que podemos aprender y enseñarles a nuestros hijos para que después de algún desacierto podamos enfocarnos en un nuevo comienzo:

Todo es temporal

A pesar de que fue un concepto que siempre me inculcaron mis padres, lo comprendí hace relativamente poco. Solía ser muy radical al creer que las cosas eran blancas o negras, cuando en realidad tienen sus matices. Esto hacía que frente a una dificultad me pusiera excesivamente negativa. No importa la situación en la que te encuentres; ¿estás desempleado?, ¿atraviesas una desilusión amorosa?, ¿una quiebra económica?, ¿estás enfermo?, ¿te siente solo? Tan solo piensa que es temporal y que pasará. Sé que suena fácil pero que en la práctica es difícil. El hecho de ser positivo no significa que nos quedemos cruzados de brazos, como dice el dicho: “Ayúdate, que Dios te ayudará”. Estoy convencida que si lo crees en tu corazón con fe y confianza, más pronto de lo que te imaginas las cosas tendrán un cambio muy positivo. Recuerda que tú eres el mejor ejemplo que tus hijos pueden tener y si ellos ven que tú no te desesperas ante las vicisitudes, ellos en su momento sabrán que es posible mantener la calma porque te han visto hacerlo.

No te preocupes por lo que otros puedan pensar

El triunfo y el fracaso, como muchos otros conceptos, son paradigmas estandarizados por la misma sociedad, incluso son conceptos manipulados. El éxito está medido por el lugar donde vives, por el trabajo, el carro y la casa que tienes. La aprobación social cuenta mucho a la hora de enfrentarse a un revés, porque existe una excesiva preocupación que ante los ojos de los demás nuestra imagen pueda desmoronarse.

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Si para nosotros que somos maduros y conscientes no es fácil, para nuestros hijos que aún no saben cómo controlar el estrés y los comentarios negativos lo es todavía más. Pero no hay que torturarse con el qué dirán. La mayoría de las personas entienden que perder es parte de la vida y a cualquiera puede pasarle. Reconforta a tu hijo cuando se sienta abrumado y recuérdale que si su entorno no comprende la situación es porque la vida aún no les ha enseñado que no todo es color rosa. Lo más importante de todo es la valentía que tengamos para enfrentarnos de cara a la vida y al futuro cuando tenemos un tropiezo más.

Siempre es posible Comenzar de nuevo

Miles de historias nos muestran que a cualquier edad es posible un comenzar de nuevo, no hay que temer a empezar de cero. No se trata de una alocada carrera por acumular cosas antes de morir, se trata simplemente de mantener la ilusión en la vida, de volverlo a intentar cuantas veces sea necesario, mientras el corazón palpite, mientras haya vida, es una obligación, pararse y seguir. Compartamos esta filosofía para que en nuestro diccionario y en de nuestros hijos el “darse por vencido” deje de existir.

Camina siempre de la mano de Dios

En las sagradas Escrituras podemos encontrar una de las hermosas promesas que el Creador nos ha hecho. En Isaías 41:10 dice: No temas porque yo estoy contigo; no te desalientes porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré, ciertamente te ayudaré, sí, te sostendré con la diestra de mi justicia“.La fe en nuestro Padre Celestial nos permite encontrar nuevas fuerzas para seguir, incluso a pesar de la tristeza y la frustración. Confía en ese mañana que Él nos promete y enséñales a tus hijos a hacer lo mismo: Enseña al niño el camino en que debe andar, y aun cuando sea viejo no se apartará de él.”(Proverbios 22:6).

Lee este hermoso artículo y descubre por qué nunca debes perder la fe La fe siempre precede al milagro.

Es cierto que los reveces de la vida causan dolor, tristeza y decepción. Y hay que vivir tratando de no pensar mucho en por qué las cosas sucedieron así, más bien hay que aceptarlas con paciencia y aprender a empezar nuevamente con mayor sabiduría. La vida es sin duda intentar el camino a la felicidad y si fallamos… lo volvemos a intentar.

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Hay un momento de la vida en que descubrimos que necesitamos un cambio para poder avanzar y crecer reconoce el momento y no pierdas la oportunidad.

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