Haz de tu trabajo un placer, no un fastidio

El fastidio y la rutina hacen del trabajo un verdadero castigo pero, ¿podría convertirse en un placer? Sigue leyendo y descubre cómo lograrlo.

Érika Gaytán

“Hago como que trabajo, porque ellos hacen como que me pagan”, me comentaba una amiga cada vez que le preguntaba cómo le iba en su empleo. Yo, curiosa, le inquirí el porqué de su respuesta, a lo que me respondió que como no valoraban su esfuerzo, ya no se empeñaba de la misma forma en que lo hacía cuando ingresó a trabajar allí. Esta actitud es muy frecuente por falta de motivación, tanto personal como monetaria, sumado a la monotonía, la falta de oportunidades para subir de puesto, preferencias entre compañeros, poca o nula comunicación con sus superiores, exceso de horas laboradas, distancia, etc.

Esto es más pesado cuando no encuentras un trabajo de acuerdo a lo que estudiaste o a tus habilidades, y si es mucha tu necesidad, tomas cualquier trabajo donde te acepten, sin estar convencido de que es lo que buscabas. Encontrar el puesto que quieres, en el lugar que te gustaría laborar y cercano de casa, es muy difícil. Lo que sí se puede hacer es valorar el lugar donde laboras, aprender siempre y agradecer día con día que eres afortunada por trabajar. Es cuestión de buscar el lado positivo.

¿Cómo hacer del trabajo un placer y no un fastidio?

1. Sonríe

Una sonrisa es primordial. No importa en dónde trabajes, siempre es de gran ayuda. Solo recuerda qué actitud tienes cuando ves a una persona sonriente: aunque hayas dormido mal, estés preocupada, tengas mucho estrés, siempre reconforta ver a una persona así, transmite paz, de alguna forma. Inténtalo, te va a servir a ti y cambiará la actitud de los demás hacia contigo.

Sonríe más, y tu vida será más exitosa

2. Respeto

El convivir con las mismas personas todos los días y durante muchas horas, hace que conozcas varias facetas de tus compañeros. Y si tu trabajo consiste en tener relación con otras personas, es más complicado aún. Aquí puedes aplicar aquella frase tan cierta: “Trata a la gente como te gustaría que te trataran a ti”.

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3. Tolerancia

Siempre conserva la calma. Enojarse o desesperarse no ayuda, al contrario, te puede provocar alguna llamada de atención, el despido o hasta un problema de salud. Si no eres muy tolerante, se te va hacer difícil al principio, pero lo puedes lograr. Solo es cuestión de intentarlo una y otra vez.

4. Trabajo en equipo

Esto es fundamental en cualquier lugar, si se quiere de verdad hacer algo bien hecho. Cumple con tu parte en tiempo y forma; si otro compañero no cumple con su parte, háblale y dile lo importante que es él y lo que sabe para que todo salga bien. El motivarse mutuamente, aprender de los demás y reconocer conocimientos de otras personas, hace de un lugar un espacio más agradable y fomenta la cooperación de todas las partes.

Mi familia, mi equipo

5. Gratitud

No todas las personas tienen la fortuna de contar con una actividad económica, por eso debes ser agradecida con Dios y con las personas que te abrieron las puertas para darte la oportunidad de desarrollarte y demostrar tus habilidades. No olvides también utilizar la palabra “mágica” con tus propios compañeros: “Gracias”. No te cuesta nada y sí te hace ser una persona mejor.

Volver los corazones hacia la gratitud

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En estos tiempos de dificultades económicas en todo el mundo, tener empleo es una fortuna que no debes arriesgar. Si además de cuidar tu trabajo puedes hacer de éste un placer, ¡tanto mejor! Y aunque no solo depende de ti, hay mucho que tú, puedes hacer con tu actitud para que ir todos los días a trabajar no sea un verdadero fastidio.

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