¿Tu bebé no duerme y no sabes qué hacer?

Es básico e indispensable enseñarle al nuevo integrante de la familia cuál es la diferencia entre el día y la noche; que el día está hecho para la actividad y la noche para el descanso.

Elitania Teresa Ruvalcaba Blancas

La llegada de un nuevo integrante a la familia es un suceso importante, feliz, muy esperado y —obvio— es algo que cambiará tu rutina en casa de manera drástica. Hay quien dice que tienes que adaptarte al nuevo integrante pues sus necesidades son prioritarias (en esto no hay discusión), cuando en realidad es al revés: el que llega se tiene que adaptar a tu ritmo, hábitos y costumbres estipulados. Si no lo haces de esta manera, prepárate a pasar muchas horas sin dormir, muchas horas sin descansar y a una muy larga temporada sin tiempo para ti.

Rutinas y horarios

Previa a la llegada del bebé tenías establecida una rutina, que tal vez de manera inconsciente se fue organizando en tiempos y espacios específicos dentro y fuera de tu hogar: las horas de limpieza de la casa, de la preparación e ingesta de los alimentos, de descanso y entretenimiento en familia, la hora de levantarse e irse a dormir; salir a hacer las compras, efectuar los pagos, cumplir con las reuniones y compromisos, y cubrir cada actividad en ciertos horarios. Ahora que en tu agenda diaria se incluyen todas esas nuevas actividades prioritarias de la crianza, la reestructuración debe ser paulatina pero muy bien pensada.

El sueño del bebé y el ruido de la casa

Algo básico e indispensable, será enseñarle al nuevo integrante de la familia, cuál es la diferencia entre el día y la noche; que el día está hecho para la actividad y la noche para el descanso. Para esto te sugiero que durante el día lo acostumbres al ruido normal de la casa y de la calle. No tienes por qué hablar bajo o evitar el ruido de la televisión y del radio, siempre y cuando estén a un volumen moderado; del teléfono, de la licuadora y la lavadora (con el tiempo, incluso cuando él esté dormido tolerará todos estos ruidos incidentales de tu hogar) y que en los momentos en que esté despierto, mientras lo alimentas, lo ejercitas y cambias el pañal, perciba la luz del día. También es importante que conforme él vaya creciendo, comparta de manera segura el lugar donde te encuentres haciendo las cosas: él en su carriola y tú en tus quehaceres.

El bebé y la higiene del sueño

Para el sueño nocturno su lugar será la habitación destinada para el descanso, donde el ambiente dará la pauta para saber que es de noche: la luz artificial o de una lámpara tenue, el volumen a nivel más bajo y sobre todo, que después de todo un día de actividad tu estarás más relajada tratando de descansar; en los horarios en que te toca amamantarlo procura que la luz que alumbre sea tenue y con el menor ruido posible, para que no despierte por completo y logre conciliar el sueño después de comer, poco a poco con el paso de los meses los intervalos entre comida y comida serán más largos hasta que logre dormir la noche completa.

Puede ser muy sencillo acoplarse a este consejo si lo haces de manera natural y sobre todo enseñándole que también tiene y tendrá horarios siempre y para todo, no forzando situaciones, más bien dándole el tiempo necesario para ajustar tus horarios y actividades con los del bebé. Si lo logras, podrás evitar el que el niño duerma de día y que él esté despierto la mayor parte de la noche. Relacionados con este tema, te invito a que leas los siguientes artículos:

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