Por esto veremos morir a nuestros hijos, y no ellos a nosotros

La ley natural dice que los hijos verán morir a sus padres, pero los presagios para la nueva generación dicen lo contrario: que seremos nosotros, los padres los que les veremos morir. Evita este terrible futuro, entérate cómo.

Emma E. Sánchez

Tal vez esta declaración te parezca demasiado alarmista y creas que es una exageración, pero basta con que mires con atención a tu alrededor, para que te des cuenta de una realidad: nuestros niños y jóvenes están corriendo un grave riesgo de salud. Te platico lo siguiente.

Si acaso tienes más de 30 años de edad, te encuentras dentro del gran porcentaje de hijas e hijos que fueron criados por madres que no trabajaban, que permanecían en casa, preparaban comida casera y estaban al pendiente de nosotros. No se nos daba a beber mucho refresco y jugábamos con vecinos y amigos en la calle o algún parque cercano. Conforme la edad de los padres disminuye, se ha elevado el porcentaje de madres que salen a trabajar, muchas de ellas solteras o jefas de familia proveedoras.

En este mismo sentido, se ha incrementado también el número de pequeños que con apenas 40 días de nacidos, son inscritos en algún servicio de cuidado infantil. Al reflexionar en estas situaciones y las estadísticas que arrojan, podemos suponer que el número de niños que no están siendo alimentados correctamente también se ha ido elevando. Los pequeños ingieren cada vez más alimentos procesados, toman refrescos, comen frituras, no hacen ejercicio, pasan mucho de su tiempo al cuidado de otros que no son sus padres o bien, están solos. Sin duda, esto ha ido afectando radicalmente su salud, así como su calidad y promedio de vida. Vamos a revisar algunos de los puntos más importantes al respecto:

1. El cambio de alimentación

Tú y yo tenemos algo en común: nuestras madres cocinaban y nosotras, las hijas que hoy somos madres, nos enfrentamos a un mundo cada vez más complejo y demandante, en el que muchas debemos trabajar fuera de casa. La mayoría de las veces, recurrimos a comprar alimentos ya preparados, comida rápida o lo primero que se cruce por nuestro camino a casa. Es muy complicado, créeme, lo sé, lo he vivido. Cuando comencé a trabajar, cocinaba todo el sábado y luego congelaba la comida, marcaba cada refractario con el nombre de los días de la semana para irlos consumiendo; fue lo mejor que se me ocurrió pero, ¡quedaba tan cansada! Hice esto una y otra vez hasta que caí en la compra de comida rápida y, efectivamente, mis hijas y toda la familia empezamos a subir de peso considerablemente. Comenzar a revertir los efectos de nuestro descuido familiar, es un reto que aún no termina.

2. Mayor consumo de alimentos procesados, frituras y azúcares

Las madres que andamos corriendo de un lado a otro debido a que tenemos demasiadas responsabilidades y deberes, no sólo hemos descuidado la alimentación de nuestra familia dentro de casa, sino que también lo hemos hecho con lo que ingieren fuera de ella. Antes, las mamás ponían comida para el almuerzo de los niños, inclusive había algunas que llevaban comida caliente a la escuela para que los pequeños pudieran comer rico y saludable. Las siguientes generaciones de madres, comenzamos a pagar por el servicio de comida del colegio, que si bien es supervisado por un nutriólogo para toda la escuela, no necesariamente termina siendo la mejor opción alimenticia para nuestro hijo. Peor aún, muchas otras hemos optado por darles dinero para gastar en el receso, por lo que los niños terminan consumiendo todo tipo de alimentos poco saludables: azúcares, productos con altos contenidos de sodio, gaseosas, carbohidratos al por mayor y frituras. Resultado: más sobrepeso y caries.

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3. El sedentarismo infantil

En la actualidad, muchas sociedades se han vuelto presas de la inseguridad social. Si aunamos a este factor el hecho de que muchos padres trabajan de tiempo completo para poder sostener a sus familias, concluimos que muchos niños han dejado de salir de sus casas a jugar en la calle, debido al riesgo que podrían correr estando solos. Estas formas de recreación han sido sustituidas por los juegos de video, que mantienen a los niños atados al sillón o a la cama, donde por cierto, se acompañan de botanas, bocadillos y más refresco. Pelar una fruta toma más tiempo que abrir una bolsita de frituras y éstas últimas resultan ser adictivas.

4. Los padres ausentes

En el pasado, era común que solo el padre trabajara o en todo caso, la mamá lo hiciera desde casa. Con esfuerzo y sacrificio, las madres buscaban administrar el dinero y organizar su hogar de la mejor forma posible. Además se hacían cargo de las necesidades de la familia, de acompañar a los hijos a la escuela y hacer tareas con ellos. Sin embargo, hoy son cada vez menos las mujeres que tienen esta oportunidad, ya que muchas debemos salir a trabajar diariamente. Los niños que permanecen solos en casa se hicieron más comunes, pues ya no es tan fácil y económico llevarlos a la guardería o a un centro de tareas y cuidados. No tenemos tiempo y los hijos se están criando solos.

A todo lo anterior, debiéramos añadir la aparición de las redes sociales, el acoso escolar y la transformación de la familia como factores que podrían estar afectando para que niños y adolescentes presenten problemas como: trastornos alimenticios, depresión, falta de habilidades sociales, bajo rendimiento escolar, problemas de colesterol alto, diabetes infantil y juvenil, afecciones cardiacas y enfermedades que antes, solo eran propias de personas mayores. Podríamos decir que nuestros jóvenes,están muriendo de enfermedades de adultos mayores. Sin embargo, no solamente es responsabilidad de las madres que nuestros hijos suban de peso, hay muchos otros factores a nuestro alrededor que también influyen. Pero, ¿sabes algo? Sí está en nosotros el poder contrarrestar algunas cosas.

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Emma E. Sánchez

Pedagoga y Terapista familiar y de pareja. Casada y madre de tres hijas adultas. Enamorada de la Educación y la Literatura. Escribir sobre los temas familiares para ayudar a otros es mi mejor experiencia de vida.