Descubre por qué compararte con otros te hará infeliz

Si caes a menudo en la tentación de comparar tus logros con los de los demás, te estás dañando a ti mismo. Descubre por qué compararte con otros te hará infeliz.

Erika Otero Romero

Te va a parecer rudo y quizá extraño que escriba lo siguiente: “El peor enemigo que tienes, eres tú mismo”. Y posiblemente te preguntes, ¿a qué viene eso? Pues a que mientras muchos de tus familiares y amigos creen en ti, tú mismo de continuo te estás arrojando de cabeza por el acantilado.

En lo personal, estoy de acuerdo con que muchas veces somos nuestros peores críticos, e incluso los más rudos oponentes; casi siempre estamos “viendo los errores que cometemos” y minimizamos los esfuerzos por alcanzar nuestros sueños; incluso, llegamos al punto de compararnos con los demás. Si supiéramos cuánto daño hace esa acción, seguro que se pondría todo el esfuerzo para no volver a hacerlo.

Comparar tus logros, o los de tus hijos

Compararse con los demás puede parecer un acto inofensivo y hasta “inconsciente”, y con seguridad has caído en la tentación de comparar tus éxitos y logros (o los de tus hijos) con los de otras personas más veces de las que tienes en cuenta. Pero reflexiona, ¿a qué te ha llevado eso? Aun mejor, ¿cómo te ha hecho sentir compararte con los demás? Por el momento lo dejaré hasta ahí, pero te diré que compararte con otros tiene dos aspectos, uno positivo y otro negativo:

El positivo

puede permitirte darte cuenta de que existe una gran variedad de formas de pensar, sentir, actuar y vivir, y que te sirve de guía para ciertos aspectos o cosas que deseas aprender o incluso cambiar de ti.

En el aspecto negativo

debes saber que siempre estará ahí la tentación de comparar tus logros con los de los demás, y créeme que no hay nada más perjudicial para el amor propio (autoestima) y para las relaciones con los demás que hacer de la comparación un hábito.

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Comparar no ayuda a que el matrimonio prospere

Te preguntarás ahora, y ¿por qué es tan malo para las relaciones con mis seres queridos? Piénsalo un poco y verás: si en la vida te ha ido tan bien como siempre esperaste y te has comparado con alguien cuyos logros no han sido tan grandes como los tuyos puedes colmarte de vanidad, e incluso humillar a esa persona, eso en el caso de que te dejes “ahogar” por el orgullo.

Ahora bien, comparar tus éxitos con los de alguien es inútil, ya que no sabes las cosas que la otra persona ha tenido que pasar para llegar a lograr sus metas; es más, solo conoces una parte de la vida de la persona con la que te comparas, y puede que tenga un empleo excelente y mucho reconocimiento social o dinero, pero no sabes cuánto sufre en otras áreas de su vida. Nada ni nadie es perfecto.

La comparación alimenta a tu enemiga interna

Si a lo anterior le sumamos los daños que genera a tu autoestima, ya que compararte te hará devaluarte o devaluar a la gente que te rodea, te provocará dolor y es posible que eso haga que tu bienestar dependa del concepto que los demás tengan de ti.

Si crees que las “malas noticias” han acabado con lo anterior, te equivocas, porque la situación tiende a empeorar, ya que si los demás sobresalen más que tú, el efecto de compararte te hará sentir de inmediato que vales menos que ellos y por lo tanto, estás mal; y en correspondencia a eso último, los aspectos negativos de la personalidad: envidia, rencor, celos, por ejemplo, se agudizarán fomentando la mentira y una visión lamentable de la vida.

Una posible solución

Mejora el amor por ti mismo, piensa en todo lo que has logrado y cuánto te ha costado y has aprendido en el camino del logro de tus sueños; valora a quienes te han apoyado para alcanzar tus metas y cada que el impulso de compararte se haga presente, reemplázalo por una visión consciente de tus metas alcanzadas y las que esperas lograr; por último, fíjate pasos para lograr dichas metas y pon todo tu esfuerzo por alcanzarlas.

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Si necesitas fortalecer tu autoestima, puedes recurrir a un terapeuta que te ayude en el proceso, pero nunca olvides que en última instancia, todo cambio depende solo de ti.

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Erika Otero Romero

Psicóloga con experiencia en trabajo con comunidades, niños y adolescentes en riesgo.