Boogeymom, el verdadero monstruo que se esconde en casa

El momento en que los hijos crecen y deben tener su propia vida, suele ser el instante en que mamá se transforma en el Boogeymom, el verdadero monstruo que se esconde en casa. Identifica los síntomas y no permitas que el mal se te contagie.

Yordanka Pérez Giraldo

Entiendo que las mujeres somos quienes traemos los hijos al mundo, los cargamos nueve meses en el vientre, los amamantamos, nos quedamos con las cicatrices de la maternidad, quienes nunca más volveremos a dormir de la misma manera luego de ser madres y que seremos madres para siempre, aun cuando los hijos lleguen a la adultez.

Debemos sin embargo establecer una diferencia: una cosa es que seamos madres para siempre y otra es que ellos sean nuestros niños eternos. Aceptar que han crecido y que tienen la obligación, la necesidad y la responsabilidad de tomar sus propias decisiones y formar sus propias familias, es también un requisito que debemos de cumplir a cabalidad en nuestra tarea materna.

¿A dónde voy con todo esto? A exhortar a esas mujeres que, llegado el momento de que sus hijos vuelen con propias alas, ponen el grito en el cielo e incluso los amenazan con que si salen de casa no regresen jamás, y a quienes quiero pedirles que por favor dejen de hacerlo.

¿Te has puesto a pensar en el daño que les haces?, ¿en que con esas actitudes los estás preparando para el fracaso? ¿Necesitas pistas sobre a qué madres me refiero? Revisa a continuación los perfiles de las típicas mamis que no aceptan que el bebé ya creció:

1. Amenazarlos: si se van de casa no podrán regresar

Esto no es cuento: me imagino que tú y yo hemos sido testigos de este tipo de actitudes, donde tuvo que pasar tiempo para que las puertas de la casa volvieran a abrirse y más allá del daño en la relación, la persona en cuestión terminó deprimida, pues sintió que había cometido un enorme error al salir del hogar materno.

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2. Anticiparles que les irá mal por esa decisión

Los argumentos son “lo difícil que está la vida”, la cantidad de compromisos que se adquieren, sobre todo económicos y a los que deberá enfrentarse, y que le mostrarán que la vida no será tan indulgente como mamá y papá.

3. Decirles que no son capaces de triunfar

Esta va muy de la mano con la anterior, y de lo que se trata es de atemorizar para que no quieran arriesgarse y se queden bajo el ala materna.

4. Juzgar negativamente todo lo que hacen

Para esta no necesitan salir de casa, incluso es más factible que lo hagan mientras conviven bajo el mismo techo, pero al igual que el resto de los puntos mencionados, la idea es mermar la confianza de modo que sientan que necesitan el cuidado y protección de los padres.

5. Tratarlos mal, o dejar de tratarlos solo porque decidieron salir de casa

¿Crees que no es posible algo así? Sí lo es: atacarlos como si te hubiesen fallado, como si debieran disculparse por desear tener su propia vida, es uno de los chantajes más recurrentes en un desesperado intento de que no nos abandonen.

6. No alentarlos a tener su propio patrimonio…

…Y, por el contrario, pretender que de adultos no solo se queden en casa, sino que pases tú a ser su obligación. Con eso de que a nosotras nos deben la vida, que invertimos tiempo, recursos económicos y un interminable listado de sacrificios, luego muchas madres cometen el error de pasarles la factura. Por supuesto que debiera existir un compromiso moral, además del deseo motivado por el amor, de retribuir a nuestros progenitores; pero de allí a que seamos obligación de nuestros hijos se abre un enorme y largo trecho. ¡Los hijos no son un plan de retiro!

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7. Hacerles sentir culpables porque sus intereses sean diferentes de los tuyos

Sé que la verdad incomoda, pero no tiene caso decir que no, si sí. No faltan las madres que si el niño hace algo diferente del plan materno se molestan con ellos, condicionando hasta las muestras de afecto a cambio de que les den gusto. ¿Te identificas con esto?

Estoy segura de que si le pienso un poco más puedo hacer este listado todavía más grande, pero estas son, según lo considero, las más dañinas y efectivas formas de ejercer presión para no permitir el crecimiento emocional de nuestros hijos. Hay cosas que son inevitables, y el que nuestros bebés un día crezcan y necesiten seguir con el ciclo de la vida es una de ellas. Entorpecer su camino los daña de formas que quizá no eres consciente, y no necesariamente serás tú, sino ellos, e incluso los dos, quienes al final paguen el precio. El precio de una vida que no fue vivida como estaba destinada simplemente porque decidiste hacer tu propia película de terror, una donde a quien hay que temerle no es al Boogeyman, sino a Boogeymom, o lo que es más o menos lo mismo, a “mamá monstruo”. Con todo, hay buenas noticias: hay maneras de aprender a tratar con una mamá dominante.

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Yordanka Pérez Giraldo

Yordanka Pérez Giraldo, Cubana de nacimiento, mexicana por elección.