El lado oscuro de la Navidad

¿Cómo podría tener la Navidad un aspecto tan tenebroso y trágico? Pues así es, pero puedes detenerlo si estás alerta.

Rafael Vázquez

Las calles comienzan a iluminarse con millares de lucecitas que semejan estrellas amontonadas sobre arbustos o colgando de paredes y ventanas. Los edificios públicos y centros comerciales instalan pinos o figuras evocativas de ellos con adornos tradicionales e inconfundibles. Todo brilla con colores rojo, verde, blanco y motivos dorados que cubren las fachadas de las casas y, en fin, los ojos de los niños destellan con el reflejo de las villas navideñas y las promesas de regalos. Mientras tanto, chicos y grandes dibujan al menos una leve sonrisa al ver que pronto llegará la Navidad y el inicio de un nuevo año, junto a la oportunidad de hacer una pausa en el arduo trabajo cotidiano, para ir a visitar o recibir a nuestros familiares queridos y amigos cercanos. Es la feliz y esperanzadora época navideña.

Por desgracia, no todo es feliz en esta temporada. Hay un aspecto muy doloroso y trágico de las fiestas decembrinas. No hablaré hoy de la mercadotecnia y el consumismo que cada año nos hacen víctimas de la falsa idea de que los bienes materiales son el indicador inequívoco de nuestro amor y el reflejo más claro de nuestra felicidad. Tampoco hablaré de cómo el mundo celebra la Navidad olvidando (y a veces contraviniendo) a su personaje central: Jesucristo, el Salvador del mundo.

El lado oscuro del que hablo es una terrible realidad que en muchos países del mundo se ha convertido en un problema de salud pública: en la época navideña el índice de suicidios e intentos de suicidio crece, casi hasta duplicar la tasa promedio de los demás meses del año.

La depresión blanca es algo real

Un suicidio es la parte culminante de un proceso depresivo muy severo que no ha sido atendido con ayuda profesional. Pero los factores que conducen a la gente a esos niveles de depresión, son de origen muy variado. Lo curioso con la época de Navidad es que muchos de esos factores pueden confluir en ese periodo tan breve de tiempo:

1. Los problemas emocionales: pérdidas y duelos

Cualquier desajuste emocional cobra más fuerza en la época en la que solemos hacer evaluaciones de lo que ha sido el año, para comenzar uno nuevo. Quienes han sufrido pérdidas por la muerte de un ser muy cercano o han pasado por una ruptura muy dolorosa, como un divorcio, son más propensos a desarrollar sentimientos de angustia y depresión.

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2. Los problemas familiares y el abuso

Los hijos de familias desintegradas, las víctimas de algún tipo de abuso, desarrollan trastornos depresivos que se acentúan en la época del año en que la mayoría de la gente se dispone a reunirse con familiares y amigos. Aquí entra un fenómeno alarmante: un gran porcentaje de adultos jóvenes que cometen suicidio son alumnos universitarios que estudian lejos de casa. Sus fracasos académicos, sumados a las jornadas exhaustivas de estudio y trabajo, así como los trastornos alimentarios que implica su tren de vida, acentúan la propensión a caer en un episodio depresivo grave.

3. El abandono y el aislamiento

Cada vez son más los jovencitos adolescentes que cometen suicidio, y el grueso de estos eventos ocurre en la época de Navidad. Otro grupo en donde comienza a incrementarse esta incidencia, es entre los ancianos que viven solos, atormentados por el abandono, la incapacidad o las enfermedades.

4. El clima

En el hemisferio Norte, la Navidad llega en invierno. A medida que la latitud se incrementa, en invierno los días se hacen más cortos. La ausencia de luz solar hace que disminuyan drásticamente los niveles de serotonina, uno de los neurotransmisores más importantes, responsables de la sensación de bienestar y felicidad.

¿Cómo enfrentar este problema?

Si tú o alguien a quien conoces y aprecias ha manifestado rechazo o tristeza en relación a esta época, es posible que sólo se trate de una convicción bien pensada, pero también es posible que esté pasando por un periodo de depresión. Nunca está de más ponerse en acción o ayudar a otros para que el paso por esta época de fiestas y reuniones no sea tan amargo, ni amenace nuestro bienestar. Considera lo siguiente:

1. No minimices, ni ridiculices la actitud de rechazo ante las fiestas navideñas. Trata de comprender y ser empático.

2. No tomes por broma frases como: “Sería mejor que yo no estuviera aquí” o “He fracasado en todo lo que hago”. Son frases de una alerta máxima.

3. Pide ayuda profesional.

4. Pasa tiempo de calidad con tu amigo o familiar, sin presionarlo, sin obligarlo y sin molestarlo.

Por último, comparto contigo un enlace. Es el video de un sermón que un líder religioso y gran educador dio acerca de la depresión, la ansiedad y otros trastornos que afectan nuestra salud mental. Al margen de su denominación, creo que puedes sacar mucho provecho, consuelo y esperanza.

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