Eres infeliz porque vives en el pasado. Huye de allí cuanto antes

La vida es para vivirla y ser feliz. Aprovecha cada una de las oportunidades que te dé y supera las experiencias del pasado, pero jamás te rindas a la adversidad. Eres infeliz porque vives en el pasado. Huye de allí cuanto antes

Erika Otero Romero

Pablo siempre quiso ser policía, y tanto era su deseo que no desaprovechaba ocasión alguna para disfrazarse de agente policiaco. Sus padres no le dieron importancia al asunto sino hasta cuando se hizo mayor y demostró que sus deseos de infancia no se habían quedado en el pasado, sino que realmente quería llegar a ser policía. Para qué decir que a ellos no les cayó nada bien la noticia: que les llegó cuando su hijo estaba entregando toda la documentación y hacía las pruebas clínicas para unirse al cuerpo de policía local.

Todo iba bien hasta que la madre de Pablo sufrió un accidente mientras vacacionaba, y Pablo se vio obligado a dejar a la mitad su proceso de ingreso para ir a ver a su mamá. Cuando llegó a donde sus padres se hallaban, se encontró con algo que jamás imaginó: a su madre no le había pasado nada en absoluto, por el contrario, lo que ellos deseaban era que él perdiera la oportunidad de entrar a la policía. Pablo se enfureció por la mentira y regresó de inmediato a la ciudad donde estaba haciendo los trámites. Al llegar, se enteró de que el tiempo para ingresar ya había expirado y que tenía que esperar un año más para iniciar de nuevo la tramitación, pues se había perdido las entrevistas con agentes de alto rango y la psicóloga de la institución, pasos importantes que no había presentado. Sus padres, por el momento, se habían salido con la suya.

Durante el año que siguió Pablo se sintió frustrado por su truncado intento de ingresar al cuerpo policiaco. Se alejó de sus padres tras de su insistencia continua de que estudiara una carrera alterna en la universidad local, que, según ellos, era una mejor elección que la de ser agente de la policía. Al año siguiente Pablo pudo por fin incorporarse al cuerpo policial y dejar atrás frustraciones, y el rencor hacia sus padres se extinguió, pero la relación con ellos no volvió a ser lo que era.

Para ser feliz, tienes que cerrar ciclos

La de Pablo es solo una historia de tantas donde se puede ver qué pasa con las personas cuando dejan “algo” a medias en su pasado. ¿Han visto a esas señoras mayores que salen con hombres jóvenes y alegan, voz en pecho, que están enamoradas, y se visten además como veinteañeras? Ese es un ejemplo palpable de una mujer que “no ha quemado una etapa” importante en su vida, como la de salir y relacionarse con personas, tal vez porque se casó muy joven y –quizá– lo hizo con alguien que no la trató bien. Solo son suposiciones, pero ¿ese comportamiento es normal en una mujer de 65 años? Cuestiónate sobre las consecuencias de esa situación y si saldrá “bien parada de ella”.

Lo que hace peor ese sufrimiento por lo que no se pudo hacer en el pasado, es que la presión por hacer algo que no se desea casi siempre viene de las personas que más amas y de quienes menos recibes apoyo: padres, hermanos o la misma pareja.

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Posibles causas de ese exceso de dominio

  • Búsqueda aparente del bienestar del ser querido: el interés desmedido a veces lleva a las personas a tomar decisiones que no le competen en busca del “bienestar” ajeno.

  • Falta de confianza en el familiar o temor a que elija mal.

  • Miedo a perder al ser amado.

  • Deseos de ejercer control sobre quien se ama.

Consecuencias de sentirse frustrado

  • Distanciamiento intrafamiliar.

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  • Frustración constante por deseos insatisfechos.

  • Depresión y otros padecimientos psicosomáticos.

  • Búsqueda insaciable por cumplir las metas pasadas.

  • Emociones negativas respecto a quien frustró sus metas.

En algún momento de la vida podrías estar en alguno de los dos lados: siendo el opresor o el oprimido. Mi recomendación es, simplemente, ser respetuoso de los deseos, pensamientos y sentimientos de los demás. Recuerda siempre que tus intereses jamás serán iguales a los de tus seres amados, por más vínculo familiar que exista. Confía en quien amas y apóyalo. Ponte en el lugar de alguien que desea hacer realidad sus metas y no tiene en quien apoyarse, y si has sufrido falta de apoyo entonces ya sabes lo que se siente; actúa en consecuencia y el panorama será mejor para ambas partes.

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Erika Otero Romero

Psicóloga con experiencia en trabajo con comunidades, niños y adolescentes en riesgo.