Una vida más plena. Descubre cómo eliminar tus deudas

Dormir tranquilo, conciliar el sueño con facilidad, andar entre la gente con la confianza de quien no le debe nada a nadie y tener la tranquilidad que todo lo que hay en casa y lo que vestimos es nuestro, son las consecuencias de vivir frugalmente.

Emma E. Sánchez

Una de las grandes plagas de esta época es la acumulación de deudas: debemos el lugar donde vivimos, lo que comemos, lo que vestimos y en lo que nos movemos; debemos nuestra educación y lo que nos hemos divertido. Cada vez hay más formas y medios para obtener un crédito o un préstamo con objeto de tener casi cualquier cosa, y cada día también somos muchas más las personas que tenemos compromisos económicos por años y años de nuestra vida, sin saber si el día de mañana tendremos trabajo o salud para cumplirlos.

El consejo general es que evitemos las deudas como se evita una enfermedad como el cólera o un padecimiento semejante. Si hemos de contraer alguna deuda, que sea para adquirir una propiedad que nos pueda brindar un ingreso, evitar gastos innecesarios o para solventar una emergencia, pero no más. La cuestión es que adquirir una deuda y vivir con ella respirándonos en la nuca ha resultado la cuestión más común entre nosotros y el origen de mucho sufrimiento.

Si es tu caso que las deudas ya te “están ahorcando”, por favor emplea unos minutos para leer estas sugerencias; con seguridad más de una te ayudará a comenzar tu proceso de eliminación de deudas:

Haz una lista de todas y cada una de tus deudas

Si vamos a eliminar al enemigo, es necesario, por principio de cuentas, conocerlo a fondo. Anota en orden de prioridad de pago cada uno de tus adeudos, los que te generan un pago de interés alto, presión por cobro o alguna otra razón por la que debas liquidarlo a la brevedad.

Elabora un presupuesto de tus gastos

Con toda honestidad verifica tus ingresos netos, lo que ganas y, sobre todo, echa un ojo a cómo estás gastando dichos ingresos. Muchos, al hacer este ejercicio, comprobamos que tenemos buenos ingresos y que nuestro gran problema radica en la mala administración que hacemos de ellos. Sincérate contigo misma y determina en qué estás gastando tu dinero, verifica en qué rubros puedes hacer algún recorte o de plano evitar en su totalidad. Por ejemplo, estos dos próximos meses exígete no comprar nada de ropa u otro par de zapatos, cancelar el servicio de cable los próximos seis meses o esas vacaciones programadas para este año. Recuerda: hay gastos necesarios, indispensables y otros que simplemente no lo son. Aprende a distinguir cuáles entran en la categoría de indispensables y cuáles son una vanidad.

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Haz un plan de pago de deuda

¡Muy bien! Vamos muy bien con este trabajo, ahora ya tienes dos listas, la de tus deudas y la del dinero con el que cuentas. Lo que sigue es emparejar cuentas: si has podido reducir dos o más gastos de tu presupuesto, vas a dedicar ese dinero única y exclusivamente al pago de deuda de la siguiente manera: 50 por ciento de la cantidad que determinaste será para pagar la deuda que pusiste en el número uno, y el siguiente 25 por ciento para el adeudo número dos y el porcentaje restante lo destinarás a la deuda número tres. Así será hasta que logres pagar lo más urgente, sin dejar de lado el resto de tus pagos. Tal vez tu primera deuda requiera de 100 por ciento, no lo dudes y ¡hazlo! Como en todo lo que vale la pena, la disciplina y la constancia son las claves para tener éxito.

¡No contraigas más deudas!

Conforme vayas liquidando deuda por deuda recobrarás la paz mental y muchas cuestiones van a comenzar a mejorar en tu vida diaria; hay quien incluso baja de peso. Mi papá solía decir que quien no es capaz de gobernar su cuerpo y su cartera, bien merecido tiene que le vaya mal. Creo que cuando nos hemos convertido en deudores y somos capaces de pagar y liquidar nuestras deudas, sin importar cuánto tiempo tardemos, nos haremos personas más fuertes, determinadas y confiables.

De mi experiencia personal quiero compartirte que me vi obligada a buscar un trabajo extra, vender algunos objetos y olvidarme del refresco (la gaseosa), la comida diaria de la fonda y algunos otros pequeños sacrificios. Estoy a unas pocas semanas de liquidar todo lo que debo, me ha tomado mucho tiempo, años diría yo, ha habido meses en los que no he sido ni disciplinada ni constante, pero no he abandonado la determinación de ser libre de deudas. A diferencia de hace años, hoy organizo y gasto mejor mi dinero y eso, simplemente, me hace sentir mucho mejor; pronto tú te sentirás así también. Si este artículo fue de tu interés, seguro te interesarán estos dos:

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Emma E. Sánchez

Pedagoga y Terapista familiar y de pareja. Casada y madre de tres hijas adultas. Enamorada de la Educación y la Literatura. Escribir sobre los temas familiares para ayudar a otros es mi mejor experiencia de vida.