La importancia de las rutinas para los niños

La disciplina es el mejor ejemplo del amor por nuestros hijos y las rutinas son el camino seguro al éxito en diversas etapas de la vida.

Emma E. Sánchez

Cuando los padres de familia se acercan conmigo para hablar de los problemas de indisciplina que presentan sus hijos adolescentes, invariablemente pienso que la gran mayoría de éstos podrían haberse evitado de haber disciplinado e impuesto rutinas a sus hijos cuando eran pequeños.

¿Para qué sirven las rutinas en la formación de nuestros hijos?

Entendemos por rutinas aquellos comportamientos que se hacen de manera determinada y repetitiva, que no conllevan una reflexión profunda o cuestionamiento por parte de quien las realiza y lo que producen es el desarrollo y consolidación de hábitos. En el caso de los niños, nuestra intención es formar en ellos buenas costumbres que les lleven a ser personas ordenadas y disciplinadas en su vida.

Cuando a un niño se le habitúa a recoger su ropa sucia desde pequeño y se establece una rutina congruente y constante para el lavado y guardado de la misma, lo más probable es que al paso de los años, tengamos a un adolescente y un adulto que cuide y valore sus pertenencias, que sepa procurarse a sí mismo y con quien nadie tendrá problemas a causa del desorden.

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¿Cómo puedo implementar una rutina en casa?

La implementación de las rutinas comienza, como todas las cosas buenas, con nosotros mismos. Mucho se ha dicho que haciendo la misma tarea durante 21 días sin excepción, las acciones que realizamos se convierten en hábitos que pasan a formar parte de nuestra vida cotidiana. Ciertamente así sucede, puedes experimentarlo y verás que las dos claves del éxito son la congruencia y la constancia.

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En este sentido, es fácil entender que las rutinas deben comenzar a establecerse tan pronto como el bebé llega a casa después de haber nacido en el hospital. Nuestro pequeño poco a poco irá reconociendo el espacio, escuchando y habituándose a los ruidos normales de casa, a los horarios de los padres, etc. Aunado a esto, debes ir estableciendo rutinas como el baño diario, procurando que siempre sea a la misma hora, así como los horarios para alimentarlo, para interactuar con papá, con mamá, para ejercitarse y para dormir. Una vez establecidas estas rutinas, el problema comienza cuando los padres las cambian a complacencia de los hijos, que si bien esto es comprensible cuando son bebés, debes evitarlo al cumplir un año de edad y sobre todo cuando son adolescentes.

Empieza esta semana y nota la diferencia: la rutina antes de dormir

Si vas a comenzar a establecer rutinas con tus hijos, comienza con cosas sencillas: lavarse las manos antes de comer y los dientes al finalizar, recoger su ropa y juguetes en un contenedor y así sucesivamente ir agregando la cantidad de tareas y su complejidad, todo depende de la edad y madurez de tu hijo. Recuerda que el éxito se cultiva con base en la congruencia de la rutina, es decir, que esta debe ser lógica, coherente, práctica, fácil y que tenga una razón clara de ser. La clave está en tu consistencia en seguirla, por ejemplo: Mamá no sirve la comida hasta que revisó manitas limpias.

Una vez que tus pequeños han entrado a la escuela, las actividades en casa cambian mucho, por lo que es necesario fomentar otro tipo de actividades que se vayan traduciendo en hábitos.

¿Qué rutinas debe tener un niño en edad escolar?

  • Rutinas con respecto a su aseo y cuidados personales.

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  • Rutinas afectivas, como besos antes de irse a dormir, despedirse de papá y mamá antes de ir a la escuela, pedir disculpas y abrazar a nuestros hermanos cuando les ofendimos o los lastimamos. Orar antes de comer o dormir y todas aquella cosas que fortalezcan los lazos de amor.

  • Rutinas de estudio y descanso, es decir, fijar tiempos específicos para realizar las diversas actividades del día. Procura establecer horarios para sentarse a hacer los deberes escolares, para leer y compartir, para ver la televisión y usar los equipos electrónicos y sobre todo para irse a dormir. Trabaja por mantener estas rutinas todo el tiempo, aunque pueda haber excepciones por causas de fuerza mayor. Si este es el caso, esfuérzate para que a la brevedad se regrese a la rutina.

¿Qué hacer con los hijos adolescentes?

Si ya has logrado cultivar los anteriores hábitos con tus pequeños, será más sencillo seguir por el mismo camino llegada la adolescencia. Las rutinas se transforman conforme los hijos crecen, hay más libertades ganadas con base en la confianza y el cumplimiento de los horarios, reglas y rutinas familiares establecidas. En esta edad la disciplina da sus frutos y muchos de aquellos pequeñitos son ahora sencillos jóvenes y señoritas que terminan sus estudios sin mayores problemas y que practican algún deporte o actividad artística. Aun cuando tengas estas dulces pruebas de que lo estás haciendo bien, no cedas en el cumplimiento de las rutinas y las reglas, fomenta un diálogo constante con tus hijos y verás que si continúas así, los frutos que vienen serán deliciosos, te lo garantizo.

La disciplina es el resultado de la constancia, del esfuerzo y la congruencia entre lo que decimos y hacemos, fortalece el espíritu y forja el carácter. Si tu hijo es disciplinado, será capaz de conseguir todo aquello que se proponga. La disciplina no son golpes u obediencia ciega, la disciplina tiene más que ver con el amor, el respeto y el autocontrol que desarrollamos por y para nosotros.

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Emma E. Sánchez

Pedagoga y Terapista familiar y de pareja. Casada y madre de tres hijas adultas. Enamorada de la Educación y la Literatura. Escribir sobre los temas familiares para ayudar a otros es mi mejor experiencia de vida.