Perdono, pero no olvido: mi experiencia personal con el perdón

Perdonar y olvidar las ofensas es de grandes seres humanos. Perdono, pero no olvido: mi experiencia personal con el perdón

Erika Otero Romero

Perdonar es un acto divino que confiere mucha voluntad, humildad y amor por el prójimo. Sin embargo, algunas personas lo mal interpretan. Y por lo general, dichas personas son quienes, por paradójico que pueda sonar, buscan ser perdonados. Partamos del punto de que somos “simples” seres humanos, y que actos tales como perdonar o dar la vida por quien se ama son ejecutados por personas con una calidad espiritual bastante alta, con cero egoísmo; es ahí donde radica lo difícil del asunto, y te diré por qué.

Veamos el siguiente ejemplo: una persona a quien apreciabas de verdad te ha traicionado, y después de muchos eventos quien te lastimó vuelve a ti y desea recuperar el lugar que tenía en tu vida. Sinceramente, ¿crees que es posible que le “regreses” ese lugar que perdió por traicionero? O lo pregunto de otra manera, ¿volverías a confiar con todo tu corazón en esa persona?

Mi actitud personal respecto al perdón

Si a mí me hicieran la pregunta con la que cierra el párrafo anterior debo decir que no puedo volver a confiar.

En lo que a mí respecta, soy capaz de perdonar pero no con esa visión elevada de reintegrarle la confianza que perdió por su deslealtad. Yo no podría, sería como defraudarme a mí misma y darle la oportunidad a esa persona de “aprovecharse de mi nobleza” en el momento en que lo desee de nuevo. En cambio, de lo que si soy capaz es de hacer menos la traición, es decir, puedo vivir sin el dolor constante por el daño causado, no me torturo de manera insistente, ni busco venganza por lo que me hicieron; simplemente continúo con mi vida y hago lo mejor que pueda por ser feliz, dado que ahora sé de quién debo cuidarme.

De acuerdo, sé que no suena nada bien, pero no puedo predicar algo que no hago. Pese a lo anterior, sí tengo que advertirte: perdonar es de grandes, eso de ser capaz de “poner la otra mejilla” es admirable y hay un buen número de personas que son capaces de hacerlo, mas yo no puedo decir lo mismo. A mí me sale eso de “perdono, pero no olvido” y te diré por qué: si olvido, no aprendo la lección, por lo tanto no tendría el valioso regalo que nos deja el hecho de fracasar o perder que es efectivamente ese: aprender.

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No olvidar una ofensa no es igual a odio

Esto me parece importante aclararlo. El hecho significativo de que no pueda olvidar una ofensa no es igual a que cada que me encuentre a la persona que me fue desleal yo le haga un comentario malsano, o que busque la manera de hacerle daño o que la vida se me vaya en hacer que no tenga paz en su alma por lo que me hizo, desde luego que no, y no estoy de acuerdo con eso.

Beneficios importantes del acto de perdonar

Algo maravilloso del acto de perdonar es que te liberas del dolor y la pena causados; dicho de otra forma, lo haces por tu propio bienestar. Estar en paz contigo mismo hace que de inmediato le des tranquilidad a quienes te rodean y amas.

Por otro lado, no debes pasar por alto que alguien detrás de ti (hijos, sobrinos, pareja, amigos) está al tanto de ver tu reacción y seguir tu ejemplo, entonces, esa es una razón aún más válida para que saques de tu cabeza el deseo de vengarte.

Otro aspecto que no debes pasar por alto es que la vida siempre regresa lo que le das, llámalo karma o como desees, el punto es que eso siempre ocurrirá. No te digo que te sientes a esperar a ver cómo la vida le “pasa factura” a quien te hirió; para nada, lo que digo es que sigas viviendo tu vida, aprendas lo que debas aprender y ora por tus opositores para que su caída no vaya a ser más dolorosa que la tuya.

Este artículo es algo así como una confesión. No soy persona de compartir mis experiencias personales, pero considero que en estos tiempos los seres humanos necesitan de experiencias como esta para que se den cuenta de que muchos han pasado por eventos similares y han podido seguir adelante con sus vidas. De corazón, espero que mi aprendizaje te ayude.

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Por otra parte, si deseas una perspectiva diferente por completo,

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Erika Otero Romero

Psicóloga con experiencia en trabajo con comunidades, niños y adolescentes en riesgo.