La historia de cómo el pan árabe cambió mi vida

Hoy en día la mayor parte de la humanidad es indiferente ante las necesidades ajenas. Aquí te cuento una historia que puede darle más sabor y sentido a tu vida.

Shaysiu García

Yo estoy segura que tú tienes un problema en este momento. Es más, casi estoy segura que tú quisieras que alguien viniera a ayudarte. De hecho, todos pasamos por necesidades o problemas de tipo físico, económico, o emocional. Y, aunque hay muchas personas y organizaciones que tratan de minimizar tales problemas, existe también una gran parte de la humanidad indiferente a estas necesidades ajenas.

Y todavía más: la mayoría de las personas se siente aliviada en no sentirse directamente responsables de resolver esas situaciones. Aunque también está la otra parte, que cuenta con la intención de querer ayudar y contribuir de alguna manera, pero que se le escapa de las manos poder hacerlo, bien sea por la carencia de recursos o tiempo.

¿Y el pan árabe? Tal vez preguntes. Ya te cuento de él. Un día entré a un abasto en un centro comercial. Al pasar a cancelar (pagar), se encontraba una señora antes de mí. Ella llevaba solo un pan árabe, pero lo tuvo que dejar en la caja por que le hacían falta 20 bolívares para poder llevarlo. Por un momento pensé en dárselos, pero no lo hice. Después que salí de allí me quede pensando en por qué nunca se los di, si tenía cómo hacerlo. Lo cierto es que el resto de la tarde, la pasé meditando en ello y sintiéndome mal por no haber ayudado a aquella mujer a que llevara su pan.

Desde ese entonces decidí marcar la diferencia en mi vida, con pequeños actos de bondad. Tal vez tú no puedes hacer grandes donativos en alguna casa hogar, comunidad o fundación, pero al igual que yo, estoy segura que podrás ayudar a muchos de los que estén a tu alrededor, sin mayor esfuerzo. Te dejaré algunas sencillas ideas que puedes aplicar:

1. Pagarle algo a quien más lo necesite

Puede ser un pasaje a algún desconocido, el desayuno en un cafetín a quien se sentó a tu lado, etcétera. Es una forma de mostrar generosidad y gratitud ante la vida, con quienes te rodean. No sabes si tal vez una de esas personas estaba pasando hambre, o le haya costado completar para poder pagar el pasaje.

Advertisement

2. Concede una consulta gratis al mes

Si eres médico en cualquiera de sus denominaciones, puedes escoger a un paciente al mes a quien regalarle la consulta. Tomando en cuenta la condición del paciente y su necesidad. Seguro que lo sorprenderás con tal gesto de consideración. No sabes si tal vez esa persona dejó de comprar su comida, para tener cómo pagar la consulta.

3. Regala un producto de primera necesidad

Aquí en Venezuela, y en toda Latinoamérica, vivimos tiempos en que muchas cosas cuestan conseguirlas. Tener este tipo de sensibilidad por las necesidades de otros es un buen acto de misericordia y amor por quienes más lo necesitan. Cualquiera te lo agradecerá.

Gracias a esa mujer que no pudo comprar el pan árabe, yo descubrí que la vida cobra sentido cuando ayudamos a otros. Entendí que no solo vine a este mundo a nacer, a reproducirme y a morir, sino que hay mucho más que eso por hacer. Hoy, tú también puedes decidir aplicar esta fórmula en tu vida y dejar una huella imborrable aquí en la tierra, marcando la diferencia en un mundo indiferente. No solo puedes hacerlo con cosas materiales: basta una sonrisa, un abrazo, una palabra, una oración, para cambiar el día de una persona y llenarlo de luz. Da a los demás, de lo mucho que Dios te da a ti. Con relación a este tema te invito a leer los siguientes artículos.

Cómo salvar el mundo, sin salir de casa
Con tus acciones, enseña a tus hijos a amar al que va por el mal camino

Toma un momento para compartir ...