Adolescentes de parto

La adolescencia es una etapa difícil, pero la belleza del adulto que se va pariendo deja atrás toda sombra de temor.

Marta Martínez Aguirre

La adolescencia es una etapa de cambios, sumamente intensa y hermosa. Sin embargo, puede traer también problemas y tristezas profundas. De todas las etapas del desarrollo humano es la más cargada de afectos y emociones, y las historias y momentos vividos marcarán profundamente tu psiquismo, a tal punto que los recuerdos y las vivencias construirán el aprendizaje para tu vida adulta. Según la Organización Mundial para la Salud, (OMS), al menos el 20% de los jóvenes padecerá alguna forma de enfermedad mental –como depresión, trastornos del estado de ánimo, abuso de sustancias, comportamientos suicidas o trastornos alimentarios. Estas cifras son alarmantes, pero constituyen, al mismo tiempo, un buen incentivo para que te ayudes a evitar tales trastornos.

En esta etapa se define y se perfila tu forma de ser y de actuar. Es tan importante, que posee rasgos que la hacen distinta a otras, y que la vuelven vital en tu desarrollo. Las emociones y los sentimientos que experimentas te invaden de tal forma si no eres sostenido, y sientes a menudo que puedes quebrarte a nivel emocional. Las presiones que afrontas a diario obligan a muchos de tus amigos a sucumbir en la tristeza y el desamparo afectivo.

Sé que estás intentando adaptarte a las nuevas exigencias que el entorno te demanda, y que careces de vivencias suficientes como para sobrellevar el estrés y la ansiedad; y que muchas veces sientes dudas y temores, al punto de caer en conductas destructivas. El hombre o la mujer que serás está dentro de ti, podría decirte que estás de parto, y que es un proceso largo y doloroso, pero el resultado será bello. Ya no será tu madre quien te dé a luz, sino que, esta vez, tú serás quien alumbre por segunda vez a ti mismo, pero más pleno y más lleno de dones.

Tal vez estés sintiendo que tu parto es difícil, y que nada de lo que nace parece ser visto con buenos ojos por tus padres o profesores. Sé que no necesitas haberte iniciado en el alcohol y el fumar para sentir que algo no anda bien y que hay temores y miedos que te hacen sentir frágil y vulnerable. No solo el sexo, las drogas u otras conductas son las que tienes que afrontar; el no ser aceptado, reconocido, el ser juzgado por tu apariencia, menospreciado por gordo, flaco, tener acné o usar lentes gruesos, también son presiones que debes afrontar. ¿Sabes?, como psicóloga especializada en niños y adolescentes, sé que la creencia de tus padres respecto a que solo los adolescentes de bajos recursos, de alguna minoría y que provienen de hogares destruidos, son los que tienen problemas, es todo un tema para ti, puesto que eres blanco, estudioso, de clase media o alta y con un hogar con mascota incluida y, sin embargo, sientes que corres tanto peligro como la mayoría.

Veamos a través de preguntas sencillas algunas de las etapas que tienes que afrontar y temes no poder resistir:

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De la masa a la individualidad

Para ello tendrás que perfilar la imagen que tienes de ti mismo, buscar tus ideologías, tu fe religiosa, elegir una vocación, optar por un estilo de viday de relaciones, asumir valores de tipo moral. ¿Todavía te pierdes en la masa o puedes diferenciarte y decir, “Yo creo lo siguiente”? Qué te parece si haces una lista de cosas que crees o sientes, y con base en ella empiezas actuar; por ejemplo:

Creencia—motivo—consecuencia

Yo creo en Dios—porque siento que vive—me pone feliz.

No tomo alcohol—es dañino para la salud—soy sano.

Del caos a la responsabilidad

En un inicio aún vivirás de forma despreocupada, pero a medida que tus emociones maduren comenzarás a ser consciente de los problemas ajenos y no solo de los propios, y surgirán deseos de ser tomado en cuenta en actividades y tareas; para ello puedes analizar ciertas interrogantes: ¿Preparas con anticipación la tarea que te dieron en la escuela, o la pospones y luego le pides ayuda a tus padres?, ¿son tus padres quienes te recuerdan que debes estudiar, o puedes planificar tus tareas?

De la protesta al autocontrol

Para lograr ser adulto necesitas dejar de protestar contra todo y contra todos, y controlar tus impulsos. ¿Puedes postergar tus deseos, o todavía armas berrinches porque quieres las cosas ya?, ¿tienes idea de tus pertenencias, o eres de los que necesitan ser supervisados en todo?

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De la dependencia a la autonomía

comienza a pensar en qué áreas no deseas ser considerado un niño

Sé que sabrás de esto: a veces eres tratado como un niño, pero te ponen límites y te das cuenta de que todavía no eres un adulto. Entonces, que alguien se ponga de acuerdo; por eso, tal vez uno de mis consejos, bien puede ser comienza a pensar en qué áreas no deseas ser considerado un niño; por ejemplo, ¿ordenas tu cuarto, o eres como los pequeños que dejan los juguetes tirados?, ¿aún pides dinero a tus padres, o deseas ganarte algunos pesos, ahorras?, ¿eres responsable con tus pertenencias, o mamá tiene que hacerte la cama, lavar tu ropa interior o prepararte la merienda?

Del juego al trabajo

Divertirse es maravilloso, y lo necesitas, pero en tu interior la palabra “futuro” se hace más cercana, comienzas a ser más consciente de que estás en camino hacia ese futuro y que éste depende de tus actos y decisiones. ¿Eres capaz de posponer los deseos de ver televisión, jugar o navegar en las redes sociales para leer un texto de estudio?, ¿colaboras en las tareas del hogar?

Estás en un proceso de metamorfosis en el que el adulto que serás está por nacer, esto constituye todo un reto y un bello desafío; la plenitud con que le permitas nacer está en tus manos.

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Marta Martínez Aguirre

Marta Martínez es de Uruguay. Posee una licenciatura en Psicología, y un posgrado en Logoterapia. Ama todo lo que hace y adora servir. Es especialista en atención psicológica domiciliaria. Contacto: