Disfunción eréctil: cuando la intimidad no es tan íntima

El 42.11% de los hombres y el 57.89% de las mujeres padecen algún tipo de disfunción sexual.

Yordanka Pérez Giraldo

Intimidad, es un poema de Mario Benedetti que nos lleva a la alcoba de dos personas que parecen amarse y, sin embargo, se han perdido dentro de su relación. Cada uno representa todo en el mundo para su pareja, pero algo ocurre: una barrera no permite se concrete el vínculo. Así pasa en las relaciones cuando la disfunción sexual se hace presente. La edad, el estrés, las enfermedades (diabetes, hipertensión, alcoholismo, sobrepeso, problemas psicológicos) nos juegan la mala pasada de impedir la entrega sin reservas; y es que no es tan simple como decir “Me siento mal, tomo una pastilla y todo resuelto”.

Este tema en particular implica muchas aristas y es imposible encasillarlo simplemente como una condición física y/o médica. El desempeño sexual, sobre todo para los hombres, es mucho más que relaciones íntimas: implica aspectos como la autoestima, la hombría, la capacidad y, en este sentido, les resulta particularmente difícil reconocer que tienen un problema. En el caso de las mujeres también es cosa difícil: admitir que no hay goce en la intimidad es algo que no estamos dispuestas a hacer, sobre todo por el temor de que nuestra pareja nos abandone. En cambio, sufrimos en silencio sentirnos culpables por “no sentir”.

Todos estos sentimientos generan frustración, lo cual nos lleva a conductas que provocan aún más problemas al interior de la relación. Por ejemplo, los hombres antes que reconocer que algo les pasa, se les hace fácil descalificar a su pareja. Por su parte, las mujeres perdemos seguridad dejando de ser activas en nuestra sexualidad. Y así, ambos terminamos resentidos y alejados, provocando que lo que podría ser mal de uno y solución de dos, termine siendo problema de la pareja, sin solución para ninguno.

Y es que, por aquello del orgullo, estamos dispuestos incluso a arriesgar las relaciones de pareja, provocando distancia, desconfianza, daños a nosotros mismos y a nuestras familias, hasta llegar al extremo de terminar en una separación definitiva. Así como los caballeros enfrentan culpa, miedo, angustia, esto también ocurre en las mujeres, quienes al no saber qué hacer para que las cosas vuelvan a ser lo que fueron o por temor a llamar las cosas por su nombre, prefieren hacer como si no se dieran cuenta de lo que acontece en su alcoba. Entonces se alejan, acrecentando la distancia física hasta convertirla también en distancia emocional.

strong,¿Cómo enfrentar la disfunción sexual en pareja?

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El primer paso para solucionar cualquier problema, es reconocerlo. Resulta imposible encontrar una solución, si no sabemos para qué la buscamos. Por vergonzoso o doloroso que sea, es necesario aceptar que nuestra vitalidad y desempeño es finito, como resultado de un proceso natural en nuestra vida; no lo compliquemos más anteponiendo excusas y mentiras donde debe haber confianza, entrega y autenticidad.

Echarnos culpas mutuamente no soluciona el problema, al contrario, dificulta aún más la comunicación, lacera autoestimas, fractura uniones, y crea abismos imposibles de superar. Solo a través del reconocimiento mutuo de las faltas y el deseo de resolver lo que originó dicha situación, pueden salvarse las distancias; esto vale lo mismo para ellos, que para ellas.

La disfunción, tanto femenina como masculina, no es algo que se soluciona solo a través de la intervención de un desconocido, que decida hablar de ello. Es un tema que se debe enfrentar personalmente y no por vivencias ajenas, pues no existe un único diagnóstico, ni una única solución. Es cierto que se requiere de una asesoría especializada, pero definitivamente es un tema que debe involucrar a la pareja.

No arriesgues tu relación, no comprometas tu estabilidad emocional al no reconocer y por no buscar ayuda. No eres la única persona en el mundo que enfrenta estos problemas, ni estás solo. Mejor que preocuparse es ocuparse, y mejor aún es amarse sin miedos, ataduras o agravios. Al ritmo del deseo, de la pasión, del amor.

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Yordanka Pérez Giraldo

Yordanka Pérez Giraldo, Cubana de nacimiento, mexicana por elección.