¿Sabes qué son los ataques de pánico?

No son mortales, pero sí pueden afectar seriamente tu vida. ¿Sabes qué son y cómo superarlos?

Rafael Vázquez

Imagínate que estás sentado en una cómoda silla de la universidad, escuchando una interesante conferencia dictada por uno de los profesores que más admiras. No tienes ninguna preocupación, prisa ni pendiente. Todo está bien, incluso estás feliz con el tema que se está exponiendo.

De pronto, de un instante a otro, tienes la sensación de que te falta el aliento, algo parecido a lo que sientes cuando te dan una noticia terrible, pero con la diferencia de que nadie te ha dicho nada. Tratas de comprender qué te ocurre y el sentimiento se incrementa, semejante a cuando caes por la pendiente más elevada e inclinada de una montaña rusa, pero sin que estés en un carrito del parque de diversiones, y sin la sensación preparatoria de ir subiendo la pendiente.

No sabes lo que te está pasando y ello afecta aún más tu respiración. Entonces la mente te juega la broma más cruel: te asalta la seguridad de que estás sufriendo un infarto o un coma diabético o algún colapso de tipo orgánico. Simplemente estás seguro de que te va a desvanecer y que tu muerte llegará de manera inminente.

Casi sin saber cómo, sales corriendo del aula y buscas el modo de estabilizarte y, después de un rato que puede ser muy breve o muy largo, logras volver a la normalidad.

¿Qué te está pasando?

Nunca está de más cualquier revisión médica, pero es muy probable que lo que te pasó haya sido un ataque de pánico (o ataque de ansiedad). En sí, el solo ataque de pánico no causa daños fisiológicos ni psicológicos. Sin embargo, son trances horrorosos que no le deseo ni a mis enemigos.

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Algunas personas pueden no sentir que se aproxima su muerte, pero a cambio tienen la seguridad de que están perdiendo la razón, y esa convicción se convierte en un nuevo temor persistente que alimenta nuevos episodios de ansiedad.

¿Qué hacer?

1. Conoce la naturaleza de los trastornos de pánico

Te dejo esta lista de síntomas para que sepas si te identificas con ellos: -palpitaciones, sacudidas del corazón o elevación de la frecuencia cardíaca – sudoración – temblores o sacudidas – sensación de ahogo o falta de aliento – sensación de atragantarse – opresión o malestar torácico – náuseas o molestias abdominales – inestabilidad, mareo o desmayo – sensación de irrealidad o de estar separado de uno mismo – miedo a perder el control o a perder la razón – miedo a morir – sensación de entumecimiento u hormigueo – escalofríos o sofocaciones. Tienes que deshacerte (o resolver en la medida de lo posible) de las situaciones de tensión constante. Trata de hallar actividades o proyectos pequeños que puedas realizar sin mucha presión y con relativa facilidad.

2. Haz ejercicio

Trata de salir a jugar, correr, andar en bicicleta o cualquier otra actividad física al aire libre. No queremos que los ataques de pánico evolucionen a una agorafobia, que es tremendamente incapacitante.

3. Busca ayuda profesional

Hay ejercicios de respiración y autosugestión que suelen ser suficientes para conjurar el pánico, cuando aprendes a hacerlos bien. Si no fueren efectivos, entonces quizás necesites una terapia distinta o incluso tratamiento psiquiátrico.

No tengas miedo. Tu salud mental es la posesión más preciada que existe, y los ataques de pánico, aunque no ponen en riesgo tu vida, sí tienen el poder de incapacitarte para el trabajo, los estudios, las relaciones personales… En fin, sí te pueden incapacitar para vivir bien. Es por eso que no debes ignorarlos y en cuanto puedas actúa para que retomes las riendas de tu vida.

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