Hora de buscar el placer

La mayoría entiende el hedonismo como la filosofía del placer sin más. ¿Tienes la idea correcta de placer?

Rafael Vázquez

Recuerdo una clase de Filosofía en la preparatoria (instituto o secundaria) en la que el profesor nos habló de las doctrinas prácticas que se habían originado en la antigüedad. Una de ellas suele siempre llamar la atención de los jovencitos (como lo era yo en esos días) porque, según lo que la mayoría de los maestros y libros de historia de las ideas dicen, se trata de una corriente filosófica cuyo supremo bien a perseguir es el placer.

Esa doctrina se conoce con el nombre de hedonismo. La palabra griega “hedoné” significa simple y llanamente “placer“. Casi entre paréntesis, diré que cuando Eros (el Amor, también llamado Cupido) se enamoró y se casó con Psique (es decir, el Alma), el fruto de su amor fue una bebé a la que dieron el nombre de Hedoné. La búsqueda de la felicidad, de una vida bendecida con el placer, debe hacerse con amor y entregando el alma.

“¡Qué maravillosa idea!”, se escuchaba por todo el salón. “¡El placer es lo único por lo que hay que vivir! Y en su búsqueda, está justificado todo”.

Ahora bien, debo ser muy sincero: nunca leí lo que el profesor nos asignó para comprender mejor el hedonismo, sus autores y sus mecanismos lógicos, éticos y prácticos.

Por fortuna, aunque me parecía una doctrina muy simple y seductora, nunca me hubiera atrevido a declararme hedonista porque me pesaba la posible mirada de desaprobación de mis padres.

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El hedonismo a profundidad

Fue años después, cuando en la universidad, en la clase Religión en Grecia, el catedrático nos enseñó de una manera muy práctica la vertiente más popular y mejor elaborada del hedonismo, que había sido desarrollada por un filósofo llamado Epicuro de Samos, quien vivió en Grecia entre 341 y 270 a. C.

El profesor nos dio un ejemplo contundente de cómo se debe llevar a cabo la búsqueda del placer:

“Si quieren ser buenos hedonistas, deben procurar la mayor cantidad de placer posible y evitar la mayor cantidad de molestia o dolor que se pueda evitar. Por lo tanto, si ustedes tienen mañana un examen, pero odian estudiar, lo que deben hacer es ir y hacer todo menos estudiar. Pero si durante la tarde de hoy, comienzan a pensar en las dificultades que implicará reprobar, como perderse una semana de vacaciones, tener problemas con sus padres, como sermones y restricciones, aplazamiento de su avance en créditos, y eso les causará una disminución en los placeres, entonces, en bien de la conquista del mayor placer posible, deben hoy ponerse a estudiar”.

Entonces supe que la idea que anda por las calles sobre el hedonismo casi siempre está a medias, y por lo tanto la búsqueda del placer muchas veces resulta en una cruzada que va dejando devastación, vacío y dolor.

Por eso comparto contigo los fundamentos más relevantes del hedonismo epicúreo, porque creo que podrían tener la capacidad de mejorar tu vida, si los pones en práctica.

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  • Es imposible vivir en absoluto placer. El exceso de placeres es necesariamente un vicio.

  • El placer sexual es apenas uno de los placeres, y es el más primitivo. De hecho es totalmente prescindible para la búsqueda de placeres mayores.

  • Si algo que aparenta ser un placer implica riesgos o cargos de conciencia o dolor para persona alguna, entonces no es un placer genuino.

  • Los placeres más gratificantes son los que derivan de la convivencia con otros seres humanos: la amistad, el amor y el servicio.

  • El fin NO justifica los medios. Para obtener placer, el medio debe conceder la mayor cantidad de placer al individuo y a los que lo rodean.

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  • El placer supremo es el intelectual.

Es muy claro que no es posible alcanzar la felicidad sin concedernos los placeres más elevados, que son los que surgen al dar servicio y cultivar nuestra mente. Ambas cosas se logran en el hogar mejor que en cualquier otro lugar. ¿Nunca te ha dicho tu madre que ella es feliz cuando ve que tú estás saludable y que creces en cualquier aspecto? ¿No sientes tú mismo el placer que da consagrarte a ayudar a los miembros de tu propia familia?

El placer genuino y la felicidad

Según algunos seguidores y pensadores adeptos de este sistema de filosofía práctica, aquél que era capaz de acercarse a la felicidad de esta forma lograba un estado de notable paz interior y una gran resistencia contra las adversidades, a la que llamaron eudaimonía, que significa simplemente felicidad. Hace unos meses compartí contigo un artículo que ilustra a la perfección esta forma de vida. Te invito a

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