Las predicciones: a veces nos sirven, otras nos estorban

A veces, la razón está de nuestro lado al hacer una predicción y, aún así, ocurre otra cosa. ¿Cómo enfrentar la incertidumbre?

Rafael Vázquez

Hace unas semanas estaba dando clase a unos jóvenes preuniversitarios y como parte de un ejercicio, todo el grupo le hizo a una de sus compañeras preguntas relacionadas con su vida sentimental. A partir de sus respuestas, supimos que ella tiene un novio con el que lleva dos semanas, pero que hace tres meses había terminado un noviazgo previo.

Las preguntas iban encaminadas a averiguar si entre los estudiantes de ese colegio, era más común que las chicas tomaran la decisión de romper la relación o si eran los hombres quienes daban ese paso. La alumna entrevistada dijo que aunque ella había decidido terminar con el novio antiguo debido a su carácter irascible, estaba segura de que su novio actual sería quien tarde o temprano terminaría con la unión. Cuando los demás alumnos le preguntaron por qué estaba tan segura, ella dijo que él era muy popular, por lo que lo más probable era que él se encontrara con una chica más linda o popular que ella y la dejara para hacerse novio de la nueva.

¿Cuál te imaginas que será el futuro de ese noviazgo? No te lo imagines, te lo platico yo. Hace dos días me topé a la chica y le pregunté cómo iba con su novio. Me dijo que habían terminado la relación. Me quedé un rato platicando con ella para que se sintiera en confianza de decirme qué había ocurrido, entonces lo dijo:

—En algún momento me iba a cambiar por otra. Él es muy popular y eso iba a pasar tarde o temprano.

—¿Y se fue con otra chica?— pregunté.

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—No. Pero por eso lo corté, para que no me lo haga.

La predicción y lo que pasará

Hacer cálculos y predicciones de lo que podría pasar no es necesariamente dañino, siempre y cuando nuestras suposiciones se hagan sobre el fundamento sólido de la observación objetiva, la recopilación de datos fidedignos y la opinión de gente experta y acreditada.

Aunque mi alumna tenía todos los elementos para fundamentar una sospecha de ruptura sentimental —e incluso se figuraba la causa—, en realidad no tenía datos contundentes que la condujeran a concluir de modo indudable, que aquel muchacho la fuera a abandonar para comenzar un noviazgo con otra chica más bonita y popular.

Incluso si consideráramos que aquella predicción estaba lo suficientemente asentada en datos y que su opinión acerca de los mecanismos sociales y sentimentales de los jóvenes tenga cierta congruencia lógica, aun así el futuro no es controlable, ni predecible por completo.

¿Sabes lo que es un “cisne negro”?

Debo decir que mi alumna en cuestión no es una chica desfavorecida en lo físico ni tiene conductas desagradables; es inteligente y alegre, pero ella parece haber sucumbido a dos cosas: (1) el peso de su inseguridad personal y (2) el abrumador peso de los datos estadísticos —quizás alimentados por los estereotipos—. Esto le impidió vislumbrar la posibilidad (remota, pero real) de que aquel muchacho popular y guapo, se enamorara de ella y la eligiera para quedarse juntos durante más tiempo del que ambos se imaginaran.

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Ese posible acontecimiento, que tiene pocas o casi nulas probabilidades de acontecer (y por lo tanto de desmentir la predicción), es lo que el científico de las finanzas Nassim N. Taleb denomina “cisne negro”: algo inesperado, extraño, absolutamente impredecible que genera un impacto tan contundente que cambia el rumbo y el devenir de la existencia.

No cierres la puerta al “cisne negro”

¿Qué habría pasado si mi alumna nunca hubiera tomado la iniciativa de romper la relación con el chico popular? La estadística, los datos, los estereotipos y el curso “normal” de las cosas habría sido seguramente el que ella se imaginó, pero al cortar con el chico, ella anuló por completo la posibilidad de que su “cisne negro” llegara en la forma de una relación feliz, estable y duradera.

Del mismo modo, se impide la llegada de “cisnes negros” cuando la gente no comienza un proyecto para no vivir el fracaso, cuando evitan el matrimonio para no vivir el dolor de un divorcio o cuando no estudiamos lo que nos gusta para no descubrir que es algo difícil. Una cosa es que no controlemos el futuro y otra muy diferente —y lamentable— es que lo anulemos desde nuestro miedo.

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